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Enigmas: LA DEMANDA DEL SANTO GRIAL
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: ☼TäRA☼  (Mensaje original) Enviado: 21/06/2010 18:20
LA DEMANDA DEL SANTO GRIAL en Vicente Risco (1)
Vicente Risco - 09/01/2003

Este gran escritor gallego (Orense 1884-1963) es el autor de este ensayo que ofreceremos, en capítulos, en "Soria y Más" sobre el Santo Grial.




Con qué alegría, con qué ilusionada esperanza, en medío de guerras y de tormentas, de divisiones y de ensueños, de rudezas y de barbaries, emprende la Cristiandad la creación de un nuevo mundo, tan ilustre y hermoso, aun en lo temporal y meramente humano, como los mundos antiguos de los paganos. Sólo puede adivinarlo quien, dotado de auténtico espíritu, se entregue a la lectura de los Libros de Caballerías.

La Cristiandad se engendra en medío de convulsiones y catástrofes, y la Caballería es el espíritu introducido en la violencía y en la guerra para transfigurarlas e incorporarlas a la claridad riente que nos muestra el arte de los grandes siglos místicos.

La Cristiandad levanta animosamente la Copa del Santo Graal para que sobre ella descienda la paloma milagrosa. Esta es la esencia del símbolo.

Los que han oído y visto el "Parsifal", o tan siquiera han oído el 'ranconto' de "Lohengrin", saben que el Santo Graal es la copa en que José de Arimatea recogió la Preciosa Sangre que manaba de las llagas de Nuestro Señor Jesucristo cuando, en unión de Nicodemo, lo bajó de la cruz.

El Santo Graal era, por ello, milagroso manantial de vida. Se dice en las historias que de él tratan que sólo con mirar el Santo Graal recibían los hombres tuerza y vigor extraordinarios, quedando sus cuerpos sanos de todas las dolencias, recobrando la juventud y sintiéndose colmados de felicidad y de alegría. Es la misma idea que nos da a conocer el famoso cuadro que, con el titulo de 'Fons vitae', se guardaba en la iglesia de la Misericordia, de Oporto: la sangre redentora y regeneradora de Jesucristo, derramándose para bien de los hombres.

En otros cuadros antiguos, como el de la 'Crucifixión', del Greco, en el Museo del Prado, y en muchos cruceros de piedra de los que se encuentran por Galicia, aparece un ángel recogiendo en un cáliz la sangre que manaba del costado de Nuestro Señor por la herida que le abrió en él la lanza de Longinos. Se ve que la idea del Santo Graal es antigua y común en la Cristiandad.

Pero su historia no es tan conocida como debiera serIo. La época maravillosa de heroismo y milagro en que fue escrita, el siglo de San Bernardo, se ingenió para ponerla en términos de Caballeria Andante.

La demanda del Santo Graal era empresa de Caballería. Su conquista estaba destinada al mejor caballero del mundo. El mejor caballero del mundo era Lanzarote del Lago, el hijo efectivo o adoptivo del hada Viviana, la Dama del Lago, que encantó a Merlín; pero Lanzarote no pudo llevar a cabo aquella extraordínaria aventura, por haber cometido pecado de lujuria, pues tuvo amores culpables con la hermosa reina Ginebra, esposa del rey Artús... Por este motivo, con Lanzarote terminó para siempre la Caballería Terrestre.

Porque ha de saberse que hay dos clases de Caballería Andante, a saber: la Caballería Terrestre, que realiza sus hazañas tan sólo por los valores humanos del honor y de la gloria, que son mucho, sin duda, pero no son todo, y principalmente son cosa de este mundo perecedero.

Y la Caballería Celeste, que se mueve tan sólo para defender y ensanchar el Reino de Cristo. La Caballería Celeste no sólo requiere brazo poderoso y ánimo esfor­zado, sino un corazón puro y limpio, esa inocencia virginal que es la más preciada flor del ideal cristiano. La conquista del Santo Graal es empresa de Caballería Celeste, y sólo puede ser conseguida por caballero libre de pecado que no haya conocido mujer ni deseado conocerla, un ser en quien la naturaleza humana se acerque todo lo posible a la naturaleza angélica.

Mas los escritores que nos dejaron memoria de estas cosas, a pesar de saber mucho más que nosotros de aquello que al hombre le interesa realmente saber, no lo sabían todo. Así, para descubrir la historia del Santo Graal desde los tiempos más remotos, hay que llegar a tiempos muy recientes, cuando ya la Cristiandad, a ejemplo de su Capitán y Cabeza, sufría su dolorosa pasión.


LA DEMANDA DEL SANTO GRAAL de Risco (2) - Merlín
Vicente Risco - 15/01/2003

Siete profetas dice Risco que tiene el Graal. El primero de ellos: Merlín. Y sobre él habla en este apartado. Merlín... Merlín... Merlín...




LOS SIETE DOCTORES DEL SANTO GRAAL



Hay siete Doctores del Santo Graal, y ni siquiera todos
ellos son cristianos.

El primero fue el sabio Merlin, que refirió la historia
de palabra, ante el rey Artús, en su corte.

El segundo fue el moro Flegetanis, que puso la historia por escrito, en Toledo.

El tercero fue el armenio Kyot, que habiendo encontrado en Toledo el manuscrito del moro Flegetanis lo vertió en lengua de oc.

El cuarto fue Chretien de Troyes, que puso en francés una de las versiones del armenio Kyot.

El quinto fue Wolfram Eschenbach, que convirtió otra de las versiones de Kyot en un maravilloso poema en lengua alemana.

El sexto fue Ana Catalina Emmerich, que añadió a la historia todo lo que no supieron los anteriores.

El séptimo fue Ricardo Wagner.



MERLÍN




Merlín es uno de los grandes mitos cristianos. Merlin conoce las cosas ocultas. Posee la sabiduría angélica, que ha heredado de su padre, el cual era un diablo, pues Merlinfue engendrado por un íncubo, para Perdición de la Cristiandad.

El de Merlín es uno de los más inexcrutables misterios. Pues resulta que fue el primer esbozo del Anticristo, el primer intento de lanzar al mundo el Hijo de Perdición. Estaba destinado a destruir la Cristiandad, pero Satanás salió burlado de la empresa, porque Merlín recibió el bautismo gracias a un piadoso y sabio varón llamado Blaysen, que lo educó en la verdadera fe, y así, en lugar de ser el perseguidor que Satanás deseaba, fue firme sostén de la Cristiandad, ayudando con sus consejos y con sus poderes preternaturales a la Monarquia Cristiana, cuyo prototipo eterno nos ofrece el rey Artús.

Merlín conocía el pasado, el presente y el porvenir. Por lo tanto, pudo referir punto por punto a su Señor y discípulo toda la historia del Santo Graal que no estaba reservada para las revelaciones de la Madre Emmerich. Sabía cuánto importaba para la República Cristiana, cuya cabeza era entonces Artús, la Demanda del Santo Graal, y podía determinar las condiciones que se necesitaban para tan grande empresa. Podía predecir lo que en su emprendimiento había de pasar, porque tenía el don de profecía, como se demuestra por su famoso Baladro.
En él, el bautismo destruyó el Anticristo e invirtió sus caminos, lo volvió de enemigo a amigo. Pero todavía hay algo más enigmático... Ya lo tue el haberse trocado de semi diablo en semiángel, porque diariamente estamos viendo cómo criaturas bautizadas, a quienes no engendró ningún íncubo, se hacen servidoras del Anticristo, y Merlín, que fue engendrado de aquel modo, fue preservado de tal desgracia. Por eso es más raro lo que aconteció después.


Aconteció después que Merlín previó el desgraciado final de su carrera, tan llena de méritos extraordinarios. Previó su amor y su encantamiento, y se los anunció al piadoso Blaysen, su maestro, el que por medio del bautismo lo salvó de las garras de su padre, el diablo.
Le explícó cómo de ningún modo podía resistir al sino que lo empujaba, como no podía librarse de la atracción de la tumba abierta en la selva de Broceliande: "No puedo, es superior a mí, tengo que obedecer..." Ni su ciencia, ni sus poderes preternaturales, podían apartar a Merlín de ser "l'Enchanteur purrisant.." Sabía que Viviana iba a engañarlo, que iba a arrancarle su secreto, a en­cantarlo en una tumba donde quedaría vivo para siempre, y no podía evitarlo,tenía que ceder al sino implacable. Tampoco Blaysen, que lo salvara de ser el Anticristo, podía salvarlo de ser el Encantador encantado.

