La tierra de de Thule está situada, según los antiguos, en el extremo más septentrional del mundo. Un geógrafo griego llamado Piteas la “descubrió”, pues para los antiguos eran tierras lejanas del globo todas cuantas no limitaban con el mar Mediterráneo. Poco más o menos en el año 325 antes de Jesucristo emprendió Piteas un viaje de exploración que debía llevarle hacia las islas Británicas, en aquel entonces aún totalmente desconocidas. Como los cartagineses habían cerrado el estrecho de Gibraltar a la navegación, partío desde Masilia, la actual Marsella, primeramente por tierra, a lo largo del Ródano y el Loira El Corbillo, una ciudad que había desaparecido sin dejar rastro en tiempos de César –en la región donde hoy se encuentra Saint-Nazaire-, embarcó para seguir hacia el norte. Se había impuesto la tarea de averiguar si la Gran Bretaña era una isla o bien una parte que se proyectaba hacia el mar desde tierra firme. Partiendo de las islas Shetland, adonde llegó probablemente en ese gran viaje de exploración, navegó durante seis días por el mar del Norte, convencido de que daría con tierra firme: halló Thule. Fridtjof Nansen señaló que, por los datos muy escasos que se conservan de Piteas y los de investigadores que le siguieron, bien pudiera tratarse de Noruega, en la región que corresponde a la bahía de Drontheim. Plinio completó los datos más antiguos: «La más alejada de las tierras que se conocen es Thule. En la época del solsticio, es decir, cuando el Sol pasa por Cáncer, allí no hay noches; en invierno el día dura muy poco, mientras que las noches son largas. Incluso muchos sostienen que esto pasa durante seis meses sin interrupción. Berrice llaman algunos a la más grande de todas las islas que allí existen; desde ella es costumbre ir a vela hacia Thule». |