Características del alma
por Aart Jurriaanse
Es importante prestar atención a algunos de los atributos del alma más sobresalientes, por los cuales su presencia puede detectarse. Hablando de forma general, el ser infundido por el alma puede identificarse por cualidades tales como el idealismo, el servicio grupal, el sacrificio, la inclusividad, la disposición a compartir, la impersonalidad, la perseverancia, la compasión, el amor continuo y la buena voluntad, y el propósito sosegado, flexible pero constante del Ser divino. Estas propiedades pueden contrastarse con aquellas de la personalidad, cuando la influencia del alma está en su mayoría velada, como el dominio, la ambición, el orgullo, la sensualidad, el egoísmo, la codicia, el odio y la ira. Algunas de las cualidades más sobresalientes del alma serán descritas brevemente a continuación:
1 . Amor y Buena Voluntad
Estas dos propiedades están estrechamente asociadas, y la buena voluntad es meramente una de las expresiones prácticas del amor. Una juiciosa aplicación del amor y la buena voluntad en todos los niveles debe conducir inevitablemente a las buenas relaciones humanas, y al ser claramente la mejora de las relaciones humanas uno de los objetivos de la Nueva Era, la importancia del papel del amor no puede ser suficientemente resaltado.
El amor, como todas las otras cualidades de la vida, es también un concepto muy relativo. En la personalidad se desarrolla al principio desde una emoción egoísta y sensual, hasta que es influenciado crecientemente por el alma, demostrado como amor a la familia, el amor por la pareja en la vida, irradiando y desarrollándose gradualmente en esferas cada vez más amplias de amor grupal, tan característico del alma, hasta que este amor finalmente abarca a toda la humanidad.
El amor es la energía que constituye el alma de todas las cosas y todas las formas; es la energía principal del alma del mundo, el anima mundi, que alcanza su máxima expresión en el alma humana. Puede considerarse como la fuerza unificadora que sirve para sintetizar cada forma en la creación en un Todo sincronizado y coordinado. En lo que al ser humano concierne, es la energía excelsa responsable de todo lo que es benévolo, amable y bello en el carácter individual, y que sirve para promover todas las relaciones valiosas entre los hombres, los grupos, y que finalmente unirá a todas las naciones y razas en Una Humanidad.
2. Intuición
La intuición es la facultad que conducirá indefectiblemente al hombre infundido por el alma a la correcta decisión y acción, cuando se enfrenta a una decisión en nombre de su prójimo. Esta no es la motivación emocional a la que se refiere la persona astralmente orientada como 'intuición'. No, la verdadera intuición que guiará al discípulo avanzado sin error a su destino es una característica del alma y el producto directo de una impresión o del flujo espiritual de energía y sabiduría de la Mónada. El hombre corriente, todavía centrado en su mayoría en la personalidad, debe reconocer esto y continuar basando sus decisiones en el 'sentido común' en lugar de esperar en vano una inspiración intuitiva. Toda orientación 'intuitiva' que tal hombre pueda recibir se originaría probablemente de los niveles astrales y no del plano egoico, y por tanto no podría esperarse que le condujera a su meta espiritual. Además la intuición se relaciona sólo con las actividades de grupo, y nunca con asuntos triviales de la personalidad, o para satisfacer ambiciones egoístas.
Aunque la intuición elevada se asocia normalmente a contactos espirituales relativamente elevados, definitivamente también hará su aparición en una etapa temprana, cuando el discípulo se encuentra en situación extrema o cuando se invoca urgentemente ayuda en nombre de otros. Cuando el discípulo ha alcanzado la etapa en la que puede utilizar libremente la intuición con su rapidez e infalibilidad de decisión, el uso de la mente con su funcionamiento laborioso, sus ilusiones y errores, descenderá gradualmente, hasta que finalmente terminará en desuso y será reemplazada por la intuición.