¿Cómo puede entenderse este hado terrible?



Verdad es que Merlín había cometido un gran pecado: había ayudado al rey Uter Pendragón a seducir a Ingerna, esposa de Gorloes, duque de Comuall. Por medio de la magia Merlín consiguió comunicar a Uter Pendragon la apariencia de Gorloes, e hizo que Ingerna lo recibiese creyendo que era su esposo. Merlín fue así, y por reprobada industria, mediador de un adulterio, aunque de un adulterio muy especial, en que la adúltera no cometió pecado ni perdió el honor, un adulterío con el menor daño posible, y aun de él se siguió un gran bíen, pues de aquel modo fue engendrado Artús, espejo y modelo de todo rey cristíano y caballero. Para ser tal lo educó Merlín en el bosque donde se educaban los Bardos, habiéndole raptado para ello desde niño, y lo hizo luego Rey, a la muerte de su padre, y lo sirvió en calidad de Bardo real.


Es que Merlín, con todo su saber, con todo su dominío de los acontecimientos y de las fuerzas naturales y de las fuerzas históricas, obra en la vida como instrumento secreto, pero consciente, de sinos desconocidos y de poderes misteriosos; es el ejecutor de decretos que vienen de no se sabe dónde, que él no revela, pero cuyos camínos ocultos conoce muy bien, y a los que obedece, sabiendo que cumple fines superiores a la comprensión de los hombres... Si nos damos cuenta de quién es el Rey Artús y de lo que significa la Monarquía Cristiana, entonces veremos en Merlín la figura de los caminos ocultos de la Providencia.

Merlín es el espíritu lúcido y despierto que comprende cómo se realizan las cosas en este bajo mundo, y sabe que hay poderes a los que no se debe resistir. La cosa es clara: tiene algo de ángel -redimido, gracias a ser también hombre, del pecado de los ángeles por el bautismo- y como ángel ejecuta los mandatos que vienen del Cielo; pero como además es hombre, aplica alguna vez a la ejecución medios reprobados..., cumple su deber de un modo que ha de pagar después.

Conoce el porqué de las cosas, y por lo tanto, cuando es preciso, abre las esclusas del acontecer y mira cómo se precipitan las aguas de la historia. Domina la naturaleza, por eso se le atribuyen obras como la de Orfeo: con su harpa hizo venir de Irlanda los tres círculos de enormes piedras sagradas que llamaban la Danza de los Gigan­tes... Pero cuando la corriente venía del Espíritu, la de­jaba pasar o le allanaba el camino.

Merlín marcha a la selva de Broceliande, la selva de las fantasmagorías y de los prodigios, donde le espera Viviana, la Dama del Lago, extraña encarnación, todavía indescifrada, de la seductora eterna, y se entrega, apasionado, a su voluntad; le revela, por su amor, la pala­bra mágica, y se adormece en sus rodillas, mientras para tenerlo para siempre consigo los labios de Viviana murmuran la fórmula fatal.

Luego Viviana lo deposita en la tumba, y Merlín, cuando oye caer la pesada losa, lanza el Baladro, la queja profética, el adiós a la vida y a la muerte.

Todavía allí está vivo. Esto puede enseñarnos lo que es el estado de encantamiento.


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De: ☼TäRA☼ Enviado: 21/06/2010 18:21
LA DEMANDA DEL SANTO GRAAL de Risco (4) - Kyot y Chretien de Troyes-
Vicente Risco - 17/01/2003

Tercer y cuarto profeta del Graal según Vicente Risco. El Camino de Santiago anda por medio, nos dice Risco, en relación a Kiot. Y al otro le achaca haber situado el castillo del Graal en Corbenic.




KYOT



Kyot, que otros llaman Guyot, o Giut, es, para unos, armenio; para otros, provenzal. Probablemente, provenzal, por la lengua; armenio, por la raza.

Conviene recordar la temprana presencia de los armenios en Compostela, donde fundaron el Hospital de Jerusalén y donde vendían plantas aromáticas y medicinales y productos de Oriente en la plaza del Paraiso, ante el pórtico que hoy se llama de la Azabachería; y que tan viva era en Armenia la devoción al Santo Apóstol que su último rey, León V de Lusiñán, hallándose prisio­nero de Soldán de Babilonia, hizo voto de peregrinación al sepulcro de Santiago, el cual voto cumplió devotamente en el año 1383.

Conviene recordar también las numerosas ramificaciones del Camino de Santiago en los paises de lengua de oc, y muy especialmente la circunstancia de que el armenio Kiot tradujo la historia del moro Flegetanis, por encargo de otro ilustre peregrino de Santiago, Felipe de Alsacia, Conde de Flandes.

Por lo cual, tanto podemos sospechar a Kiot en comunicación con el Oriente como con la España árabe.

Y aquí apuntaremos otra peregrina hipótesis, que sitúa al Santo Graal allende el Pirineo, en el Mont Ségur y lo hace patrimonio de la secta de los Cátharos, como más circunstancialmente veremos en la "Disputa".




CHRETIEN DE TROYES



Chretien de Troyes era un francés, y ser francés, entonces y ahora, es un éxito. Sólo los franceses han desarrollado el arte mágico de la propaganda. Los demás lo practicaron mecánicamente; los franceses aplican a ella todo su "esprit de jinesse".

Al menos, Chretien de Troyes era un francés de cuando Francia era Hija Primogénita de la Iglesia, de modo que, al llamarse "Chretien", podemos creérselo.

Parece que la tradición auténtica coloca al Montsalvat donde se levantaban el Castillo y Templo del Santo Graal, en los confines de la España musulmana, pero Chretien de Troyes lo lleva muy lejos de España, al Castillo de Corbenic, en la "Terre Foraine".

En general, los libros de Caballerias se desenvuelven -y acaso deban desenvolverse- en una geografia de ensueño. Para llegar a Corbenic hay que cruzar cuatro ríos milagrosos: uno, devuelve la memoria perdida; otro, devuelve la juventud; en el tercero, flota el hierro; en el último, cantan músicas invisibles. Corbenic es el Castillo del Rey Pescador, descendiente de José de Arimatea, cuyas armas llevan color sobre color: pez de gules en campo de sable, y cuyo reino se halla en la parte de Escocia.

Se acusa a Chretien de Troyes de haber convertido la tradición céltica en poema anglo-normando. La razón de esto se verá después. Pero de las equivocaciones de Chretien de Troyes proviene la pretensión de los Reyes de Inglaterra de ser los sucesores y descendientes de José de Arimatea y de haber poseído, por ello, en otro tiempo, la virtud de curar por la imposición de manos a los enfermos de gota coral y de lamparones, virtud que en realidad poseyeron los de Francia y que les venía de San Luís, ejercitándola con las palabras: "El Rey te toca para que Dios te cure."

Chretien de Troyes necesita ser desentrañado con más detenimiento.

LA DEMANDA DEL SANTO GRAAL de Risco (3) - Flegetanis-
Vicente Risco - 16/01/2003

El segundo doctor del Graal es el moro toledano y astrólogo Flegetanis, dice Risco, quien habla de Toledo, sus Cuevas, su Magia , y nos dice que el Graal es celta y no de origen persa.



El moro Flegetanis era toledano y astrólogo. Poco más sabemos de él, y desde luego no sabemos que se haya pretendido identificarlo. Lo tendrán, sin duda, por un personaje de fábula, pues los sabios suelen tener una idea muy exagerada del poder creador de la humana fantasía; si no fuera así, habría historia, pero no habria ciencia histórica. Hay infinidad de personaj es de los que no sabemos qué delito cometieron para no haber existido, y sin embargo se decreta su no existencia.




Y con todo, nada más posible que un moro Flegetanis en Toledo.


Toledo era en la Edad Media -condenada también a ser "media" por el delito de ser cristiana- la más preciada escuela de las vedadas ciencias, la Universidad secreta de la Magia, de la Astrología y de la Alquimia, del Arte Notoria y de la Kábala, de la Nigromancia y de la Goecia, de la Pneumatología oculta, de la Apotelesmática. Es aún hoy, y fue y será siempre, la ciudad de la Fe y de la Kábala, donde se palpan las huellas de tradiiones antiquísimas, de saberes perdidos, de habilidades y refinamientos inalcanzables, de voluptuosidades secretas e inconcebibles, de todas las artes, de todos los prestigios y las agorerías.


