La mónada
por Aart Jurriaanse
La Mónada es una unidad espiritual - una chispa o célula en el cuerpo de manifestación de nuestro Logos Planetario. Como tal ya ha pasado a través de ciclos de sistemas solares anteriores, y su expresión en la forma física de un ser humano en el presente sistema es meramente un paso en su desarrollo evolutivo. Los ciclos cubren unos períodos de tiempo tan amplios, y el significado real de esta historia pasada permanece tan oculto a las mentes de los hombres, que resulta falto de sentido reflexionar demasiado profundamente en sus implicaciones. Todo lo que el hombre puede observar, y eso sólo dentro de unos límites muy estrechos, son algunos de los resultados presentes - cuáles son las causas subyacentes, o los objetivos eventuales, permanecen envueltos de oscuridad. No puede sino desempeñar su papel de la mejor manera que pueda, constantemente luchando para expandir su conciencia, dirigiendo la luz de la mente hacia esferas de conciencia despierta cada vez más amplias y profundas.
Según el Tibetano sólo ciertos grupos de Mónadas se han encarnado hasta ahora; esto ha ocurrido en diferentes períodos, y todavía hay otras que les seguirán cuando las condiciones interplanetarias se consideren apropiadas. Durante el presente ciclo aproximadamente 60.000 millones de Mónadas están 'en circulación' - ya sea encarnadas en cuerpos físicos, o retiradas temporalmente en las esferas etéricas hasta que llegue el momento para su renacimiento cíclico en cuerpos humanos.
La Mónada, como un diminuto componente del Logos, en su presente etapa de desenvolvimiento necesita la experiencia física para su propósito evolutivo. El contacto con los tres planos del mundo físico se efectúa funcionando a través del alma, que actúa como intermediaria entre Espíritu y materia. Expresado simbólicamente, el alma, la 'Joya en el Loto', es el ojo de la Mónada, permitiendo a la Presencia, que es puro Espíritu, trabajar, contactar, conocer y ver. Ya que el 'Tercer Ojo' se conoce como la ventana del alma, por tanto también servirá a la Mónada para el mismo propósito.
La Mónada, a través del alma, es la fuente de Vida y Luz de la personalidad humana. A través de este canal la Mónada sirve como el órgano de percepción y contacto para el Logos, y a través de este mecanismo la Voluntad Divina se expresa, convirtiéndose la Mónada así en el agente director del Logos, sirviendo como el instrumento de dispensación de Voluntad, Luz y Vida a los mundos fenoménicos. Cuando después de la tercera iniciación y la finalización del 'puente de luz', la personalidad entre en la esfera de influencia directa de la Mónada, se convertirá en un canal a través del cual el Propósito y Voluntad de Dios será revelada al mundo de los hombres.
Resumiendo, se podría por tanto decir que durante el desarrollo espiritual temprano del hombre la Mónada delega todo contacto con su reflejo en los tres mundos al alma, que se relaciona con los cuerpos inferiores por el hilo de vida, anclado en el corazón, y el hilo de conciencia, con base en el cerebro. Al desenvolverse el hombre espiritual, el alma lentamente incrementa su control sobre la personalidad triple. Cuando se alcanza la tercera iniciación, la personalidad está totalmente dominada por el alma, y así se convierte meramente en el instrumento a través del cual el hombre interior funciona en el plano físico. Pero otro gran cambio también ha ocurrido con respecto a la relación con la Mónada. Hasta el punto en que la actividad y control del alma sobre sus canales de expresión ha aumentado, ha habido un interés correspondiente por parte de la Mónada, unido con una reacción recíproca de los niveles inferiores. La personalidad infundida del alma se vuelve ahora consciente de la luz de la Presencia, y nace un impulso para regresar a la 'Casa del Padre' de la cual se partió hace eones. La personalidad encuentra, sin embargo, que no existen canales apropiados de contacto, por lo que comienza a construir deliberadamente un puente para cruzar esta brecha de conciencia - el Puente de Luz'. Con la realización de este puente, que sólo ocurre después de la tercera iniciación, la Mónada estará en contacto directo con el mundo físico triple, y las funciones del alma se volverán por tanto redundantes, y el alma será seguidamente absorbida por la Mónada.
La Tríada es el canal a través del cual funciona la Mónada, y sirve en gran medida el mismo propósito para la Mónada como la personalidad lo hace para el alma - un campo de contacto con las formas inferiores.
Los tres aspectos de la Tríada Espiritual son:
1. La Voluntad Espiritual
2. La Intuición, o Amor Sabiduría
3. La Mente Superior o Abstracta
La Mente Superior, el aspecto inferior de los tres, es el intérprete para la Mónada, y también puede considerarse como el nexo de unión con el alma; simbólicamente representa el cuerpo egoico o causal, el asiento del alma.
Las energías de Vida, Intuición y Mente Superior, son sintetizadas en la Tríada Espiritual. Su correspondencia en los tres mundos de la forma es reflejada en el 'hilo de vida', el 'hilo de conciencia' y la 'mente inferior' o principio de inteligencia. Sin embargo, antes de que las energías superiores puedan comenzar a influenciar a los vehículos inferiores, estos cuerpos deben estar firmemente integrados en la personalidad, que entonces debe ser infundida por el alma. La última combinación de las tres energías superiores con sus contrapartes inferiores sólo se alcanzará después de la tercera iniciación, y con la unión de la brecha de conciencia entre la Tríada y la personalidad, creando así un único campo de servicio y actividad para el iniciado, bajo la orientación directa de la Mónada.
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