El Laberinto de Creta recibe su nombre porque arqueólogos europeos encontraron primero este símbolo en monedas -que datan del siglo 500 AC- de la isla de Creta. Pero también se encuentra en casi todas las culturas y en distintos períodos de tiempo. Los indios Hopi de Norteamérica lo tienen como símbolo de la Madre Tierra. Aparece también en el norte de Europa, en India, en Perú y muchos otros países. Es un circuito de siete vueltas y de una sola vía que conduce siempre hacia el centro, sin caminos falsos ni riesgo de perderse, y retorna hacia la salida. Al compartir la peregrinación con otros exploradores de la conciencia, la existencia individual se ilumina con el sabor de lo universal y eterno. No hay una manera correcta o incorrecta de hacer tu pasaje a través del laberinto. Puedes utilizarlo como una forma de oración, repitiendo un mantram o un salmo si lo deseas, o practicando la meditación caminando. Puedes evocar en tu mente y en tu corazón una pregunta o situación que quieras resolver o entender con mayor claridad. Puedes vivenciarlo metafóricamente como el viaje de tu vida o tu camino hacia Dios. Puedes abordarlo abriéndote a la experiencia de caminarlo con plena presencia mental, sin ningún propósito definido. Cuando finalices tu recorrido, siéntate manteniendo el contacto con la experiencia en tu propio corazón y disfrutando del poder del silencio. |