1.Observamos nuestro entorno, nos observamos a nosotros mismos, vemos como participamos en él.
2.Notamos que actuamos frecuentemente a partir de automatismos aprendidos, desde la idea de que somos diferentes y de que estamos separados.
3.Pero sabemos que en el fondo somos uno, idénticos, el mismo ser jugando al escondite.
4.Desde esa sabiduría sentida, cambiamos nuestra acción, nuestras palabras.
5.Nos sentimos unidos, religados, nos sabemos jugando al juego de las apariencias, siendo uno adoptamos diversas máscaras, las máscaras de los otros.
6.No abandonamos el juego, pero ahora sabemos que es un juego, no nos identificamos con él, podemos jugar sin miedo a perder.
7.Desde ese presupuesto somos libres y actuamos con creatividad.
8.Este es el camino del corazón, el participar con alegría en el juego de la vida.
9.La vida es nuestra maestra, nos está enseñando constantemente lo que necesitamos aprender.
10.Lo que necesitamos aprender es sobre todo situarnos en el centro de nosotros mismos, en ese centro interior. |