En tiempo de los Reyes Godos existia allí una Cámara subterránea y prohibida, adonde bajó el Rey Rodrigo a profanarla; allí



"un cofre de gran riqueza
hallaron dentro un pilar,
dentro de él nueve banderas
con figuras de espantar:
alárabes de a caballo,
sin poderse menear,
las espadas y los cuellos,
ballestas de buen echar...".




Este subterráneo, cuyo origen se remonta más allá de la prehistoria, comunicado con los Palacios de Galiana y con la Casa del Greco, acaso no sea precisamente la famosa Cueva de Hércules tal como hoy es conocida, acaso su entrada más segura sea por los abovedados sótanos del Palacio de Villena, que ocultaron los tesoros de Samuel Leví, las alquimias de Don Enrique de Aragón y quién sabe qué experiencias de Domenico Theotocopuli. Sin duda, guardan todavía secretos maravillosos.


En Toledo convivieron tres razas, tres culturas, tres religiones, y en estos cruces de corrientes históricas es donde pueden revelarse los misterios. Allí los hombres del Corán y del Talmud dejaron a la Cristiandad posos de arte y de magia, de voluptuosidad y de agorería.


No es de ningún modo extraño que un moro escribiese en Toledo la más cristiana de las historias.
Sobre ella inventaron los sabios una hipótesis inquietante, porque, de cuando en cuando, hay que agitar la conciencia de las gentes con ruidosas novedades, si no el público se cansaría de oír y leer siempre las mismas cosas. Para que la gente no se aburra de los sabios, es necesario que la ciencia se cree también su actualidad; es siempre buena una cierta dosis de sensacionalismo.


Es preciso decir alguna vez, por ejemplo, que la Gesta del Santo Graal ha venido de Persia... De otro modo, los mismos celtas se aburrirían de pasar por sus mismos autores. En realidad, muchos de ellos han olvidado esa creación del genio de su raza: a ver si haciéndola pasar por exótica le restituyen la atención debida. Todo tiene su utilidad en este mundo.


Dicen, pues, que la historia del Santo Graal está tomada de tres narraciones persas, a saber: el "Gahmurethnameh", el "Parsiwalnmeh" y el "Gawannameh", las cuales no proceden de Toledo, en España, sino del Dolet, en Ispahan, son posteriores al año 1090, pero se remontan a compilaciones de leyendas del siglo VI, y su autor no es conocido por su nombre, pues Flegetanis no es nombre propio, sino que significa simplemente "astrónomo". Pero la discusión de esta hipótesis pertenece a la "Disputa del Santo Graal", de la que se tratará más tarde.


Nos atenemos al moro Flegetanis, astrólogo toledano, de quien Wolfram van Eschenbach, que conocía estos asuntos mejor que los sabios modernos, dice que leyó la historia del Santo Graal en las estrellas. Lo cual es muy posible para quien admita las teorías astrológicas y para los que crean que para que los acontecimientos ocurran en la tierra han de estar escritos en el Cielo. También pudiera suceder que los acontecimientos de la tierra dejasen su huella en el firmamento. Todas éstas son explicaciones, sin duda algo aventuradas, de la ley de las correspondencias, y han de entenderse en sentido simbólico.

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: ☼TäRA☼ Enviado: 21/06/2010 18:22
LA DEMANDA DEL SANTO GRAAL de Risco (5) -Eschembach, Emmerich, Wagner-
Vicente Risco - 21/01/2003

Los tres últimos "doctores" del Graal en la cosmovisión de ese fascinante escritor y ensayista gallego que fue Vicente Risco.




WOLFFRAM VON ESCHENBACH



Wolfram von Eschenbach era más profundo y, sobre todo, más poeta. No pertenecía a la cultura latinizante de las Escuelas, sino a la cultura caballeresca de los Castillos. Descolló entre los Minnesaemger, pero no se glorióde sus poemas, sino de su espada. No sabía leer ni escriir, pero sabía lo que no se aprende en los libros. Era un pobre Caballero sin tierras, sin más saber que su ingenio y sus armas, y sólo al final de su vida llegó a tener un minúsculo feudo.


En el torneo de la Wartburg defendió el amor puro y espiritual contra Tanhäiuser, que cantó apasionadamente el amor de la carne. Tanhäuser había estado ya en el Venusberg y hacia allí lo inclinaba su corazón. La corte del Landgrave Hermann de Turingia, el séquito del duque Leopoldo de Austria, lo escucharon escandalizados. Tanhauser era ya el profeta del Humanismo, era ya un adepto de los dioses antiguos. Tanhauser volvería al Venusberg, y lo que es peor, abriría sus puertas a los cristianos: un perfume delicioso y envenenado comenzaría a difun­dirse desde la montaña mágica y a saturar toda la Cristiandad. Era el peligro de confundir a "Frau Minne" con "dea Venus".



Vencido -porque todavía no era su tiempo- Tanhäuser llamó de Hungría al mago Klingsor, para que viniese en su ayuda. Y aquí tenemos al Humanismo buscando el auxilio de la magia, como en efecto sucedió en el Renacimiento, y de aquí el mito de Fausto y de Helena; y el hecho sorprendente de que Wolfram von Eschenbach resolvió todos los enigmas que Klingsor quiso proponerle, y Klingsor no fué capaz de responder a las preguntas de Wolfram: el espíritu de la Caballería Celeste, ingenua e inocente, vence a la Magia, refinada y sabia, dueña de todas las tradiciones secretas de la Antigüedad; el alma que nace y el alma que muere... ¿Cómo es que después las cosas sucedieron como sucedieron después?


En efecto Wolfram von Eschenbach era un intuitivo y un místico. Era devoto y creyente, sincero y humilde. Por eso supo cosas que no supo Chretien de Troyes; entre ellas, supo dónde estaba el Montsalvat. Los literatos encuentran en él el más puro idealismo germánico, una profunda penetración psicológica y la elevación metafísica de los grandes pensadores de su raza. Autores más o menos ocultistas, como W. J. Stein, discípulo, al parecer, del teósofo Rudolf Steiner, deslumbrados, como sin duda quedó Klingsor en la Wartburg, aseguran que Wolfram von Eschenbach comprendió, con mirada verdaderamente profética, la corriente histórica del desenvolvimiento de la humanidad, en lo cual no hay más remedio que darles la razón.



ANNA CATALINA EMMERICH



Ana Catalina Emmerich, nacida en 1774, en una aldea alemana de la diócesis de Munster, de un matrimonio de pobrísimos labriegos, fue monja en el convento de Agustinas de Agnetenberg de Dulmen, y exclaustrada por la Revolución, vivió santamente, asistida y admirada por el canónigo Overberg, el obispo Sailer, la princesa de Salm, el conde de Stelberg y otros personajes, hasta el año 1824. Tenía frecuentísimas visiones, que relataba a sus ínyimos y que el poeta Clemente Brentano iba recogiendo por escrito. Entre estas visiones se encuentra lo que podemos llamar la prehistoria del Santo Graal, o sea su historia anterior a la Ultima Cena.


La madre Emmerich, teniendo estas visiones por revelación divina, no les atribuía, así y todo, un valor realmente histórico, sino más bien las consideraba como signos o símbolos, por medio de los cuales quería Dios instruirla en determinadas verdades espirituales. Sin embargo, de ningún modo se pueden incluir sus relatos entre los mitos. No son mitología, pero ayudan a esclarecer el sentido de la mitología.


Acerca de las visiones de la madre Emmerich escribió León Bloy lo siguiente, que ya hemos invocado en otra ocasión:


"Las imágenes que creemos olvidadas quedan en lo profundo de los almacenes del espíritu como clichés fotográficos conservados en reserva para el día en que serápreciso que todo aparezca. Y yo creo que esta reserva misteriosa se transmite, con todo lo demás, por vía de herencia natural; Ana Catalina Emmerich, por ejemplo, ha debido tener lejanísimos antepasados que fueron testigos oculares y auriculares de las escenas que narra. Ella se acuerda."


Es preciso siempre tener en cuenta lo que dice León Bloy, porque, a pesar de tropezones y despistes, se trata de un prodigioso intuitivo y de un creyente audacísimo, con notables aciertos y una potencia, una energía hercúlea, para sostenerlos; pudiera llamársele "el católico temerario".


De todos modos, pondremos aquí las revelaciones de la madre Emmerich del mismo modo que los escritores profanos de los otros seis Doctores del Santo Graal, mas no como mitología, sino como hagiografía, tal como aduciríamos las narraciones de la Leyenda Dorada, tradición piadosa, muchas veces posiblemente histórica; en todo caso, significativa para el propóSito de una interpretación de la Cristiandad.



