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De: Thenard (Mensaje original) |
Enviado: 29/06/2010 22:22 |
Lugares Sagrados Una cuestión de Conciencia (Primera Parte) Daniel Rubio Área de Geobiologia y prospecciones de GEA Caminaba entre las piedras, los juegos de sombras y la luz incipiente que incidía sobre todos y cada uno de mis sentidos; rezumaba con todo mi ser una excitación extraña que el tiempo colmó de sonrisas, de viejos destellos que envolvían mi alma, de brumas inconscientes que me llevaban no sé muy bien a donde, quizás el lugar de donde vine, quizás el lugar al que me dirijo. Me había parado en aquél sitio no sé por qué. Era aparentemente un lugar cualquiera, una iglesia que se perdía entre los prados de Cantabria, rodeada de ladrillo por fuera, emparedada de no se sabe que manera, sin marcas exteriores, sin grandes nombres, ni siquiera era especialmente bella... Al ver un cartel que la nombraba “Santa María de...” un volantazo preciso que surgió, estoy seguro de lo más hondo de mi inconsciente, me hizo recorrer los últimos metros de un camino que me plantó delante de ella. No había de ser fácil penetrar en aquél lugar, muchos menos los misterios (y las maravillas), que todo hay que decirlo, que sus piedras encerraban para mí. Pequeños secretos de historias que se pierden en el tiempo y que todavía hoy al recordar hacen temblar todos y cada uno de los poros de mi piel. Al escribir estas letras, de vez en cuando, un pequeño escalofrío con olor de humedad y una penumbra luminosa recorre mi espina dorsal. No puedo evitar una lágrima que al escribir se me hace extraña pero que está preñada de sentido en el universo que abre dentro de mi pecho en una interacción perfecta con el regalo que este lugar me trajo. Todo estaba cerrado, se trataba de un día gris, brumoso y húmedo; y aún recuerdo el raro empeño en encontrar quién abriera la puerta preguntando por el pueblo, moviendo el coche, andando después por caminos en busca de la llave que nos permitiera entrar, sólo algo después pude entender porqué no había continuado mi ruta hacia una mañana tranquila de paseo a la orilla del mar. Un aire de inmenso misterio y de infantil añoranza esperaba la apertura definitiva del umbral. Un momento de silencio. Un haz penetrante de oscuridad y una bocanada de paz húmeda me invadieron al tiempo que algo inconmensurable recorría eléctricamente todo mi ser. Y me puse a llorar como un niño, de emoción, sin poder controlarme, sin entender en absoluto lo que me estaba ocurriendo. La vida me regaló allí una visión, inexplicable, que apenas se puede compartir, la que es inentendible para cualquiera que pudiera escucharla por fuera de la propia experiencia; la que haría dudar al más cuerdo, es indemostrable, no se puede generalizar, pero marca en mi vida un antes y un después. Las presencias, las sonrisas, la ternura y sobre todo el amor indescriptible que invadía un espacio que otros sentían tan vacío... ¿Cómo se puede llenar con casi una vida, por no decir varias, apenas una hora que se pierde en el espacio y en el tiempo?. No cualquier presencia, sino La Presencia me hizo temblar... y cuando ahora intento transmitir apenas un atisbo de lo que allí aconteció me sigo estremeciendo algo triste por sentirme tan pesado, correoso, rígido y denso frente a la luz, a la belleza y a la ligereza de lo que allí me encontré. Lo que yo fui, y lo que llegaré a ser, hoy no tengo la menor duda. En estos lugares encontramos la metáfora viva de lo que hemos sido, pero sobre todo de lo que llegaremos a ser . Y lo más hermoso de este “futuro anterior” que tan bien recoge nuestra gramática es que ya es presente. Es hoy, ahora, y en cada uno de los espacios de nuestra vida, con los amigos, con la familia, en el trabajo, y muy especialmente con los escollos que nos vamos encontrando, que vamos tranformándonos en luz. Cuanta alegría y cuanto agradecimiento, al maestro constructor, a los que fueron allí dejando sus huellas, a las personas que a lo largo de los siglos han ido cuidando ese sitio permitiendo que allí se sucedan “milagros”. Y no milagros espectaculares como a veces soñamos en nuestra fantasía más infantil. El milagro, el único milagro, la consciencia colectiva de que estamos vivos. Rabiosamente vivos, insertados en el más maravilloso lugar en el cosmos y en el momento adecuado para llegar a ser lo que somos . Esta