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Enigmas: La catedral de Santiago de Compostela
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De: ☼TäRA☼  (Mensaje original) Enviado: 26/06/2010 17:22
La catedral de Santiago de Compostela

Por Juanjo Perez



En Santiago de Compostela, la tercera ciudad más importante de la cristiandad, se erige su magnífica catedral. Meta de los peregrinos que han completado la iniciática Ruta Jacobea, y obra culminante de arte y la arquitectura medieval, en sus entrañas todavía conserva muchos secretos y misterios.


Con los pies hinchados por el esfuerzo, y casi mil kilómetros de andadura a las espaldas, el peregrino que concluye la Ruta Jacobea, llega a la catedral de Santiago de Compostela, lleno de gozo. Por algo el monte donde concluye el Camino de Santiago, justo antes de entrar en el caso urbano, se llama así, Del Gozo. Acaba de ejecutar una dura prueba física, un titánico esfuerzo de voluntad, pero a la vez, una reveladora experiencia interior, casi iniciática.

Al entrar en la capital de Galicia, el peregrino, que haya respetado la ruta tradicional, se encontrará primero con la fachada de Azabachería (pared norte) de la catedral. Es su primer contacto con esa sublimo obra del arte sacro, en cuyo interior, según la tradición, reposan los restos del apóstol Santiago.

Según una de las leyendas locales, fue una misteriosa estrella la señaló la tumba de Apostol a unos pastores, en el primer tercio del siglo IX.

Según esa tradición Santiago el Mayor, uno de los discípulos de Jesús, habría sido martirizado en Palestina y posteriormente trasladado a Galicia por algunos de sus seguidores. Sobre el sepulcro encontrado en Compostela (Campo de la Estrella según una traducción) Alfonso II el Casto fundó una pequeña iglesia, en torno a la cual Alfonso III el Magno mandó construir otra prerrománica, que será destruida por Almanzor y las tropas árabes antes de cumplirse el año 1000. A partir de esos primitivos edificios se construyó la tercera ciudad santa del Cristianismo, junto con Roma y Jerusalem: Santiago de Compostela.


Historia de un monumento
De los templos conocidos en el solar que ahora ocupa la catedral, en honor a Santiago el Mayor el que se mantiene en la actualidad fue el tercero. Aunque durante mucho tiempo hubo discusiones entre los especialistas sobre la fecha de construcción, en la actualidad se considera 1075 como el inicio de las obras. Dirigieron la obra, como apunta el historiador Manuel Jesús Precedo Lafuente, los maestros Roberto y Bernardo, a los que siguieron en su magno proyecto, a finales del siglo XI, el arquitecto Esteban y, a comenzos del XII, otro maestro Bernardo, nieto del primero.

La obra del templo romanico sobre el que se erige la catedral duró hasta el año 1122, aunque no exista una opinión homogenea entre los expertoe, sobre la conclusión de la fachada Oeste. Pero lo cierto es que los altares fueron ya consagrados y por consiguiente pudo iniciarse el culto.

La catedral románica se conserva intacta en el interior de la actual, pero las fachadas exteriores sufrieron diversas modificaciones con el paso de los años, dependiendo de los nuevos estilos arquitectónicos que surgian cada siglo, y de las tendencias de la modernidad. Otras obras, sin embargo, fueron debidas a la instalación de elementos imprescindibles, como el magnífico organo que disfruta la Catedral compostelana.

En la actual catedral, como pacientemente ha documentado Precedo Lafuente, se le fueron añadiendo nuevas dependencias año a año, ocupando en la actualidad 23.000 metros cuadrados. El brazo principal tiene 100 metros de largo, si bien, en el interior, se reducen a 97, a causa del grosor de las paredes; las cifras del brazo mas corto, llamado transepto, son de 70 metros desde fuera, y 65 en el interior. La altura de las torres de la fachada del Obradoiro es de 80 m., la del reloj (o Trinidad) mide 72, y la altura de la cúpula central, que preside una representación del Ojo de Dios que todo lo ve, es de 32 metros.

La catedral de Santiago, que tiene más de 1000 columnas en su interior, dispone de un atrio que la circunda, en el que destacan cuatro plazas: Azabacheria, Obradoiro, Platerías y Quintana; y cuatro fachadas del mismo nombre. Cada una de ellas, una obra cumbre de la arquitectura y la mampostería de su tiempo.

En el interior de la edificación, además de sus capillas, altares y cristaleras, todas ellas ejemplo del más espectacular arte sacro, merece una atención especial el fastuoso Pórtico de la Gloria, considerada la mas valiosa creación de la arquitectura y escultura de fin de siglo XII).