RICHARD WAGNER



Ricardo Wagner es el último de los Siete Doctores. De Ricardo Wagner todos saben más y ninguno lo suficiente. Se ha dicho: "Ricardo Wagner quiso mostrar a la humanidad, salvada de su flaqueza por el misterio eucarístico, la sangre turbia de los hombres, renovada por la sangre eternamente vertida de Cristo." Liszt dice del 'Parsital': "Es la obra milagrosa de este siglo. Los Autos Sacramentales de Calderón le sirven de antecedentes."


Sin embargo, otros dicen que antes de elegir a Parsifal había elegido al Buddha para su obra cumbre. Por esto y por la historia de las ideas de Wagner hay que convenir en que el 'Parsital' le fue inspirado, que no fue obra debida por completo a su iniciativa consciente. No parece que pueda haber inconveniente grave en sospechar, incluso, una inspiración divina o angélica. Los caminos de Dios son, a veces, inexplicables para nuestro débil entendimiento... Es posible que Wagner, como hombre, no mereciese semejante gracia; pero ¿qué artista existiría en su tiempo, en nuestro tiempo, capaz de revelar, por lo menos, la estética del misterio cristiano, con un valor eterno y, sobre todo, en la forma que nuestro tiempo pudiera comprender, aunque de hecho no lo haya comprendida? Así tendremos que acudir a aquello de que el Espíritu sopla donde quiere para comunicar sus mensajes, según nos instruye la Escritura con el ejemplo del profeta Balaam... Dios, que dotó a Ricardo Wagner de tan extraordinario genio, bien pudo querer utilizarlo alguna vez en favor de la gran verdad.


De hecho, Wagner procedió muchas veces sín darse cuenta inmediata del sentido de su obra, es decir, según verdadera inspiración, como si alguien "se lo soplase". No de otra manera puede explicarse que sólo al cabo de los años pudiese llegar a dar razón cabal de lo que significaban realmente obras como el 'Anillo del Nibelungo' y de cuál era la intención secreta que, al parecer sin conocimiento de él mismo, guiaba sus producciones. Otros obran así y lo callan; Wagner, fuese como fuese, pensase como pensase, era tan honrado, tan sincero, tan franco y fiel a la verdad que lo confesaba paladinamente, sin desdoro.


En una de sus cartas a Reackel dice: "Raramente un hombre ha constatado tan fuertes divergencias entre sus intuiciones y sus ideas racionales; raramente un hombre se ha vuelto tan extraño a sí mismo, en el mismo grado que yo, que estoy obligado a confesar que sólo hoy comprendo verdaderamente mis propias obras, que sólo hoy puedo concebirlas distintamente, por medio de mi razón, y esto gracias a la asistencia de
otro, que me ha revelado los conceptos racionales con­cordantes exactamente con mis intuiciones."


Es como si hubiese apercibido en si la doble personalidad que probablemente existe siempre en el genio, a saber, el genio y el hombre, algo como lo que indica Maeterlink cuando dice que el alma nos hace señas desde su alta torre invisible, o como si el alma cumpliese, con el hombre inspirado, el papel que Eugenio d'Ors atribuye al ángel. Habrá que creer que el genio posee una superconsciencia; pero parece indudable que, cuando compuso el 'Parsital', Wagner se hallaba mucho más en posesión de su alma superconsciente.


Quien lo vió inmediatamente fue Nietzsche.


Era el único que podía verlo, porque era el único que,
en aquel tiempo y en los que siguieron, alcanzó la altura espiritual de Wagner.


A pesar de su triste ceguera religiosa, el formidable vidente comprendió bien lo que era el Parsital. Comprendió que con aquello perdía a Wagner para siempre, como dos amigos íntimos y únicos que supieran que, al separarles la muerte, uno ha de salvarse y otro ha de condenarse. Porque vió que con el Parsital, su obra cumbre, "Ricardo Wagner, el más victorioso en apariencia, en realidad un decadente, caduco y desesperado, se hundió de pronto aniquilado irremediablemente delante de la Santa Cruz...". Más aún: "Eso que escuchas es Roma. La fe de Roma sin palabras."


Estas palabras, sobre todo viniendo de quien vienen, revelan, a la vez, el sentido del 'Parsital' y la fatalidad terrible de la equivocación inicial de Nietzsche... 'Una sala equivocación', pero suficiente para él y para sus lectores imprudentes.
LA DEMANDA DEL SANTO GRAAL de Risco (6) -Historia del Graal-
Vicente Risco - 26/01/2003

Partiendo de Emmerich, Von Eschembach y Wagner, el ensayista gallego realiza una "restitución de la historia del Graal", que conforma el capítulo tercero de este ensayo.



Capítulo III.



Vamos ahora a emprender una "restitución de la historia del Santo Graal" desde su origen. Procuraremos no emitir ninguna noticia que nos pueda poner en el camino de una exégesis exacta.


En la corona de Lucifer, cuando Lucifer era el más bello de los ángeles, el Ángel de la Luz, brillaba una piedra preciosa de esplendor extraordinario, de luminosidad deslumbradora.

Cuando Lucifer, ángel rebelde, fue arrojado del cielo la corona cayó de su cabeza y aquella piedra preciosa, aquella montaña de Luz, quedó en poder de los ángeles.

Aquí se presentan tres versiones distintas, que la imparcialidad nos obliga a consignar:

- Primera: la gema de la corona de Lucifer quedó en poder de los ángeles fieles.

-Segunda: la gema quedó en poder de los ángeles que fueron neutrales en la batalla entre Miguel y Lucifer.

- Tercera: quedó en poder de aquellos ángeles rebeldes que fueron indultados y que en su caída del Empíreo no fueron precipitados al Infierno, sino que quedaron flotando en la región elemental.


Naturalmente, de ser cierta la tradición, la versión acertada hubiera sido la primera; las otras dos serían inventadas para explicar la presencia del Santo Graal en la Tierra.

De aquella gema, pues, que brillaba en la corona de Lucifer antes de su pecado, fabricaron los ángeles una copa maravillosa.


El graal según la vidente Emmerich



Esta copa fue transmitida a los Patriarcas Antedilu­vianos, que la empleaban en ciertos ritos, y llegada la corrupción de los hambres, se hallaba en una ciudad de la Caldea. De allí pasó a poder de Noé.

"Ved aquí -dice la madre Emmerich- hombres hermosos que vienen de una ciudad opulenta: está edificada a la antigua; en ella se adora la que se quiere; adó­rase hasta a los peces. El viejo Noé, con un pala al hom­bro, está junto al arca; la madera de construcción está puesta a su lado... No, no son hombres; deben ser algo más elevada, según su belleza y su serenidad; traen a Noé el cáliz, que, sin duda, se ha perdido; no sé cómo se llama este sitio. Hay en el cáliz una especie de grano de trigo, pero más grueso que los nuestros; es comoa un grano de girasol, y hay también un sarmiento pequeño. Dicen a Noé que hay en ello un misterio y que debe llevarlo consigo. Mirad: pone el grano de trigo y el sarmien­to en una manzana amarilla que coloca en la capa. El cáliz está labrado con traza maravillosa..."

Noé llevó cansigo el Santo Graal en el arca.

"El cáliz estuvo en Babilonia -dice todavía sor Ana Catalina- en casa de los descendientes de Noé, que se habían mantenido fieles al verdadero Dios. Estaban sometidos a la esclavitud por Semiramis. Melchisedech los condujo a la tierra de Canaán, y llevó el cáliz. Vi que tenía una tienda, cerca de Babilonia, y que antes de conducirlo bendijo en él el pan y se lo distribuyó, sin lo cual no hubieran tenido fuerza para seguirlo. Esa gente tenía un nambre como samaneos.

"... él (Melchisedech) lo usó en el sacrificio, al ofrecer el vino en presencia de Abraham y se lo dejó a este Patriarca... Después del sacrificio de Melchisedech, el cáliz quedó en la casa de Abraham. Fué también a Egipto, y Moisés lo tuvo en su poder. Estaba hecho de un modo singular, muy compacto y no parecía trabajado como los metales; semejante al producto de un vegetal. Sólo Jesús sabía lo que era."

