CONTEMPLACIÓN Y UNIÓN Dios se une al alma en un grado alto y divino, mediante el conocimiento amoroso y oculto. La unión divina nos vacía de la fantasía, nos limpia de todas las formas y conocimientos, elevándonos a lo sobrenatural. Así como una madera no se transforma en fuego si le falta un sólo grado de calor exigido, así el alma no se transforma en Dios si poseyera una sola imperfección, aunque ésta sea menor que un apetito voluntario. Seremos un solo coro que se abre al Cosmos, pidiendo más de una vez que la Voluntad del Padre sea hecha. Si procuráis la lectura os encontraréis en el silencio; llamad con la oración y abríos asì a la contemplación. Aquél que fue marcado para la contemplación no lo dice, pues si así lo hiciese, su credo sería engañoso. El Contemplativo ES, y por lo tanto, lo que tiene como verdadero y único servicio es la Unión. Conoceréis la vida de contemplación cuando ella os fuere dada. No podréis saber de ella por la experiencia ajena, pues la esencia que en ella habita no cabe en palabras, por más elevadas y puras que puedan ser. La contemplación no es una señal, es una infusión secreta, pacífica y amorosa de Dios, la que, si se deja libre, inflama al alma en el espíritu del amor. Aquél que fue tocado por la Contemplación no conoce tristeza ni alegría, permanece apenas en el silencio. No sabe del ayer ni del mañana, solamente en el HOY està su vida. Nada espera y no busca llegar, pues en el infinito se encuentra su jornada. La verdadera oración es una zambullida en el vacío y es también el ingreso en un estado de plenitud. La verdadera unión es interna, oculta e independiente de lo que pasa en los niveles concretos; nada del exterior puede impedir a un individuo de lograrla. Un ser en oración, unido a su esencia, puede estimular transformaciones en otro que, inmerso en la oscuridad, esté buscando sinceramente la luz. Un ser en oración es un fuego vivo irradiando claridad y lucidez para el planeta. El impulso de unión de la consciencia con su realidad interna es un medio de redención no solo del propio ser, sino tambièn de contingentes que serán tanto mayores cuanto más profundo fuera el grado de integración conseguido. Fuente: Extractos libros de Trigueirinho
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