Con sus 17 metros de ancho por 4.50 de largo, el Pórtico forma parte del vestíbulo o nártex, concluido por el Maestro Mateo en 1188. La posible temática del Pórtico sería la de la Iglesia, una especie de resumen teológico sobre la sociedad de salvación fundada por Cristo: la Iglesia Triunfante, en el arco central y la Militante en los otros dos: a la izquierda, los cristianos procedentes del Judaísmo, y, a la derecha, los procedentes de la Gentilidad. Otros, fijándose en la presencia de ángeles triunfantes con sus trompetas en alto, piensan en una representación del Fin de los Tiempos y su Juicio Final. De lo que no cabe dudad es de la influencia que el libro del Apocalipsis de San Juan inspiró en el Maestro Mateo.


En las entrañas de la catedral
En Agosto de 1989 la prensa gallega destacaba en primera página un sorprendente descubrimiento realizado en las entrañas de la catedral. Al parecer, las meticulosas mediciones efectuadas por un miniaturista compostelano, que pretendía confeccionar para la Iglesia una maqueta del edificio ante la inminente llegada del Papa, descubrieron un agujero que daba paso a una pequeña galería.

Para la investigación de ese conducto, y por primera vez en la historia de la arqueología gallega, se utilizó una sonda especial provista de una cámara de video, manejada por un grupo de investigadores de Madrid y Santiago. El cabildo de la catedral reclamó del Vaticano los servicios de un experto en paleografía latina, ya que , al parecer, la lapida encontrada en esa galería podría confirmar la tradición apostólica, discutida hasta la saciedad por los historiadores laicos, que consideraban que seguramente quien está enterado en la catedral de Santiago fuese el hereje gallego Prisciliano, degollado en el siglo IV por su apostasía.

Pero los subterráneos de la catedral encierran otras maravillas. Con el nombre de Catedral Vieja se conoce la cripta o "iglesia baja" construida para salvar el desnivel que existía en el lugar tendría que edificarse la parte occidental de la Basílica. En su estructura existen elementos románicos, que han hecho que algunos autores la datasen hacia finales del siglo XI o comienzos del XII, pero sin embargo abundan más los elementos protogóticos, por lo que resulta mas razonable atribuirla al Maestro Mateo. Esa pequeña "catedral subterránea" tiene forma de cruz latina, presidiendo su altar mayor una imagen de la Virgen proveniente, posiblemente, de Doña Yolanda, esposa de Alfonso X el Sabio. A pesar de su aureola de misterio, es completamente accesible a los visitantes, que podrán disfrutar, además, de otros elementos artísticos trasladados allí desde otras partes de la catedral.

También en el subsuelo del monumento compostelano alberga la necrópolis, solo al alcance de investigadores acreditados. En 1946 la desaparición del coro central de la catedral permitió excavar en esa zona, con objeto de documentar con mayor exactitud la "pre-historia" del edificio, antes del siglo IX, indagando de esta forma en los antecendentes históricos del culto a Santiago el Mayor en Compostela.

Esas excavaciones descubrieron un cementerio con enterramientos, que van del periodo romano (siglos I al IV) al suevo-visigótico (V al VII), orientados hacia un sepulcro mucho más importante, el de Santiago, tal y como se estilaba en las catacumbas. Al parecer en el siglo VII se produjo el abandono de este territorio, completando este cementerio los hallazgos de sepulturas anteriores que muestran el poblamiento ya en la Edad de Bronce y abriendo nuevas perspectivas para los tiempos cristianos.

Pero no solo en los sótanos de la catedral se conservan preciosos tesoros culturales e históricos, en otras salas del monumento también.

La sacristía de la parte gótica de la Basílica fue en otro tiempo relicario. La cajonería es de caoba, sobre ella dos series de cuadros en cobre. Los mayores son doce, obra flamenca del siglo XVIII, y representan los artículos del Credo identificados cada uno de ellos con un apostol. Los trece menores representan escenas de la vida de Cristo. Varios cuadros en tela, como el tríptico del apóstol, completan los tesoros de este recinto.

El Museo de Tapices, como su nombre indica, alberga une excelente colección que ocupa varias salas. De igual manera el Museo Arqueológico, compuesto de dos salas divididas en tres departamentos, muestran numerosas piezas procedentes de diferentes puntos del edificio, que ya no existen en la actualidad. Como por ejemplo las sillas del coro hechas en piedra por el Maestro Mateo, o los planos de las excabaciones realizadas en el subsuelo de la Basílica así como objetos encontrados en ellos.

El Claustro, la Sala Capitular y la Capilla del Alba, también albergan preciosos tesoros, que han generado mas de una leyenda. Sin embargo, sin duda, es el Archivo y la Biblioteca de la catedral una de las mayores riquezas culturales del monumento.