Se dice que lo poseyeron David y Salomón, y la monja vidente a quien seguimos asegura que estuvo mucho tiempo en el Templo de Jerusalén, "entre otros objetos preciosos y de gran antigüedad, cuya origen y uso habían olvidado...". "Nunca se había podido fundir a causa de su materia desconocida; fue hallado por los sacerdotes modernos en el tesoro del Templo, entre otros objetas que no se usaban, y luego vendid a un aficionado a antigüedades. El cáliz, comprado por Seraphia -la Verónica-, había servido ya muchas veces a Jesús para la celebración de las fiestas."

Aquí viene la sorprendente descripción del Santo Graal, en esta forma:

"El gran cáliz: estaba puesto en un azafate, y alrede­dor había seis copas. Dentro del cáliz había otro vaso pequeño y encima un plato con una tapadera redonda. En el pie del cáliz estaba embutida una cuchara, que se sacaba con facilidad. Todas estas piezas estaban envueltas en paños y puestas en una bolsa de cuero, si no me equivoco. El gran cáliz se compone de la copa y el pie, que debe haber sido añadido después, pues estas dos par­tes son de distinta materia. La copa presenta una masa morena y bruñida en forma de pera; está revestida de oro y tiene dos asas para poderlo coger. El pie es de oro puro, divinamente trabajado, con una culebra y un racimo de uvas por adorno y enriquecida con piedras preciosas."

Aquí puede decirse que termina la parte que hemos llamado "hagiográfica" de la Historia del Santa Graal. Después de la Santa Cena comienza la parte épica y la legendaria. Lo relatada hasta ahora puede ser del género de las tradiciones piadosas; lo que ahora viene pertenece a los libros de Caballería.



José de Arimatea



Dice, pues, uno de los relatos que Poncio Pilato, Bailio de Judea por el Emperador de los romanos, tenía como Condestable de su casa a un caballero llamado José de Arimatea, el cual amaba a Jesucristo con todo su cora­zón, y en cuanto supo de su muerte, presentóse ante su señor y le dijo que, puesto que con sus hombres de armas lo había servido largos años sin soldada, le diese en pago el cuerpo de Jesús. No sólo se lo concedió Pilato, sino que le regaló el Santo Graal, que un judío que lo robara en casa de Simón el Leproso le había dado.

José de Arimatea, al bajar al Señor de la cruz, recogió en aquel vaso la sangre que manaba del costado, pies y manos del Redentor.

Pero los judíos prendieron secretamente a José de Arimatea y lo encerraron en un pilar hueco que había en la casa de Caifás. Allí se le apareció Jesús y le restituyó el Santo Graal, ordenándole lo conservase siempre toda su vida y después lo conservasen aquellos a quienes él lo confiase, y le anunció su libertad.

Sucedió, en efecto, que Vespasiano, hijo de Tito, Em­perador romano, enfermó de una tan asquerosa lepra que hubieron de aislarlo de las gentes en una cámara de piedra, mas, gracias a un Caballero de Cafarnaún, supo de Jesucristo el Emperador, y se mandó traer de Jerusalén el Paño de la Verónica; al contemplarlo, Vespasiano quedó tan sano y limpio como si nunca hubiera enfer­mado. Entonces marchó indignado contra los judíos para castigar la muerte de Nuestro Señor, y en esta ocasión, por confesión de un judío, pudo libertar a José de Arimatea, el cual, después de instruir a Vespasiano en la fe y bautizar a su propia familia, púsose en camino con toda ella, llevando el Santo Graal en una arca preciosa para ello construída.

Recorrió lejanas comarcas: Sarras, ciudad de los sarracenos, donde reinaba Evalac el desconocido. De allí, caminando por encima del mar, a la Bretaña Azul y a la ciudad de Galafort, a Northumberland Y al reino de Norgaller, y de allí, a Escocia y a Irlanda y al reino de Hocelice, al que llamaron Gales.

Allí fue coronado y consagrado Gallad, hijo de Nas­ciano, hijo de Mordrain, Rey de Sarras, a quien ellos habían bautizado y era descendiente de Salomón.

En Galafort murió José de Arimatea, y después, su hijo Josephé, que era Obispo.



Los reyes pescadores



Entonces Alán, hijo de José, llamado el Rico Pescador por haber pescado un pez que, gracias a un milagro, sació el hambre de toda la tribu, se fué con el Santo Graal a la "Torre Foraine", donde reinaba un Rey leproso llamado Kalaph y donde la gente era tonta y pagana. El Rey Kalaph se bautizó con el nombre de Alphasem y Alán se casó con su hija. Para conservar el Santo Graal, Alpha­sem levantó el castillo Corbenic.

Las aventuras que en estos y otros viajes acontecieron a los descendientes de José de Arimatea son incontables. La más importante ocurrió en Lugres de Tule, donde se descubrió la gracia del Santo Graal, que con su sola presencia alimentaba a los puros de corazón, como se vióhallándose todos sentados a la mesa.

De Alán deriva el linaje y la serie de los Reyes Pes­cadores, a saber: Aminadp, Cathelois, Manaal, Lambor, Pellehan y Pelles.



De Arturo a Galaad




Aquí termina el relato de Merlín con estas palabras: "Rey: del Rey Pelles nacerá una hija que sobrepasará en hermosura a todas las demás mujeres, y ella pondrá en el mundo al que ha de conocer la verdad del Santo Graal y acabará con los tiempos aventureros. El caballero que ha de ocupar la Silla peligrosa en la Tabla del Graal tendrá sitio en otro asiento vacío en otra Tabla, que ha de ser establecida en memoria de la mesa de la Cena. y a ti corresponde levantar ésta, que será la tercera, en memoria de la Santísima Trinidad. Tendrá en ello grande honra, porque han de venir en tu vida muchas mara­villas de que ha de quedar memoria por .todos los siglos."

En efecto, el Rey Artús fundó la Orden de Caballería de la Tabla Redonda, en el Palacio de Carduel de Gales, por el tiempo de Navidad, con ciento cincuenta caballeros y hombres buenos del reino.

Entre ellos se sentó el mejor caballero de todos los tiempos, que fue Lanzarote del Lago, de quien sabemos ya, como también de que, estando dispuesta para él la aventura del Santo Graal, no pudo acometerla, por su pe­cado, por lo cual con Lanzarote terminó para siempre la Caballería Terrestre...; Dios nos devolviese, al menos, esta insuficiente Caballería, cuyo ocaso lamentaba ya. en su prisión, sir Thomas Malory.

Pero Lanzarote del Lago tuvo, con la hija de Penes, el Rey Pescador, otro amor culpable, y a consecuencia de él, según la profecía de Merlín, puso ella en el mundo a Galaad, el cual fue puro y limpio de cuerpo y espíritu, nunca cometió pecado, ni conoció mujer, ni deseó cono­cerla, y por esta razón Galaad fué el conquistador del Santo Graal, y con él comienza la Caballería Celeste.


Tal es una de las versiones de la historia, y ésta es la que, llegada a Galicia, fué recogida por el poeta Ramón Cabanillas en su poema "Na Noite estrelecida", lo cual tiene especial importancia para la Disputa del Santo Graal, a la que luego llegaremos.



Parsifal en Von Eschembach




Pero hay -sobre todo si Perillo no es Pelles- otra versión diferente: es la historia "leída en las estrellas" por Flegetanis, el astrólogo, y que, por medio de Wolfran von Eschenbach, llegó a Ricardo Wagner.


Refiere que Perilla, príncipe asiático convertido al cristianismo, en tiempos del Emperador Vespasiano, trajo el Santo Graal de Oriente a Occidente, es decir, a España, donde se estableció y movió guerra a los paganos de Zaragoza y de Galicia, para reducirlos a la fe de Jesucristo.


Titurel, su nieto, concluyó la conquista de España, venciendo a los pueblos paganos y ganando a Granada, con el auxilio de los provenzales, arlesianos y calingos.


Luego, para custodiar el Santo Graal, levantó en el Montsalvat, o Montsalvage, en el camino de Galicia, un castillo fortísimo y un templo suntuoso, a imitación del famoso templo de Salomón, y aquel castillo y templo de Montsalvat estaba rodeado de un espeso bosque llamado Salvatierra. E instituyó, para servicio del Santo Graal, la Orden de Caballería de los "Templeisen", que guardaban castidad y obediencia al Rey del Graal.


