ORACIÓN ESENIA
Dicha por la Virgen María
Dentro del Altísimo, mi Alma florece,
se regocija ante la vista del sendero ascendente.
Lo que está arriba se une con lo que está abajo,
y el Altísimo ha impregnado mi Alma con su radiante mirada.
De todas las generaciones, la mía ha sido bendecida,
porque el Todopoderoso hizo grandes cosas por mí,
impregnó mi Alma con su rayo.
Sagrado es su nombre, a través de los siglos su bendición se extiende
a todos aquellos que, por amor, siguen siéndole fieles.
Sublime e intocable es el Altísimo,
Todopoderosa es la fuerza de su brazo;
Él dispersa a los orgullosos, destruye a aquellos que sólo piensan en sí mismos,
derriba el trono de quienes sólo creen en su propio poder,
y eleva a su Reino a los corazones humildes, sencillos, puros y amorosos.
Regala sus dones a quienes permanecen en silencio ante su presencia.
El Altísimo nunca abandona a sus hijos que le sirven con sabiduría y amor.
Amén.
Son palabras antiguas, una oración dicha por la Virgen María. No fue dicha por ella solamente, sino también por todas las mujeres encinta de la comunidad esenia. Actualmente, debemos estar conscientes de que la comunidad nazarena y esenia tenían enseñanzas comunales, enseñanzas para toda la humanidad, y que a la Virgen María no se le contemplaba como una mujer superior. Ella tenía responsabilidades importantes, pero no era considerada como una mujer distinta de las otras. Todas las mujeres gestantes eran respetadas y practicaban las mismas enseñanzas que la Virgen María.
"Nazareno" significa "consagrado a Dios", y también "el que conoce las cosas ocultas". Esta fraternidad universal, que no es característica del pueblo judío, conocía los secretos de la impregnación del alma, y contemplaba el hecho de que una mujer estuviera embarazada como algo profundamente místico. No fijaban su atención en el hecho de que la mujer estuviera encinta; para ellos, la mujer representaba un secreto mucho más elevado como ser humano. Representaba el alma, el alma oculta, el alma pura, el alma virginal, y también la Tierra -- la Tierra que es como un alma, reflejo del alma universal, en la cual todas las almas (por ejemplo, el alma de las flores, de los árboles, de los animales, todas las almas, incluso las almas de los ángeles) pueden aparecer como una unidad hecha de una misma sustancia, que es el alma universal. Esta sustancia está impregnada por los rayos del Altísimo, como los rayos del sol. El alma era llamada "Ma" en los antiguos misterios, y le dieron el nombre de "Maya" -- esto es, de la gran ilusión; también le dieron el nombre de"María": "Ri", "Ra", o "Re" es el rayo de la madre universal.
Así, en esta fraternidad esenia de hermanos y hermanas, la mujer, y principalmente la mujer gestante, no sólo contemplada solamente como una mujer encinta, sino como todo un símbolo, la escritura y el jeroglífico de los misterios del cosmos entero, e incluso de los misterios del Universo y de la evolución. Todos los secretos, los secretos de Isis y de la mujer estaban contenidos en una mujer en estado de gravidez.
San Juan, quien era el esenio Lázaro, revela estos secretos en el Libro de las Revelaciones, cuando un ser se le acerca y le dice: "Te mostraré los misterios de la mujer". Entonces le habla de la gran prostituta y de la esposa de las bodas del cordero. La gran prostituta es el alma, que ha dado a luz a la personalidad, el ego, separado del Altísimo, y hace lo que le place.
Ven así que se trataba de un universo entero, no solamente formado por palabras, sino más bien por realidades. No se necesita hablar de ello, ven a una mujer encinta y de pronto todos los misterios del cosmos están ante sí. De la misma forma, uno ahora solamente necesita ver las letras del alfabeto para conocer las palabras, no es necesario hablar de ellas, esto es algo que vive en el alma.
Esta oración esenia es de la mayor importancia en nuestro tiempo, debido a las cosas que están aconteciendo en la Tierra. Y uno debe saber que "quien está prevenido vale por dos", como dice el refrán. Las cosas ocurren, cosas que están conectadas con esta oración, con los misterios de la mujer, que conciernen también al hombre, por supuesto.
"Dentro del Altísimo, mi alma florece, se regocija ante la vista del sendero que asciende. Lo que está arriba se une con lo que está abajo, y el Altísimo ha impregnado mi alma con su radiante mirada."
Vean, esto es tan hermoso...
"De todas las generaciones, la mía ha sido bendecida, porque el Todopoderoso hizo grandes cosas por mí, impregnó mi alma con su rayo."
La pregunta es: "¿Quién puede decir esto en nuestro tiempo?"
Por supuesto, una mujer para quedar encinta tiene que ser impregnada por un rayo, pero aquí la oración habla del Alma que mora en las profundidades; todas las cosas consideradas sobre nuestra Alma, la cual vuelta hacia el Altísimo, salta de regocijo y ve el sendero ascendente. Esto no es una ilusión, es el sendero del despertar, del ennoblecimiento, de la transformación, no una ilusión. Lo ven o no lo ven, pero no es una ilusión, no es una creencia, es una experiencia del alma que dice lo que vive.
Sagrado es Su nombre, a través de los siglos su bendición llega a todos aquellos que, por amor, siguen fieles a Él.
A través de los siglos, incesantemente encarnamos, no como una filiación mortal, sino porque somos fieles al Altísimo, y porque dedicamos nuestras vidas a Él. Dedicamos nuestras vidas no para hallar algo, sino porque no podemos hacerlo de otra manera, porque vemos la realidad: el Altísimo, el Amor, la Sabiduría y la Inteligencia llenando el cosmos. Él es la fuente de la existencia, Yo soy dentro de Él, por mi vida. Yo no soy el maestro de mi vida, no soy quien ha creado mi vida.
Olivier Manitara. |