Durante años infinidad de leyendas y rumores se cernieron sobre la Biblioteca de la catedral. Entre esotéricos, paganos y herejes de todo el país se comentaba que en su interior, sujeto con sólidas cadenas a dos robustas columnas, se custodiaba un ejemplar del Magno Libro de San Cipriano, uno de los Grimorios (libros de Alta Magia) mas populares en España. Y es posible que, si bien, no encadenado a ninguna columna, la Biblioteca de la catedral disponga de algún ejemplar del famoso Grimorio -como mero elemento cultural- lo que si se conserva en estas valiosas salas son incunables de un incalculable valor, como los Tumos A, B y C, o el famoso Códice Calixtino, del siglo XII, que recientemente editaba como facsímil el historiador José María Kaydeda.

El archivo, recientemente modernizado por su actual director, el canónigo D. José María Díaz Fernández, ha sido adaptado para poner a disposición de todos los investigadores el valioso fondo documental que conserva. Muchas han sido y serán las tesinas inspiradas en esos archivos. Porque mucho ha sido y será el conocimiento que encierran sus paredes.

Recuadro
El camino iniciático de Santiago
El peregrino que llega hasta la catedral de Santiago de Compostela, tras ganarse esforzadamente "El Jubileo", puede hacerlo habiendo seguido diferentes rutas, ya que muchas son, en realidad las opciones de peregrinación hasta Compostela. Dice Precedo Lafuente que hay tantos Caminos de Santiago como puntos de procedencia, y por consiguiente rutas, de los peregrinos. Ello es debido a que todos los viajeros llegaban hasta Santiago caminando, desde distintos puntos de Europa, a excepción, claro está, de los pergrinos que llegaban a Galicia por mar, haciéndolo estos a través de los puertos de La Coruña y Noia fundamentalmente.

Sin embargo, de todos los "Caminos de Santiago" que en la historia han sido, sin duda es el "Camino Francés" el que más repercusión internacional ha tenido. Ello es lógico por dos razones, en primer lugar porque España, como península que es, solo posibilita el acceso a pie, desde Europa, a través de la frontera francesa. Por otro lado, y tal y como refleja el Códice Calixtino, recientemente editado como facsimil por el historiador Jose Mª Kaydeda, y custodiado en los archivos de la catedral de Santiago, el temor a los habitantes del norte, y la presencia de los invasores árabes en el resto del país, posibilitó que, con el devenir de los años, fuese fraguándose una ruta de peregrinación segura a lo largo del norte español. En Francia no existían esos problemas, de hecho se conoce razonablemente bien la ruta que siguió en ese país el primer peregrino famoso: el obispo Godescalco, llamada la "Via Podiense", sin embargo se desconoce la trayectoria que siguió en territorio español, para esquivar los peligros que acechaban al viajero hasta Santiago.

Hasta que Sancho el Mayor de Navarra, como puntualiza Precedo, liberó de la dominación musulmana las tierras situadas entre los Pirineos y Nájera, los peregrinos se desviaban por las de Álava. El Códice Silense, fechable hacia el 1110, nos da cuenta de esta liberación y de la posibilidad que surge como consecuencia de que los peregrinos santiaguistas puedan tener una mejor ruta hacia Compostela.

En su comienzo existía una especie de puente o conexión directa entre Roma y Santiago, de modo que la ruta Jacobea vendría a ser una especie de nexo de unión entre esas dos grandes ciudades del cristianismo. Francia, en esa unión, también ha tenido un importante protagonismo a lo largo de la historia.

En Navarra y Aragon, por ejemplo, Sancho Ramírez hizo una labor importante de apoyo a la peregrinación equiparable a la de Alfonso VI, y el hecho de que ambos estubiesen casados con mujeres francesas facilitó que la influencia francesa del Camino se hiciese evidente incluso dentro de nuestro país. De hecho, antes de finales del siglo XI, en cada final de etapa del Camino existia una albergería u hospital, de marcada tendencia francesa.

El Códice Calixtino, antes citado -en realidad la primera guía de la peregrinación jacobea, habla de cuatro itinerarios importantes en Francia. La inspiración religiosa de este documento, que se presenta como obra de Aymerico Picaud, (secretario del papa Calixto II, que peregrinó a Compostela cuando era obispo de la diócesis francesa de Vienne), al señalar esos cuatro caminos en territorio galo, no pretende fijar como únicas rutas de peregrinación las cuatro vías, sino señalar a los romeros las direcciones más adecuadas para visitar los más famosos santuarios, a la vez que peregrinaban al del Apostol. Y es que, como decíamos, en Francia como en cualquier otro país, el peregrino puede optar por el camino a Santiago que le exija su lugar de residencia.

En Francia los cuatro itinerarios más importantes son conocidos como: Turonense (el más occidental); Lemusina (a través de la ciudad de Limoges); Podiense (por la ciudad de Le Puy); y Arelatense o ruta de la Provenza (cruzando la ciudad de Arlés). Las tres primeras terminan convergiendo en un mismo camino, mientras que la ruta Arelatense solo coincide con ellas en Puente la Reina.