Pero aconteció después que Anfortas, hijo de Titurel, cometió pecado de lujuria. Wagner atribuye la culpa a Kundry, embrujada por el mago Klingsor, aquel hechicero húngaro a quien Tanhauser había llamado enl su auxilio en la Wartburg y que había sido burlado allí por Wolfran van Eschenbach. Klingsor pretendió ser admiti­do en la Caballería del Graal, y, rechazado por no poseer un corazón puro -aunque guardaba castidad para conservar sus poderes mágicos y aunque, para guardarla, se castró a sí mismo-tomó venganza haciéndose dueño de la Lanza de Longinos e infiriendo a Amfortas una herida incurable en el pecho.


Sólo un ser inocente podía curar la herida de Amfortas. Mientras tanto, los caballeros languidecían, privados de la gracia del Santo Graal. El predestinado era Parsifal.


Parsifal, o Perceval, aparece en la versión de Chretien de Troyes como compañero de Galaad. Era hijo de Palomades, el Pagano, Caballero de la Bestia Ladradora. Álvaro Cunqueiro sabe de esta bestia que, como Satán, nace todas las mañanas; que en su pecho ladran veinte canes; que un buen caballero puede matarla, hiriéndola de fren­te; mas es preciso que se apresure a rematar la aventura antes que resucite; que su sangre abre surcos en la selva y ablanda las espinas; y nos instruye también de que Parsifal estuvo dos veces en Corbenic antes de recobrar la "memoria cristiana"; que durante cinco años no entró en la iglesia, y, censurado por unos peregrinos por andar armado en Viernes Santo, se arrepintió, fue a confesarse con un ermitaño y llegó a Corbenic cruzando la selva, saludado desde el castillo por una doncella con un paño negro; pero, habiéndose dormido, al despertar, todo había desaparecido. La segunda vez, en noche tempestuosa, encontró echado el puente levadizo, las puertas abiertas; desierto el castillo; sólo estaba allí la doncella, que lo invi­tó a quedarse; mas Parsifal se fue a dormir a la selva, y al amanecer su espada goteaba sangre, y, vuelto al cas­tillo, encontró a la doncella devorada por los lobos.


Se dice que Parsifal, acompañado de Galaad y de Boores de Gauna, visitó el palacio del rey Pelles , y, habiendo presenciado los últimos momentos de Galaad, se hizo monje.


Pero en la versión que ahora nos ocupa Parsifal es hijo de Gamuret, señor de Anschouwe, Waleis y Norgals, y de su esposa Erzeleide.


Gamuret era segundón, y recorrió muchas tierras como caballero andante, antes de heredar la corona, por muerte de su hermano mayor. Estuvo en Tierra Santa, donde conquistó un reino; se casó con la pagana Balakane, de quien tuvo a Feirefiz, y murió de una herida recibida en batalla, como habia sucedido a dos hermanos suyos, muertos en torneo.


Se dice que, por esta causa, Erzeleide quiso educar a Parsifallejos de toda Caballería, y para ello lo crió en un bosque, en la mayor ignorancia, hecho un cazador salvaje, inocente y estúpido.

Mas un día atravesaron el bosque tres caballeros ex­traviados, y Parsifal, al verlas, quedó deslumbrado, creyéndoles seres sobrenaturales A sus preguntas respon­dieron explicándole cuál era su ejercicio. Parsifal no pen­só ya más que en imitarlos; regresando a casa, pidió a su madre caballo y armas... Uno de los relatos asegura que Erzeleide, desolada, trató de disuadirlo, presentándole el ejemplo de sus padres y de sus tíos; pero nada consiguió: Parsifal se fué a la corte del rey Artús y, armado caballero, mató, en combate singular, al terrible y jamás vencido Caballero Bermeja; libertó a la princesa Blancaflor, sitiada en su castillo por un ejército de paganos; libró de otro asedio al rey Pecheo, dueño del Graal y de la Lanza de Longinos, y heredó su reino, hasta que, cansado de rei­nar, se hizo ermitaño.



El Parsifal de Wagner



Pero el orden verdadero de los hechos es, sin duda, el que le da Wagner. Hay la historia meramente sensible, que sucede o que se refiere cama si hubiera sucedido -es decir, que se ve o que se imagina-, y hay la historia, interior y trascendente, que sucede en lo invisible, que es "la que se lee en las estrellas", y es la que "significa" y contiene el sentido de la otra. Y ésta, en el presente caso, es como sigue: Parsifal, joven inocente, ignorante, cazador salvaje, extraviado un día, penetra en la selva de Salvatierra y mata con una flecha a uno de los cisnes simbólicos del lago. Se indignan los caballeros, pero el anciano y sabio Gurnemanz sospecha si aquel joven ingenuo podrá ser el esperado salvador, y lo conduce al Montsalvat, al templo del Santo Graal, para que presencie el misterio. Par­sifal, pasmado de cuanto ve, no parece conmoverse, y Gurnemanz, decepcionado, lo arroja de allí, ignominiosamente, a empujones.

Entonces es cuando tiene lugar la tentación de Kun­dry en el jardín encantado de Klingsor -trasunto del Venusberg- y la batalla con el mago, vencido por la señal de la cruz.

Luego comienzan las aventuras caballerescas: pelea Parsifal con su hermano Feirefiz, el león de Zazamanca, el hijo de la negra Palagana, o Belakana, sin conocerse; pero al fin se reconocen y se reconcilian: el extremo Occidente céltico, hermano del Oriente etiópico-indo; las dos ramas de Jafet, la pura y la mezclada con Cham, que han llegada a desconocerse y algún día habrán de descu­brirse. Feirefiz es todavía un misterio.

Sigue después la aventura de Blancaflor, cuyo amor rechaza Parsifal. Armado caballero en la corte del rey Artús Parsifal, cubierto de negra armadura, parte en demanda del Santo Graal, sin poder encontrarlo. Una mañana de primavera halla a Gurnemanz y a Kundry, que hacen vida eremítica en lugar desierto... Es Viernes Santo, y los ermitaños reprenden a Parsifal por ir armado; se despoja él de las armas y ora ante la Lanza de Longinos; lo reconocen, y Kundry le lava los pies. y Gurnemanz lo unge por Rey del Santo Graal. Parsifal bautiza a Kundry.

Titurel ha muerto de dolor y Anfortas agoniza. Mas Parsifal toca su herida con la Lanza de Longinos, y Anfortas queda sano.

Llega la sublime escena de la consagración del Graal, y la epopeya wagneriana termina.

Pero no termina la historia: los. años pasan; la Cristiandad ha degenerado nuevamente; los ángeles y las vírgenes. arrebataron la Sagrada Copa y la condujeron al cielo, o acaso al corazón de la India, al reino del preste Juan.

No otra cosa iban a buscar Rubruquis, Gomes de Sotomayor, Rui González Clavijo, Marco Polo, Vasco de Gama, Cristóbal Colón; su objetivo era siempre aquel reino cristiano, situado en el fondo de la Etiopía, que era una misma cosa con la India, rodeado de reinos sarracenos e infieles, adonde había sido llevada la Sagrada Copa, y que estaba gobernado por el último rey-sacerdote -como Melchisedech- por el heredero de Titurel, acaso por el des­cendiente de Feirefiz...

La Madre Emmerich vió al Santo Graal en Jerusalén -porque, vuelta exclusivamente material la mirada de los hombres, incluso de los cristianos, se hicieron invisibles también el Preste Juan y su reino- y dijo: "El Gran Cáliz se guarda en la iglesia de Jerusalén, cerca de Santiago el Menor, y lo veo todavía conservado en esta ciudad; tornará de nuevo a darse a luz como ha aparecido esta vez".

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: ☼TäRA☼ Enviado: 21/06/2010 18:22
LA DEMANDA DEL SANTO GRAAL de Risco (7) - Interpretaciones varias -
Vicente Risco - 29/01/2003

¿Es de origen persa el grial? ¿Quizás más oriental todavía? ¿Lo tuvieron los cátaros? ¿Y no estuvo en España? ¿Esconden los relatos hechos históricos mitificados..?



IV




La "disputa del Santo Graal" es la prueba de la importancia vitalísima que tiene para los hombres. Es una nueva Demanda, en la que todos quisieran hacerlo suyo, valiéndose de argumentos eruditos o fantásticos, de interpretaciones ingenuas o torcidas.


Graal oriental



Quieren unos un Graal pagano, como los partidarios de la tesis orientalista: Singer, Suhtschek, Schroder.

Ya hemos aludido a la opinión que trae de Persia la historia de Gamuret, de Parsifal y de Galván. Suponen que Felipe de Alsacia, conde de Flandes y de Lorena, tra­jo de Palestina el libro en que se contenían aquellas historias, y de alli las tradujo el armenio Kyot, y de éste Wolfram van Eschenbach.