experiencia que nombro no es sino una de las muchas que muchas personas han sentido en estos sitios. Se habla a veces de curaciones, a veces de regeneración, otros encuentran la paz que necesitan. Y otros la fuerza, la inspiración. ¿Qué misterios recogen estos lugares?. Lugares en particulares enclaves naturales, en ocasiones con megalitos y marcas antiguas que nos enseñan su muy antiguo uso y que se concretan fundamentalmente para nosotros en nuestras iglesias románicas y en nuestras catedrales góticas (aunque no tienen que ser necesariamente los únicos). Son lugares que están en el punto de mira de artistas, historiadores, intelectuales... Nunca pensaron sus constructores que fueran estos sitios “objetos artísticos”. Nada de lo que se hacía en estos lugares escapaba en absoluto a su condición primera y última. la trascendencia del ser humano. Han sido y son ante todo Lugares útiles. Es lo que comparten estos enclaves como ya sabemos por los excelentes trabajos de Blanche Mertz (1) con el resto de lugares trascendentes que se reparten en el espacio y en el tiempo a través de la geografía humana. Cheops, La Stupa Tibetana , Teotihuacán, Luxor, Santiago de Compostela, Stonehenge, Chartres, Val Camónica, Bathalla en Portugal, o los monasterios de Bukovina en Rumanía por citar solo algunos, comparten justo este mismo objetivo. Un saber depositado en la propia creación, en la propia construcción en su interacción con el enclave cosmotelúrico que permite al ser humano en todo encuadre espacio temporal trascender las dificultades cotidianas, la inserción en su “dolor de existir” diario... Y comparten curiosamente para ello las estructuras energéticas que desde la geobiología conocemos. Pero seamos humildes y cuidadosos; nos acercamos a temas de los que sabemos muy poco, no solo de la geobiología como tal, sino, de lo sagrado... Pero allí donde conocemos un poco, es importante que sepamos como se repiten estas estructuras. Me gustaría rendir un pequeño homenaje con estas reflexiones a las tres personas que entre otros muchos me han marcado realmente con sus obras en la investigación abierta sobre estos sitios. L. Charpentier con su obra “El Misterio de la Catedral de Chartres” (2), que en mi opinión nos da una verdadera pista para abordar las catedrales desde una estructura energética; Blanche Mertz con sus dos obras conocidas “Pirámides, Catedrales y Monasterios” y “Ame de Lieu” (3). y por último la obra de Jacques Bonvin, muy especialmente “La iglesia Románica Lugar de Energía” (4). Aunque ninguna obra nos enseña una receta en particular, todas juntas nos dan las pistas suficientes para que en la interacción que se produce entre el lugar sagrado y nosotros seamos capaces de encontrar nuestro propio camino. Esta es una cuestión muy importante. Aunque pudiera existir un saber en el lugar sagrado que fuera generalizable lo importante es que se trata en el sitio de una serie de energías que funcionan siempre en relación al ser humano individual y colectivo que habitan aunque sea por un momento el sitio. Hay un mensaje escrito en la piedra que está ahí para todos y que se dirige a cada uno en particular. Es el conjunto de las energías matemática y espiritualmente estudiadas del lugar las que interaccionan con cada uno de nosotros en cada uno de los momentos en los ciclos del tiempo y en el instante preciso en que nuestro encuentro “consciente” con ellas permiten que se desplieguen en todo su esplendor liberando el “mensaje particular para cada uno” . Es muy dificultoso transmitir en un artículo que evidentemente no puede ser extenso la importancia, la apertura y la amplitud de lo que se mueve con “los lugares sagrados”, mucho más sin correr el riesgo de caer en la impostura, pues creo que apenas nos acercamos a algunos esbozos de lo que realmente encierran. Solo una experiencia particular y evidentemente marcada por lo subjetivo y por supuesto nada generalizable nos permite adentrarnos en este terreno sin perder nunca de vista que es un terreno del que apenas sabemos. Conocemos algunas cuestiones fundamentales y que se consideran ya clásicas bien desarrolladas en los trabajos de Blanche Mertz; allí donde tenemos lugares sagrados nos encontramos unas estructuras que se repiten. Las líneas del campo magnético terrestre, (no sólo las Hartmann, también la red diagonal o Curry así como la Peyré y otras), que se