La ruta jacobea
Una vez en territorio español, al que accedían los peregrinos europeos, por Roncesvalles se encontraban con la "Crux Caroli", en memoria de la entrada de Carlomagno en España. De Roncesvalles, famosa por su canción de gesta en memoria de Roldán, sobrino del Emperador, seguía el peregrino camino por Villalba, donde existía un modesto hospital de 8 camas. Antes de entrar en Pamplona existia otro, el de la Magdalena, dedicado a los leprosos que eran marginados expulsados de las zonas urbanas. Un hospital similar había en Estella, dedicado por San Lázaro a esos mismos leprosos.

En esa misma población, Estella, existía también una cofradía de Santiago, llamada de los Sesenta, que era el número de peregrinos hermanados que la componía. Y en uno de sus hospitales, precisamente, falleció en el siglo XIII un obispo de la ciudad griega de Patrás, en la que fue martirizado el apóstol San Andrés. El obispo griego traía consigo un omoplato del esqueleto del citado apóstol como obsequio para la catedral compostelana. Y durante toda su peregrinación ocultó su gentil identidad, conviviendo y hospedándose con los demás viajeros más pobres. Cuando falleció -víctima de una rápida enfermedad-, cuenta la leyenda, y como llevaba la preciada reliquia oculta en sus ropas, fue enterrado con ella. Pero milagrosamente, unos extraños replandores nocturnos hicieron a los enterradores exhumar el cadáver, recuperando así la reliquia, que desde entonces en un lujoso relicario hecho para tal efecto.

Con la entrada en Logroño los peregrinos cambiaban de reino y de moneda, sustituyendo los cornados navarros por los maravedises castellanos. Allí, desde muy antiguo, existió una iglesia dedicada al apóstol Santiago, y dice la leyenda que por aquellas tierras caminó San Francisco de Asís en peregrinación a Compostela, haciendo a su paso milagros tan espectaculares como la curación espontanea del hijo de Medrando. Medrando, señor de Agoncillo, en pago a ese milagro, dono una finca junto al Ebro al santo, para la construcción de un convento franciscano. A su regreso de Santiago, dice la tradición, San Francisco pudo ver ya muy adelantadas las obras de dicho convento.

Capital histórica de La Rioja, Najera, ofrecía muchos alberges y hospitales al peregrino. Muy cerca de ella, siguiendo el río Najarilla, los poregrinos podrían visitar el santuario que custodiaba las reliquias de San Millán de la Cogolla. Otro atractivo de la zona para los viajeros a Compostela.

Mas adelante llegamos a Santo Domingo de la Calzada, ciudad fundada en la segunda mitad del s.XII. Debe su nombre esta villa a un santo, pastor en su adolescencia, que fue después aspirante a monje en San Millan y en Valbanera. Decidió este santo dedicar su vida como eremita a socorrer a los sufridos peregrinos santiageros, construyendo un puente que les facilitase el camino, y consagrándose a la custodia y cuidado de esa calzada.

Al pasar por Burgos, los viajeros debían hacer una visita obligada a al Santo Cristo custodiado en la catedral al que ,según la tradición, le crecía milagrosamente el pelo. Mas adelante, en Carrión de los Condes, los peregrinos podrían arrodillarse a orar ante las reliquias de San Zoilo, trasladado el monasterio que lleva su nombre por el Conde Gómez Diaz.

Una vez en León, el caminante se preparaba para las duras tierras del Bierzo, pero ya estaba cerca de la ansiada meta. Ponferrada, Villafranca, y otras localidades del Camino conservan todavia hoy infinidad de tradiciones y leyendas gestadas por el intercambio de experiencias que hacían los diferentes peregrinos, llegados de todo el mundo, al calor de la lumbre. Recordemos que en esa zona leonesa convergen el Camino Francés y los Caminos de Santiago que traían peregrinos desde el sur de España.

Ya en Galicia, es importante punto de peregrinación el Cebreiro, donde es recordado todavía el milagro de la conversión del pan y vino sacramental, en auténtica sangre y carne de Cristo, ante los ojos de una talla de madera que, segúnla tradición, bajó la mirada para contemplar el prodigio. En el Cebreiro, además, se conserva todavía hoy un Santo Cáliz considerado tradicionalmente, en esta zona, como el legendario Grial.

Por fin se avistaba Labacolla (lavar os collóns) donde el pergrino se aseaba simbólicamente sus pecados, o sea, sus partes, antes de cruzar el Monte del Gozo, para entrar, por fin, tras muchas semanas de esforzada caminata, en Santiago de Compostela, en cuya Catedral, el peregrino redimía sus pecados, fundiéndose en comunión mística con Jesús.


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