Viajemos por un tiempo a la tierra del hielo, a esos lugares donde el sol se muestra durante seis meses, y el frío hace que las mujeres pierdan sus dientes al lavar la ropa, por la necesidad de morderla para ablandarla. En esos sitios donde el alma del hombre apenas empieza a conocer las armas del hombre blanco; en esas tierras donde la posesión mas preciada de un hombre son su rifle y sus perros.
¿De qué se viste el hombre de estas latitudes? De pieles de animales; ¿Qué come el hombre? Pescado.
En esa tierra no existen muchos animales, solo lobos, osos, y perros. Los perros son los amigos del hombre, los que cargan por él las cosas.
¿Qué sucede cuando el hombre tiene hambre y los ríos están congelados? ¿Qué puede hacer? En el momento en que el hombre decide cazar, se enfrenta a un serio problema: Los osos son muy fuertes físicamente: Enfrentarse a ellos con las manos desnudas o un cuchillo es suicidio, los preciados perros no pueden contra el gigante blanco, y las balas son demasiado caras y lentas contra el poder desatado de la naturaleza.
¿Qué le queda al hombre? Cazar a los lobos. Pero otra vez surge el mismo problema. Los lobos se mueven en manadas, impidiendo que un cazador solo pueda vencerlos; los lobos tienen la fuerza del número, y los perros son aliados de los lobos o incapaces de enfrentárseles. Y son demasiado valiosos para arriesgarlos.
Es entonces cuando los hombres deben salir a la caza, de una manera muy instructiva y que no se repite en ninguna otra parte del mundo. Como los osos nunca se acercarán a una trampa, y dominarlos puede ser difícil, las trampas se ponen a los lobos. El hombre unta un cuchillo de desollar con grasa de oso o de perro, y clava el cuchillo de 20 centímetros en la entrada de su casa, mientras el se encierra.
A la distancia el lobo huele la grasa, y va a buscar el oso. Pero qué sorpresa para el lobo, que encuentra al oso indefenso y quieto, un bocado perfecto. Y el lobo empieza a morder el cuchillo y a oler la sangre, sin darse cuenta que lo que come no es sangre de oso, sino sangre de lobo, y ataca con esa furia del que pelea por la vida, y se alimenta de su propia sangre, y se debate y no entiende porque el oso no muere y sigue peleando.
En la mañana, el hombre sale de su hogar y recoge el lobo muerto.
Cuentan las leyendas que los lobos que abandonan su propia sangre, volverán a esta tierra como chamanes. |