encuentran normalmente repartidas cada ciertos metros en dirección N - S y E-O unas, y en dirección NE - SO y NO - SE otras, las encontramos concentradas como un verdadero cinturón de protección alrededor del edificio sagrado. (Se repite la cifra de 15 líneas en la entrada en los grandes lugares sagrados y de 7 en otros de menor importancia teóricamente; ya que podemos encontrar lugares sagrados que por efecto de las diferentes intervenciones que se han realizado a lo largo del tiempo han ido perdiendo algunas de sus cualidades vibratorias). En edificios muy grandes encontraremos ciertas áreas protegidas o neutras, repartiéndose las líneas adecuadamente entre columnas, etc... Sin embargo la cuestión no es tan sencilla, podemos encontrar diferencias en el gótico y en el románico en relación a estas cuestiones. En la iglesia románica veremos que las líneas las encontraremos alrededor de la pila bautismal o de la llamada piedra de los muertos. Y sería además muy interesante iniciar una investigación temporal, es decir a lo largo de los ciclos estacionales, pues nos vamos a llevar sorpresas. Quiero decir que va a haber momentos en que no vamos a encontrar las líneas y van a existir momentos en que muy probablemente nos las encontremos; no podemos abordar ahora esta cuestión pero es clave para una verdadera investigación de la iglesia. Es la dedicación de la iglesia (Por ejemplo mientras San Juan el Bautista marca el solsticio de verano, el evangelista nos marca el de invierno) las que nos permite conocer las fechas claves de máximo expansión energética de la iglesia. Otro factor principal y que es clave para conocer este desarrollo va a ser la consciencia con que estamos en el lugar, pero esto lo dejamos para más adelante. Simplemente señalar que el lugar además de un amplificador energético de las energías allí depositadas y canalizadas, es un verdadero resonador de la “posición con la que nosotros estamos”. Somos por decirlo así el verdadero interruptor que puede poner en marcha esta maravillosa máquina. Frente al manejo de esta red telúrica hemos de poner en juego para entender el papel de este verdadero crisol alquímico que es el conjunto del edificio en toda su amplitud espacio temporal la llamada red solar puesta de manifiesto en los trabajos del belga Walter Kunnen. Tal como nos relata Trilloux y Bonvin “Es a partir de una obra latina que Kunnen ha podido progresar. Se refiere a menudo, en efecto, al “Corpus Agrimensorun Romanorum” cuyo original estaría conservado en la biblioteca del vaticano. Posee largos extractos (los únicos descifrables según el propio Kunnen) con comentario en alemán. Parece que no existe ninguna traducción de esta obra en francés. Se trata de hecho de un Corpus, reuniendo los diferentes “Codices Graeci et Latini ” de la época de Adriano, ...” (5) Los antiguos pues, 130 a .d.C. conocían ya la existencia de estas redes que al igual que la red Hartmann se orienta en dirección N - S y E - O. Esta red se establece en una malla con una distancia de 100 km entre línea y línea, existiendo una subred que se da cada 40 km . Curiosamente a su vez tienen una red diagonal en 45º y otra en 60º. El eje N - S se denomina Cardo , mientras que el eje E - O sería el Decumanus . Su anchura varía entre 0,30 a 0,80 cm , aunque en algunos lugares puede llegar a ser más ancha. (En la iglesia de Orcival por ejemplo tiene una anchura de 1,80 m). ¿Porqué se dice que es una red sagrada?, porque curiosamente la vamos a encontrar uniendo distintos lugares sagrados; a mayor importancia del sitio, mayor concentración de número de redes nos vamos a encontrar. En algunas ermitas veremos que pasa una línea, en alguna iglesia pueden ser dos, y en lugares como Santiago de Compostela, o la basílica de San Lorenzo de El Escorial podemos encontrar varias. El conjunto de lugares sagradas de una zona, de una comarca, de todo un país y de varios países colindantes están realmente interconectados a través de esta red sagrada. Se trata a su vez de una red solar porque su energía viene dada por el sol, encontrándose variaciones de desplazamiento de la misma al llegar la noche; al amanecer se vuelve a situar en su lugar. Muchas veces la orientación de una iglesia (que con tanta frecuencia se desvían del Este, punto cardinal teórico de orientación de los lugares sagrados) tiene que ver justo con la adecuación a dicha red. El