La profunda relación entre la arquitectura y el paisaje en la cultura china data de hace milenios y, habiendo recibido poderosas influencias
de la India, ha influenciado a su vez grandemente la construcción de
ciudades y
templos en Japón,
Corea, y gran parte del
Sudeste Asiático.
El carácter sagrado de la roca se expresa no sólo en esculturas humanas, sino en tallados orgánicos. Un detalle en las cuevas de Datong.
En anteriores oportunidades hemos comentado la relevancia de las
montañas como símbolos mágico religiosos e iconos de peregrinación y devoción. En esta oportunidad comentaremos dos interesantes obras maestras de la
arquitectura china cerca de la localidad de
Datong, a unos 250 kilómetros al este de Beijing, íntimamente relacionadas con montañas: el
Monasterio Colgante de Heng Shan y las gigantescas esculturas en las
Cuevas de Yungyang, ambas Patrimonio Cultural de la Humanidad por
UNESCO.
MONASTERIO COLGANTE DE HENG SHAN (XUAN KONG SI)
Así como el monte Monte Meru en la cosmogonía del Budismo, el
Taoísmo, otra antigua religión china fundada por Lao Tsé, reconoce cinco montañas mágicas, correspondientes a los cinco direcciones cardinales
de la geomancia china (norte, sur, este, oeste y centro). La montaña
correspondiente al norte se demonima
Heng Shan, o monte Heng.
Monasterio colgando sobre el precipicio. Foto cortesía de Vic Wild.
Engastado en una de las empinadas laderas del monte Cuiping, justo al frente del monte Heng, un modesto pero impresionante monasterio parece desafiar la
gravedad, casi levitando sobre el río que discurre decenas de metros
más abajo.
En la actualidad, a pocos metros del monasterio existe una represa, que controla el caudal del otrora inundable río. El monasterio enfrenta al
monte sagrado Heng.
Imagen Google Earth.
La configuración del terreno en forma de cañada favorece la creación de fuertes vientos, especialmente en invierno, sin embargo el templo ha
podido resistirlos a pesar de los siglos.
Fue construido en 491 y se ha mantenido funcionando hasta nuestros días, aunque con modificaciones y restauraciones durante las dinastías Ming y
Qing.
Se dice que se escogió esta ubicación por ser un lugar calmo y silencioso, pues desde su ubicación "todos los sonidos van hacia abajo".
Probablemente su ubicación haya tenido también que ver con la sombra
que la montaña ofrece, protegiendo el templo de los rayos del sol, así
como también protegerse de las inundaciones frecuentes en el valle.
En lo personal, me impresionaron dos cosas: en primer lugar su perfecta
integración con el entorno, pero a la vez distinguiéndose de él como
material construido.
En segundo lugar, el extraordinario dominio visual que se tiene del río y el valle, asumiendo el monasterio como un
privilegiado punto de observación.
La visual del valle es impresionante. En épocas antiguas, éste solía inundarse con frecuencia a causa de un "dragón que agitaba sus aguas".
Actualmente se ha cosntruido una represa en las cercanías.
La organización se basa en una sucesión de alrededor de 40 estrechos cuartos de madera, que se sostienen sobre largos ydelgados postes y se
enlazan por pasillos y puentes a diversos niveles.
Por momentos los pasajes al lado del abismo son tan estrechos que no se puede evitar una sensación de vértigo.
Para expandir el tamaño de las habitaciones, los monjes excavaron cuevas sobre la roca.
En un inusual ejemplo de sincretismo cultural y religioso, el monasterio es a la vez un templo para tres religiones diferentes: el
Confucionismo, el Taoísmo y el Budismo. En uno de los ambientes, se
encuentran figuras de los líderes de estas religiones, conversando
amicalmente, en una muestra de tolerancia religiosa que se encuentra
pocas veces en otras partes del mundo.
Buda, Confucio y Lao Tzé se veneran conjuntamente en una rara e interesante muestra de tolerancia religiosa.
LAS CUEVAS DE YUNGANG
Contemporáneo al monasterio, pero en la montaña de
Wuzhou, a 60 km de Datong, se encuentra un espectacular conjunto de 53 cuevas talladas.
La morfología del terreno es una meseta que se interrumpe abruptamente formando una pared vertical natural, donde se han tallado las cuevas.
Imagen Google Earth.
En ellas que se ubican más de 51,000 estatuas de Buda de diferentes tamaños, algunas de ellas llegando a medir más de 13 metros.
Además de las estatuas, que dominan el paisaje por su imponencia, me sorprendió mucho ver los coloridos alto relieves que cubren las paredes
y techos de las cuevas.
Se dice que en este complejo de un kilómetro, probablemente hayan trabajado unas 40,000 personas. Semejante tarea contó con el apoyo de
los emperadores de la dinastía Wei del Norte entre 460 a 525 AD,
quienes se habían convertido al budismo. El estilo es típico de los
templos Indios, demostrando la influencia de budistas de este país y
del actual Sri Lanka.
La cueva más grande, de 20 m de alto, contiene una columnata de piedra que es en realidad de prolongación de la propia montaña.
En otra cueva se encuentra la estatua sonriente del Buda Sayamuni, sentado en posición de flor de loto, con una plácida sonrisa, mirada serena y
unas orejas que le llegan a los hombros.
Detalle de uno del Buda más grande. Foto cortesía de Vic Wild.