Pero Felipe de Alsacia, peregrino de Santiago, pudo llevar de España la historia que dicen venida de Persia. No alude a Persia, la versión de Wolfram, sino a España... ¿Por qué "Spane" ha de ser Ispahán y no España? ¿Por qué "Dolet" ha de ser Dolat y no Toledo? ¿Por qué "Zazamank" ha de ser "país de los tartamudos" y no Salamanca? ¿Por qué "Brabante" ha de ser Barbanz, en Asia, habiendo un Brabante en Europa? ¿Por qué Artús ha de ser "Ardschusru", existiendo entre nosotros el nombre de Arturo? Se quiere probar demasiado con interpretacio­nes sacadas de quicio.

Se trataría, según ellos, de compilaciones de leyendas del siglo VI modernizadas, para convertir los santos en héroes caballerescos, según el modelo del "Barzunamch", poema heroico del siglo XI, y agrupadas alrededor de una leyenda maniquea que narra acontecimientos ocurridos en Afganistán entre parsis, drávidas, heftalitas y bud­dhistas. Pero, aun concediéndoles esto, ¿no podría retrucárseles con un posible prototipo cristiano del siglo VI o anterior, por el estilo de los Evangelios apócrifos -de José de Arimatea y su aventura se habla en el Evangelio de Nicodemo- o del siglo XI, aportado por los Cruzados?

Desde la primera Cruzada se descubrieron en Oriente reliquias, como la Sagrada Lanza de Antioquía, y se refirieron historias piadosas, de mayor o menor realidad fáctica, pero de profundo sentido siempre; y sabida es la gran extensión del Cristianismo en Persia y su avance por el corazón de Asia hasta la China, hasta Sing-Nan-fu.

Sin duda es sugestivo, e incluso divertido, identificar a Gamuret con "Gayamereten", el cual es "Kajumaroth", el primer hombre del Avesta, y en cuya historia se habla de la conquista de Patala, en el país de los drávidas del delta del Indo, y que muere por "Baruch", nombre secreto de Zaratustra; que Parsiwala significa "pura flor" y es el nombre del héroe que, guiado por "Garonemani" (o sea Gurna­manz), por "Trejersend" (o sea Trevezent) y por "Kahen-is" (o sea Kadun), que lo sacan del sueño de la indiferencia, salva a "Najartus" (o sea Amfortas), castigado por su casamiento con mujer parika, no parsi, pues a éstos les estaban prohibidas las mujeres de Lagar (o sea Lugres); que el Montsalvat es el antiguo santuario parsi "Kuhi sal Chwadscha", y el Graal: "goher" o "gohr", es la piedra preciosa de la Ciudad de la Luz, símbolo de la compasión maniquea, al que se atribuyen las virtudes del resplandor divino; chwarnah; que la historia de Galván refiere la conquista del "Jen-kia-lan" o "schalokia", odiado convento buddhista, cuyo gran abad es llamado "Chindschil-zor" (o sea Klingsor). Sugestivo todo esto, nuevo, sorprendente, hasta un poco escandaloso... Pero deja siempre la sospecha de una simple aventura histórico-literaria.

Sabemos que esto fue lanzado en unos años en que Persia se había puesto de moda, en que quizá a causa de los estudios arqueológicos de Dieulafoy y de Strzygowsky todo había de venir del Irán.



Graal cátaro



No parece que esta teoría haya tenido mucho éxito; pero, fundado en ella, atto Rahn trató de levantar un Graal herético en ).Montsegur, en los Pirineos. Según él, hubo alli hasta el siglo VI un santuario de la diosa lunar Belisena, servido por "druidas celtiberos". Más adelante, los Cátharos de Provenza predicaban juntamente las doctrinas de Zaratustra, de Buddha y de Cristo, y adoraban una piedra cuyo templo se alzaba en el Montsegur. Aque­lla piedra era el Graal, y aquel templo, el Montsalvat.

Esa quimera despertó entusiasmo en algunas localidades de Provenza, según se dice, por motivos políticos y patrióticos regionales, y se fundó en 1937 una Sociedad de "Amigos del Montsegur", que publicaba una revista para propagarla. Todo ello poca cosa.



Temple, masonería, teosofía...




Mucho antes, en el otro siglo, alentado por concomitancias más o menos masónicas, por malentendido que desde el celebérrimo proceso movido por el Rey de Francia envuelve a la Orden del Temple, se trató también, con resultado escaso, levantar el Santo Graal como símbolo de la oposición religiosa y política de la Edad Media. Andan mezclados en el asunto hombres conocidos de mejor o peor fama: Dante Gabriel Rossetti, Simrock Rosenkranz, Emil Burnouf, el Sar Peladan... Se trata de que 108 Caballeros del Graal eran los Templarios y de que la Sagrada Copa era una reliquia oriental.

Se hallaba en una región misteriosa, en lo más hondo del Asia, cuna primitiva de las naciones, en la cordillera Nevada, acaso en el Tíbet, acaso en el Himalaya, acaso en el Sidzang, de que hablan las tradiciones chinas, donde el legendario emperador Yu obtuvo la sabiduria.

No se necesita más para que los teósofos se pongan de acuerdo con los racionalistas y los partidarios de un "Cristianismo puro y primitivo" con toda su complicación de misterios egipcios, asenios, joanistas, doctrinas persas y búddhicas, que habría sido traído a Occidente por los Tem­plarios, discípulos y emisarios de cierta "traternidad iniciática" del Líbano... y ya está abierto el camino para complicar en el asunto a los trovadores, a los albigenses, a los Minnesinger, al Dante, a los Franciscanos y a los maestros del arte de construir. Se buscan por todas partes cómplices inocentes de la que se pretende peligrosa aventura.


Roso de Luna



La interpretación ocultista ha sido llevada al extremo por el teósofo español doctor Mario Roso de Luna, quien, dando salida a una asombrosa e inagotable erudición y fantasía, nos instruye sobre los Montes del Templo de Venus de Portvendres, de los Pirineos; el castillo del bosque sagrado de la Nemetóbriga galaica, de Ptolomeo; el Pico Sagro, sobre el río Ulla; el Monsagro de Oviedo; las salva tierras de Orense, Pontevedra, Alava, Zaragoza, Badajoz, Cáceres y Granada; las visiones de San Valerio, en el Bierzo; la vida de San Amaro, o de San Brandán; los Siete Infantes de Lara, Doña Arbola, los Porceles de Murcia, el Romance de la Infantina y la Crónica del Rey Don Rodrigo; el entronque místico de los travesaños montañosos Norte-Sur y Este-Oeste de la gran Tau peninsular, en los Montes Ibéricos; la conquista del Sacro Catino, en Almería, regalado por la Reina de Saba a Salomón, y patrimonio de los Tuatha de Danan irlandeses, de la "Galicia Británica", hasta que vino a parar en San Juan de la Peña, Salvatierra, Valencia y Génova; la iniciación de los Templarios, en el Líbano, en los misterios de los Filaletes, discípulos de Ammonio Saccas; la Crónica de Guillermo de Tiro, el "Roman d'Eracle", el "Dolopa­thos", el "Elioxa", el "Parzival", el "Titurel", el "Tristán", el "Swan­Ritter"...; Chretien de Troyes, Godofredo de Strassburgo,

Lanzarote, que es el hombre de la lanza o solar, iniciado del lago sagrado; Galaz, que es el caballero de los altos ideales; los floresta de Armantes, "do el paso es peligroso", o selva astral de este mundo, de la cual salen al Dante las fieras, y cuyo nombre es "Ariman", que significa "hombre ario"; Moisés, que es el "Muisoa" peruano; arreo y Pan, dios de la música; Artús, o sea "Swtra", el hilo de la tradición; Cameloc, que es el "Kana-loka" de los teósofos; Enid, Dina o Dinarzada de las Mil y una Noches; el lirio de Astolat, o eterna Helena; Oscelia, territorio de los "ascos" o "vascos-arios-atlantes"; la copa Mati y la copa Sukra de los indios, o Graallunar y terrestre, y la copa de maná; la silla peligrosa "delicado problema explorador de la sexualidad del candidato"; Galaz, que "leído en bustréfodo" es Zagala discípulo, "caballero divino del linaje de David y Joseph de Arimatea"; la "aria" sabiduría "matemática" primitiva de Io...