Altar (especialmente en la ubicación inicial y primera) sería el punto de concentración máxima energética de estas líneas junto a otros factores como el agua, etc... El eje más intenso de estas redes (se considera el fundamental) se denomina Maximus Maximi Maximorum y pasa justo por Cheops, otro de menor intensidad lo encontramos en Delfos... Podemos intentar realizar un trabajo y unir los distintos monumentos a través de la red sagrada en los lugares que habitamos. Notas 1. MERZ, B., "Pirámides, Catedrales y Monasterios", la otra ciencia, Martines Roca, Barcelona, 1987. MERZ, B., “ L' Ame du lieu”, (son interacion dynamique sur nos quatre corps), Georg ed., 1988, París. 2. CHARPENTIER, L., “Les Mystères de la cathédrale de Chartres”, ed., Robert Laffont, París, 1966. Existe traducción en castellano que se encuentra ya descatalogada en el editorial Salvat. 3. Esta obra no ha sido traducida al castellano. Sin embargo disponemos de una traducción realizada a disposición de aquellos realmente interesados en GEA. Actualmente estamos en trámites para poder publicar en castellano desde la nueva editorial de GEA. 4. BONVIN J., TRILLOUX P., “L'église romane, lieu d' energie” Por une geobiologie du sacré , Dervy, París, 1998. 5. BONVIN, J., TRILLOUX, P., ob. citada, pp: 30 |
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De: Thenard |
Enviado: 29/06/2010 22:22 |
Es interesante observar en algunas iglesias, quiero recordar ahora por ejemplo la VeraCruz de Segovia, la capilla románica de Eiré, o la parroquia de Noia como tienen ventanas o figuras que marcan no solo como se piensa entradas precisas de los rayos solares en determinados días del año, sino las propias redes solares. Si hacemos converger la línea de cada una de esas ventanas veremos como coinciden en el altar, o en el lugar donde el altar se encontraba inicialmente ubicado. Existe un símbolo que es el del crismón que más allá de las distintas explicaciones doctrinales que se han realizado del mismo, nos señala ante todo la importancia del lugar con respecto a la red sagrada. He observado en la basílica de San Lorenzo de El Escorial como un cuadro pintado de San Andrés con la cruz a cuestas colocado en el lugar preciso nos muestra perfectamente la existencia de la red sagrada en dicha basílica. No olvidemos nunca esta red solar en contraposición estructural a la telúrica, pues este es nuestro destino elevar y trascender las energías telúricas hacia la luz, estando bien presentes en el aquí y ahora de la realidad de cada uno. La otra característica importante que encontramos en todos los lugares sagrados es la existencia del agua subterránea . Elemento fundamental en la construcción de la iglesia, y tan importante que si por algún motivo particular los maestros constructores no lo pudieran encontrar recurrirán a hacer caminos de cantos rodados de río en una evocación de la memoria del agua, tal como Henry Quiquandon descubre en la iglesia de Trie-sur-Bäise (Gers). Sabemos precisamente por los trabajos que ya presentara Mertz en su primer libro como la estructura energética de la catedral de Chartres, y de Santiago de Compostela son tremendamente semejantes hasta el punto de que en ambas existen 14 canalizaciones artificiales de agua subterránea realizadas por las maestros canteros que convergen en un único punto que se encuentra en el cruce del transepto de la catedral, convirtiendo este punto junto a otros factores en uno de los puntos de mayor nivel vibratorio del sitio. En Santiago de Compostela estas canalizaciones han sido cegadas con cemento en el intento de resolver unos problemas de humedades, aunque nos podríamos preguntar si no se habrá interferido en cuestiones energéticas que actualmente apenas comenzamos a vislumbrar. Y es que el agua cobra una especial importancia como elemento diluyente y de intercambio de las energías evolutivas, involutivas y horizontales, del terreno, de la propia construcción de las emisiones de forma y cósmicas. “Es la molécula de agua la que pone en resonancia la tierra y el cosmos. Trabajos recientes han demostrado que recibimos sin parar desde el centro de nuestra galaxia ondas gravitaciones que han podido ser puestas en evidencia por los detectores de cuarzo piezoeléctricos. Es la molécula de agua la que sirve de resonador a las radiaciones cósmicas así como se ha demostrado en numerosos trabajos científicos efectuado por autores como el profesor Piccardi de la Universidad de Florencia, Teodoro Schenk, André Faussurier y otros más, de donde la aparición del fenómeno de cosmoacoplamiento al cuál no escapa ningún ser vivo. y es por un desarreglo de las vibraciones de cosmoacoplamiento sobre de la constitución de estos, que aparecerán las enfermedades.