LA VIDA ES MÁS DENSA Y CONTIENE MÁS COSAS QUE ANTES
por Gillian MacBeth-Louthan
A medida que las personas se acercan más a lo que se considera la muerte y el Cielo, comienzan a cuestionarse lo que creyeron era la verdad. Los lentes se vuelven más perspicaces y claros. Se cuestionan todas las verdades internas y externas bajo la gran luz brillante del escrutinio. ¿Quién soy en realidad? ¿Qué pasa luego de la vida en la Tierra? ¿Es el Cielo o el Infierno, o sólo el vacío? ¿Tengo tiempo de descuento para explorar mis opciones después de dejar este cuerpo o sólo es una línea continua de luz y vida?
Observamos cómo envejecen y se debilitan muchos seres queridos y decimos de viva voz que no aceptamos esa experiencia. Tenemos muchas décadas bajo nuestro cinturón, ¿por qué no podemos recordar quiénes somos y qué viene después? Alguna vez, la prueba estuvo en lo que experimentaban quienes nos rodeaban; ahora, aparentemente, la prueba no es necesaria. Inclinarnos hacia delante conducidos únicamente por nuestro corazón interno es un camino de elección sin directiva alguna.
Se requiere certeza para cumplir con las obligaciones energéticas que nos demanda el universo cuántico. No puede existir duda en las elecciones; es una comunidad (una forma de andar) restringida.
En estos cambios y energías que vendrán, el movimiento es indispensable para no hundirnos en las arenas movedizas tridimensionales de la Tierra. El Universo demanda movimiento y pensamiento, consideración y consecuencia. Uno debe reconocer todos estos caminos que conducen a casa justo al cruzar la línea establecida hacia la manifestación.
La vida es más densa y contiene más cosas que antes. Las expectativas inesperadas toman tiempo, energía y corazón. La Tierra ha cambiado y también la gente, ajustándose continuamente a todo lo que se les arroja –física y psíquicamente. Las personas están endurecidas y ablandadas al mismo tiempo. Este conflicto crea tensión en el cuerpo y causa dolores y molestias inesperadas. Nos doblamos e inclinamos ante las demandas de la vida, nos encontramos en el limbo la mayoría de las veces, derivando de un lugar a otro a lo largo del día, queriendo escapar y al mismo tiempo queriendo detenernos y abarcar todo lo que nos rodea. Los peces nadan el uno contra el otro sólo para tocarse por un momento mientras intercambian miradas. Se pulsan las cuerdas del corazón, se tira de las billeteras y las emociones están en carne viva. Las energías no llegan reconfortantes y suaves, sino que llegan como espinas en la coronilla y el corazón, espinas del pasado sobre las que todos y cada uno viven todavía. Introdúzcanse gentilmente en estos tiempos turbulentos que se aproximan. No esperen que ellos los sostengan mientras gritan, lloran o se conduelen. Permítanles ser lo que son y permítanse ser lo que son –muy humanos en un campo de juego divino. |