De este modo, sin dejarnos tomar aliento, el doctor Roso de Luna nos conduce por los caminos más inespera­dos y menos frecuentados, y nos hace contemplar el Santo Graal en el cono de sombra de los eclipses... El desenlace es algo prosaico, pero hay que perdonarlo, pues, por el camino, nos ha mostrado atisbas prodigiosos y, a la postre, nos ha puesto en guardia contra sus propias elucubraciones.


Hechos históricos



No faltan interpretaciones puramente históricas. Walter J. Stein relaciona la gesta del Santo Graal con acontecimientos reales del siglo IX, en que Carlomagno aparece como el Artús de su siglo, e identifica a Klingsor con el duque Landolfo II de Capua, que, según algunos, era descendiente de Virgilio, a quien se tenía por famoso hechicero, y que fué llamado "el duque Capón", por haber sido castrado, bien por el Rey de Sicilia, que lo sorprendió en tratos con su esposa, bien por sí mismo, con objeto de adquirir poderes mágicos.

El profesor Panzer dice que la historia de Gamuret está tomada de la de Ricardo Corazón de León y que Ba­ruch representa allí a Saladino, estando también influído el relato por el recuerdo de las campañas del Rey de Jerusalén, Amalrico I en Egipto.

LA DEMANDA DEL SANTO GRAAL de Risco (y 8) -Enclaves griálicos de España-
Vicente Risco - 31/01/2003

Risco señala algunas ubicaciones dadas para el castillo del Grial aunque se decanta por España, deteniéndose especialmente en Cebreiro. Concluimos aquí este ensayo, aunque no el tema griálico de Risco




La disputa afecta también a la localización del castillo y templo de Santo Graal.


Se han aventurado toda clase de hipótesis, aparte de la del Mont-Ségur: Kar Bettsch, en 1873, y Albert Schrei­ber, en 1922, señalan el Wildenberg, en el Odenwald, en Baviera, castillo donde moró algún tiempo Wolfram von Eschenbach, y de cuyo nombre es traducción literal el de Montsalvage. Franz Sprater, en 1937, lo lleva al Palatinado, el castillo de Trifels: Wolfram descubre una rara chimenea de mármol que allí había. En el mismo año, Otto Urbach lo identifica con el Mont-Saint-Michel, valiéndose de vagas descripciones de paisaje que hace el autor de "Parsifal". Podrían encontrarse otras muchas, tan caprichosas y mal fundadas como ésas.


Pero el Titurel de Albrecht emplaza terminantemen­te el Reino del Graal en España, y Wolfram da a entender lo mismo en diversos lugares y en el sentido general de la obra. Es preciso, pues, buscar el Montsalvat en España.


San Juan de la Peña y Montserrat



En España se pueden elegir tres lugares: San Juan de la Peña, Montserrat y el Cebreiro, en Galicia.


De San Juan de la Peña se hace proceder el Santo Cáliz de piedra sardónice montado en oro, que se conserva en la catedral de Valencia y que se dice ser el de la Santa Cena. Se asemeja de un modo sorprendente a la descripción de Ana Catalina Emmerich.


La leyenda dice que San Pedro trajo el Cáliz de la Cena de Jerusalén a Roma, y allí estuvo hasta que el Papa Sixto II se lo entregó a San Lorenzo Diácono, el cual lo trajo a Huesca, su patria. En el año 713, temiendo a los árabes invasores, el Cáliz fué escondido en San Juan de la Peña. Descubierto en tiempo de Don Martín el Humano, se conservó en el palacio de Aljafería de Zaragoza-la "Azaguz" de Wolfram von Eschenbach- y lo tuvieron los Reyes de Aragón, hasta que Don Alfonso V, al marchar a Nápoles, lo depositó en la catedral de Valencia.

Esta parece la identificación más segura y, por lo menos, la más fácil.

La de Montserrat es modernísima, procede del "Baedeker" y no tiene ni el más mínimo fundamento.


La del Cebreiro se funda en indicios, pero tan numerosos y sugerentes que si más difícil no es menos probable que la de San Juan de la Peña.


En el "Parsifal", de Wagner, la virtud del Santo Graal se renueva anualmente; el día de Viernes Santo tiene 'lugar la Consagración del Santo Graal'; el Rey descubre la Sagrada Copa y la levanta en sus manos hacia el cielo, del cielo, en un rayo de luz, desciende una blanca paloma, que comunica a la santa reliquia su poder milagroso.


Desde Villafranca del Bierzo, el camino francés de Compostela, el que seguían los peregrinos de Provenza, de Borgoña, de Francia, de Germania y de las naciones orientales hasta Polonia, Esclavonia y Moscovia, subía por ásperas montañas hasta la cima del monte Cebreiro. En aquella cumbre, a 1.293 metros de altitud, fundaron los monjes de San Benito, en 836, según el P. Yepes, un monasterio y un hospital de peregrinos. En la iglesia del monasterio, en época indeterminada, sucedió el siguiente milagro, de que da noticia, en bula de 1437, el Pontífice Inocencio VIII:


"Transcurridos muchos años, cierto presbítero que celebraba el Santo Sacrificio de la Misa, dudó, después de la consagración del Cuerpo de Jesucristo, si el vino consagrado sería su verdadera sangre. Y deseando Cristo arrancar de su corazón aquella duda y manifestar la verdad de este Sacramento, apareció súbitamente en dicho cáliz, de un modo milagroso, sangre verdadera... De tal manera quedó visible que aún hoy se ve conservada como reliquia."

El licenciado Molina refiere en verso:


"Un caso inefable también decir quiero
que en una hostia que fue consagrada
en carne perfecta veréis transformada
lo que cubierto se estaba primero.
Que un clérigo idiota, que así lo prefiero,
le fuedemostrada tan santa visión
según hoy día se está en el Cebrero".


Lo cual hizo sospechar a Angel del Castillo y a Víctor Said Armesto que el monasterio del monte Cebreiro fuese el prototipo del Montsalvat, situado en el camino de Galicia, no lejos de los árabes, en una alta montaña...


Cerca estaba el castillo de Autáres, "cuartel de ban­das de forajidos" que desvalijaban a los peregrinos, que puede ser el prototipo del castillo de Klingsor, como Klingsor pudo ser el que pretendió cerrar el paso a Gelmírez y al conde de Traba a su regreso de Burgos.


El cáliz donde hoy se dice que se realizó el santo milagro es del siglo XII, pero puede estar en lugar de otro más antiguo. La carne y la sangre se conservan en relicarios de cristal de roca y plata sobredorada, donados por los Reyes Católicos.


Esta hipótesis, más plausible de lo que pueda parecer a primera vista, la convirtió en verdad poética Ramón Cabanillas:


"O ceo palio de seda - alfombra florida o chan,
as nobes flecos de prata - e cada pino un varal,
o dia de Viernes Santo - ten un maino crarexar
cando valgada dun monte - foi chegado Galahaz.
Bicado da recendente - soavidade da mañan,
o escudo da cruz bermella - cinguido polo brazal,
espora de ouro calzada - limiosa espada na man,
o corazón esforzado - aceso e limpo de mal,
costa arriba, mentras zoa - no venta maino levián
de segreda campaiña - o tanguido de cristal,
rube o nobre cabaleiro - no seu sono a cabalgar,
a montaña milagreira - do Cebreiro-Montsalvat.

Seus ollos ven o milagro! - Encol da ara do altar,
a luz infinda, relumbra - o cáliz do sant Graal!"



NOTA DEL DIRECTOR DE "SORIA Y MÁS", Ángel Almazán



En el otoño de 2002 concluí el libro "Historia insólita de Uxama y Osma". Al indagar respecto al "cuerpo santo-reliquia" de santa Cristina de Osma, me topé con el "milagro eucarístico" acaecido en la basilica de santa Cristina de Bolsena (Italia), que describo en las páginas 160-161, donde se venera tres de las piedras bañadas con la sangre que brotó a raudales de la sagrada forma cuando un incrédulo sacerdote del misterio de la transustanciación la partió, empapando el corporal, altar y pavimento. El prodigio aconteció en 1263, y la reliquia (cáliz y Hostia) fue llevada procesionalmente a Orvieto el 19 de junio de 1264, donde residía el papa Urbano IV, quien a raíz de ello escribió la bula "Transiturus" el 8 de septiembre, en la que se establecía la fiesta del Corpus Christi en el primer jueves de la octava de Pentecostés, interviniendo en la redacción del oficio divino de esta fiesta santo Tomás de Aquino. El supuesto cuerpo-reliquia de santa Cristina de Osma tiene a su lado un cáliz.


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