“ Además no es el agua sin más, sino que hay un encuentro del agua subterránea con la energía telúrica denominada wouivre , la energía de la serpiente. Es este encuentro entre el agua y la energía telúrica la que da lugar a esas fuentes con carácter de milagrosas , regeneradoras y desde luego cargadas de energía que encontramos frecuentemente en estos sitios. Estas corrientes de agua han sido manejadas desde antiguo en todas las construcciones que se querían sacralizadas. Ya los druidas colocaban los menhires sobre un cruzamiento como mínimo de dos corrientes de agua . Y el dolmen tiene como mínimo una corriente de agua que lo recorre en el sentido de su longitud. Veremos en todas las iglesias varias corrientes de agua. Normalmente una fundamental que sigue en línea con la red sagrada principal que recorre longitudinalmente la nave (dirección Este Oeste) y luego curiosamente encontraremos varias en dirección N - S (perpendiculares a la anterior) que suelen estar en lugares muy precisos y normalmente señalados bien por los capiteles. La primera al entrar, el umbral, el paso que implica un bautismo, se trata de una purificación simbólica, jugaría un papel de filtro. Luego, habría varias, según la importancia de la iglesia que separan la zona terrestre, telúrica o física (tabla rectangular en la iglesia románica, tabla redonda en la catedral gótica), de las otras zonas, la emocional y mental (tabla cuadrada tanto en la iglesia románica como en la catedral gótica), y a su vez otras corrientes separan como si de muros invisibles se tratara la zona emocional y mental del ámbito espiritual dentro de la iglesia (tabla circular en la iglesia románica, tabla triangular en la catedral gótica). Estas corrientes están en una interacción sincronizada con las redes sagradas, las redes telúricas, y toda la construcción en general. Y si observamos lo que hasta aquí tenemos nos daremos cuenta de otra metáfora hermosa que nos trae el edificio sagrado para nosotros. ¿Qué es lo que nos encontramos en el lugar sagrado?. Como punto de partida un lugar insano hasta donde conocemos gracias a la Geobiología. En una vivienda normal sabemos por el biómetro que estas influencias bajan el nivel y la calidad vibratoria llegando a crear lugares patógenos y factores de riesgo para la salud, sitios duros en definitiva. Sin embargo la iglesia, el santuario, el lugar denominado sagrado, toma este punto de partida, para transmutar la densidad en luz, parte de lo telúrico para llegar a lo más luminoso. La metáfora como repito en ocasiones de nuestra vida. Los niveles vibratorios que podemos encontrar pueden llegar a ser elevadísimos. Llegados a este punto se nos plantea una pequeña dificultad a todos los que queremos intentar medir y estudiar estos lugares sobre todo si más allá de cuestiones subjetivas nos queremos poner de acuerdo en la medición vibratoria que encontramos. El Biómetro de Simoneton sabemos que fue un intento de encontrar un sistema radiestésico de medida en Angströms para los alimentos y que tenía por límite las 10000 unidades, poco tiempo después ante el desencuadre que se producía con los Angströms como tal se decide denominar a sugerencia de Roger Ranchous unidades bovis a la medida que nos sugiere; fundamentalmente una medida de calidad vibratoria. Se convierte en una medida universal entre radiestesistas que trabajan en el área de la geobiología. Blanche Mertz en su trabajo Pirámides, Catedrales y Monasterios muestra en sus trabajos con los “Lugares Sagrados” la insuficiencia de esta medida y eleva por encima de las 10000 las unidades Bovis para poder dar cuenta de los niveles energéticos que se encuentra. En su libro posterior y ante la imposibilidad de abarcar la experiencia habla ya de tres niveles diferenciados para distinguir la vibración (referenciando el AUM) M: nivel físico hasta las 10000 unidades Bovis, U para los niveles energéticos o etéricos y A para los niveles espirituales. Esta unidad de medida sin embargo se le vuelve a quedar corta cuando trabaja con las