3. Luz
La luz es el símbolo del alma, y la luz que el discípulo irradia estará en proporción al dominio de su alma. Tres fuentes de luz están disponibles para el discípulo:
- La luz del Conocimiento. Esta es la aún parcialmente escondida luz de la personalidad con la cual el aspirante puede intentar despejar los muchos espejismos que le ocultan la verdad. Todo conocimiento es el producto del cerebro físico, y servirá para iluminar áreas de conciencia que estaban previamente ocultas en la oscuridad.
- La Luz de la Sabiduría es la luz irradiada por el alma, y es el resultado de la luz de la larga experiencia mezclada con la luz del conocimiento. La luz de la sabiduría iluminará y así revelará el mundo subjetivo de propósito o realidad, que para el hombre corriente permanece oculto por la forma exterior.
- La Luz de la Intuición es la luz del Espíritu, y sólo comienza a funcionar efectivamente cuando el alma y la personalidad han llegado a una fusión completa. Esto presupone la mezcla de la luz de la personalidad y del alma con la de la Mónada o Espíritu, y con su aparición las luces menores serán gradualmente absorbidas por la Luz Espiritual.
4. Serenidad y Calma Interior
El discípulo infundido por el alma se caracteriza por una profunda serenidad, calma interior y una paciencia permanente. Esto es así porque el alma, conociendo su inmortalidad, es persistente.
La serenidad no debe confundirse con la paz, que es una condición relativa y temporal en un mundo en constante cambio y evolución. Para llevar a cabo el progreso, siempre hay y habrá perturbación. La paz se refiere al mundo del sentimiento y la emoción, mientras que la serenidad es una cualidad del alma, y puede mantenerse aún con violentas perturbaciones en los mundos de la personalidad.
Tampoco debe interpretarse la serenidad como insensibilidad - es de hecho un reflejo de sentimiento intenso, transmutado por el alma en profunda comprensión. El discípulo centrado en el alma alcanzará el punto en el que nada perturbará su calma interior, y la serenidad total es experimentada a través de la serenidad y equilibrio perfectos.
5. Alegría
Se puede realizar una clara distinción entre felicidad y alegría. Felicidad es una buena cualidad, pero es aún una reacción de la personalidad, basada en la satisfacción del deseo, el sentimiento y la emoción. Estar arraigado en la vida emocional inestable, es estar sujeto a muchas perturbaciones emocionales del entorno, que fluctúan entre las cimas de la felicidad y las profundidades de la miseria y la depresión.
La alegría por otra parte es una cualidad más estable y profunda, y una característica de la vida del alma. Surge de un estrecho alineamiento del alma con sus tres mundos de expresión pero, en contraste a la felicidad emocional, la alegría es en esencia una experiencia mental; mientras que la felicidad se produce al satisfacer a la personalidad o a aquellos asociados con la personalidad, la alegría es el producto de satisfacer los objetivos del alma. La alegría por tanto siempre será asociada con los esfuerzos realizados en nombre de nuestro prójimo; con la conciencia de los días invertidos al servicio de otros; con actividades de cooperación grupal; con la contribución, aunque sólo sea de forma limitada, hacia la realización del Plan; o con traer luz a un alma en la penumbra. Sí, qué gran alegría produce ser conscientemente de utilidad en ayudar a otro trabajador en su lucha a través del sendero ascendente. El motivo que inspira la acción debe ser sin embargo desinteresada, no codiciosa y altruista - entonces se experimentará la alegría del alma, aunque la personalidad puede simultáneamente estar en un estado de sufrimiento e infelicidad.
La alegría, siendo la energía del alma, está también investida de fortaleza. Por tanto aprended a cultivar la alegría, en el cierto conocimiento de que es inspirada por el poder inagotable del alma, y que conducirá al hombre indefectiblemente a través de su arduo sendero hacia el destino divino. La alegría abrirá los portales a la Luz, ayudará a disipar el espejismo y la incomprensión, y traerá la serenidad interior. |