unidades Maya ya que le superan en decenas y a veces centenas de miles los niveles vibratorios que encuentra en torno a algunos lugares mayas. Jacques Bonvin, introduce una nueva visión a partir de la triple energía que desarrolla en sus trabajos sobre la piedra celta “El Triskell Las Energías Involutivas que bajan del cielo hacia la tierra, las evolutivas que suben de la tierra y canalizándolas suben hacia el cielo y las estabilizadoras horizontales. A partir de los avances que hace en la investigación de los Lugares Sagrados en relación con estas energías introduce y distingue dos medidas, ya que piensa, y de un modo acertado en mi opinión, que no podemos mezclar unas con otras. La realidad experimental que vamos a encontrar en la iglesia en determinados momentos corroboran enormemente esta distinción. El utiliza por un lado las unidades Bovis, y por otro lado las unidades Crísticas (Que oscilan de 0 a 100000) dejando bien claro que en definitiva se trata de la interacción de ambas las que marcan lo que está en juego. Traigo estas cuestiones para mostrar la dificultad de poder tabular o medir de un modo comparativo las energías que se ponen en juego en este tipo de sitios. Son energías demasiado complejas que probablemente requieran de un nivel de medida que aún no hemos encontrado, Pero es necesario distinguir por un lado las que son evolutivas de las involutivas y por otro, las que corresponden a niveles físicos y a los diferentes niveles sutiles. Nos podríamos incluso preguntar si las emisiones de las formas podríamos medirlas también en Bovis o necesitaríamos alguna medida distinta; por ejemplo ¿Cuánto mide la forma de un capitel en el momento en que el sol la ilumina activando su acción en el día preciso del año para el que fue construido y emitiendo sus bienhechoras energías para cualquiera que se encuentre allí en ese momento?; ya ni siquiera sé si podríamos hablar de energías sutiles, salvo que aquí incluyamos una alta espiritualidad. Es necesario encontrar una medida adecuada (si es que realmente es posible) que apunte a la interacción global de todas las energías existentes. Una convención nueva es un reto para el futuro que nos permitirá cernir de otra manera toda la interacción energética que se produce y desencadena en torno a los Lugares Sagrados. Por tanto, retomamos que lo que vamos a encontrar ante todo en estos lugares iniciáticos como punto de partida, es un punto difícil, un lugar con alteraciones telúricas, con aguas subterráneas naturales, y canalizaciones artificiales, con alto nivel de radiactividad, con fallas , y cuando las fallas por algún motivo no existen se recrea la madre tierra en la cripta que evoca este útero materno que nos acoge a todos.... Efectivamente nada queda al azar en estas construcciones; pero no se trata solo de la madre tierra. Conocemos por los trabajos de Guingand la influencia planetaria que existe en las plantas de estas iglesias. Es decir la interacción cosmotelúrica con distintas zonas de influencia determinada y clara de un planeta tal como podemos observar en los dos gráficos. Ya que no nos podemos extender en todos las áreas de influencia podemos tratar por ejemplo una que hemos podido conocer mejor gracias al excelente trabajo de Sig Lonegren sobre los laberintos. Elemento fundamental que podemos encontrar en todas las épocas y culturas de la humanidad (El más antiguo dibujado que se conoce en una gruta es el de Val Camónica) y que responden a esquemas geobiológicos, culturales, e iniciáticos precisos. En las catedrales góticas existe un lugar que es el lugar natural del laberinto. Es curioso que este en la catedral corresponda a la influencia cósmica del planeta mercurio en dicho edificio. Y curiosamente además, el movimiento que hacemos en el laberinto como nos muestra Lonegren, a su trabajo os remito de nuevo, el movimiento que realizamos al andar en el laberinto es el propio movimiento que el planeta citado recorre en el cielo alrededor del sol en un tiempo determinado. Los laberintos han desaparecido de muchas catedrales con el error de algunos clérigos de ver que sus fieles en vez de asistir a los oficios adecuadamente se dedicaban por el contrario a descalzarse y realizar el laberinto. Es muy probable que algunos de ellos los pudiéramos volver a encontrar simplemente levantando el suelo que se ha puesto posteriormente. Conocemos por el trabajo de Mertz el recorrido del laberinto de la catedral de Chartres. Un recorrido que comienza en unas 6500 Unidades Bovis, y que poco a poco aumenta a medida que vamos haciendo el recorrido, y va incrementándose paulatinamente adaptando nuestro cuerpo a las energías hasta el punto de que cuando vamos a dar el penúltimo paso bajamos a los abismos, Bajamos a un nivel vibratorio que se encuentra en las dos mil unidades bovis (¿los infiernos quizás?) para dar el siguiente paso que nos eleva de lo más hondo, a lo más sublime, las 18000 unidades bovis. Efectivamente los fieles no entendían que pasaba pero su inconsciente y su alma probablemente sabían de estas energías que se movilizaban a nivel de todo su ser. ¿Cómo será la influencia de cada una de las energías planetarias en los distintos sitios que nos muestran los mapas?, ¿Cómo podremos aprovecharlas?, y sobre todo ¡Qué respeto hacia el saber de los maestros canteros! , ¿Aún nos quedan dudas de que estos lugares posibilitan todo lo que posibilitan?. En esta interacción cósmica hay otro elemento que es muy importante; Si sabemos por la física moderna que el hombre hoy día es el punto intermedio entre el macrocosmos y el microcosmos . La catedral enclavada en el planeta tierra se encuentra en una resonancia total entre este y su interacción cósmica. Charpentier nos lo ha mostrado muy claramente en su trabajo sobre Chartres Muestra como toda catedral tiene una medida que rige todas sus proporciones y que se denomina codo sagrado . Un codo que es relación en torno a la cuál se refieren todas las medidas que nos encontramos en el edificio y que se deriva del paralelo terrestre en el que se encuentra enclavada la catedral y que lo hace distinto del de otras construcciones sagradas que se encuentren más al N o al S del mismo. En el caso de Chartres se trata de 0,738 m. El paralelo de Chartres sabemos hoy que mide con la exactitud que nuestra tecnología moderna permite 26570 km. Si dividimos esta distancia entre los 360º de una circunferencia encontramos que el valor de un grado es igual a 73,80 km. Y vemos claramente que la cienmilésima de esta cantidad corresponde a 0,738m. ¿Qué clase de tecnología espiritual usarían los maestros canteros que no disponían en aquella época de satélites para mediciones tan precisas? Podemos contemplar otro ejemplo para que no nos queden dudas del enclave cosmotelúrico en su importancia global, no solo en el sitio de la madre tierra que en este caso ocupaba el bosque Carnuto, allí donde los druidas adoraban la “Virgo Paritura” , unas medidas que ubican el microcosmos que es la catedral en el espacio física en torno al propio planeta y en la propia influencia planetaria. La distancia de la nave central es de 110.7 m desde la base hasta el punto final de la curva del ábside visto en planta. Curiosamente corresponde a la diezmilésima parte de la distancia recorrida por la catedral en el espacio sobre su paralelo 48 en 60' bajo el efecto de la rotación de la tierra. Podríamos añadir a este codo sagrado todas las proporciones con las que se trabaja en el lugar sagrada, siempre con números infinitos, y aunque no podemos desarrollar ahora el tema, la raíz de cinco, el número de oro, etc... nos muestra como hasta en los más mínimos detalles del lugar se busca la trascendencia del ser humano. Por ello no hay nada mejor que trabajar con números infinitos . Podremos comprobar como algunos de los puntos vibratoriamente claves de los lugares sagrados están (además de todo lo mencionado anteriormente) en relación con números infinitos. ¿Qué saber y qué magia esconden estos lugares me pregunto de nuevo?, no tenemos tiempo para hablar aquí ahora de la luz, ni de la medida, ni de las tablas que resuelvan con la geometría sagrada la cuadratura del círculo, no tenemos tiempo de hablar del papel de las reliquias (las verdaderas y las que no lo son) que están insertas por las columnas y muros, de la simbólica de la entrada, del exterior y del interior del edificio, del damero yin y yang que constituía el enlosado de las iglesias, del pozo druídico, de las vidrieras y de los rosetones; nos hemos dejado las Chimeneas Cosmotelúricas para otro momento, apenas hemos visto las cuestiones de la orientación y no hemos entrado en la relación de las esculturas, la toponimia del lugar y el santoral. |
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