En el libro “Cómo vivir con menos tiempo real” planteo en algunos capítulos la necesidad de soltar el pasado para entre otras cosas recordar quienes somos y el poder del que disponemos todos los seres sin excepción.
Es tiempo de dar lugar a la sabiduría interior, a la intuición, a las percepciones que tenemos en determinadas situaciones, confiando que nuestra primera impresión no nos engaña.
¿Porqué negamos nuestra poderosa conexión con la energía de unidad, con la energía divina, con la energía del campo punto cero, como quieran llamarla?
¿Porque negamos la extraordinaria capacidad de conectarnos todas las veces que necesitemos con nuestro poder interno para sanarnos, para comprender quienes somos, para crear una vida con más alegría para desarrollar lo que todavía no conocemos de nosotros mismos?
Nuestro cuerpo tiene capacidad de autorepararse, de sanarse y regenerarse a través de nuestra intención.
¿En donde residen las diferencias entonces, por qué algunas personas pueden apropiarse de esta capacidad, de conectarse con la energía divina y lograr su sanación y otras personas no?
La diferencia reside en principio en dos aspectos:
1) EN LA CONCIENCIA QUE TENGAMOS DE ESTE PODER
2) EN LA TRANSFERENCIA DE MANDO DE NUESTRO YO AL UNIVERSO, A LA SINCRONIA, LA DECISIÓN DE “ENTREGAR EL CONTROL”
Esto supone en si mismo aceptar el cambio, soltar el pasado y las viejas estructuras, alivianarse, ver desde otro punto de vista.
Dice Henri Bergson
“EXISTIR ES CAMBIAR”
Para nosotros que nos hemos aferrado a nuestro ego, a esa parte nuestra que persiste en permanecer sin cambios CAMBIAR ES MORIR.
La muerte está asociada a la desaparición, a la desintegración y al final de todo y la pregunta en relación a lo que nos convoca hoy la presentación del libro Cómo Vivir con Menos Tiempo Real es porque si nos sentimos tan mal, tan abrumados, confundidos, alterados, apesadumbrados con la vida que llevamos ¿seguimos sin cambiar?
Cuando escuchamos las profecías y decretos de lo que ocurrirá en el 2012, que habla de un final, nos aterrorizamos y sufrimos pensando que vamos a morir, y es verdad que algo está muriendo; Una parte nuestra, aquella con la que transcurrimos nuestra existencia hasta hoy está muriendo, está agonizando y no la queremos dejar ir.
Si alguien nos dijera que la condición para una buena vida, creativa, pacífica, con menos esfuerzos, lleva como condición la necesidad de dejar morir lo viejo, si entendiéramos que la causa de nuestro sufrimiento y fundamentalmente de la confusión, la depresión y el desconcierto está relacionado con la posibilidad de soltar nuestras endurecidas creencias, seguramente exigiriamos alguna garantia, porque el dejar ir lo asociamos a morir.
Y cuando alguien ya cansado de repetir se decide a dar un paso al frente se abruma y preocupa porque supone que tiene que aprender algo nuevo, que no sabe que es lo que debe hacer para cambiar.
En parte es verdad que conocer sobre lo que está ocurriendo nos quita angustias y ansiedad, pero aún aquellos que no tienen, por el motivo que sea, acceso a ese conocimiento igualmente están sujetos a este cambio que produce el movimiento de la tierra, la aceleración del tiempo. Pero ahora el conocimiento surge de la observación, de uno mismo y de lo que pasa en la naturaleza, más que estudiar y saber, se trata de ponernos como espectadores atentos... ¿ para qué?... ‘’PARA RECORDAR"
Por el contrario, más que saber se trata de dejar ir lo que sabemos o lo que creemos que sabemos y dejar que fluya por este grandioso movimiento el contenido de las nuevas formas de vida.
¿Qué está pasando con la naturaleza, qué está pasando con el planeta tierra?
En términos generales y teniendo en cuenta que somos parte de la tierra, el planeta está madurando, está en ese proceso de entropía por el que también pasamos los humanos. Este movimiento se realiza por niveles y en cada nuevo nivel que surge después de la sacudida de la tierra y de los mares, ingresamos a otro estadío de conciencia, Pero ocurre que como nos resistimos a despojarnos de lo que se lleva cada uno de esos movimientos padecemos y sufrimos.
Nadie podría animarse a decir que esto resulta fácil, pero sí podemos afirmar que de alguna manera lo complicamos, lo hacemos más doloroso.
El proceso de cambio es un proceso de exoneración, de limpieza y ¿e qué manera podemos colaborar para que ese proceso de limpieza sea más ràpido y con menos padecimiento mental, psicológico y físico?
HAY UNA BUENA NOTICIA¡¡¡¡
Debido a la aceleración del tiempo, y como consecuencia de ello, en este trayecto accedemos a niveles de percepción muy elevados que se favorecen porque una gran masa de personas reciben estas facultades que siempre tuvimos y que olvidamos, como la telepatía, la intuición, la percepción extrasensorial.
Dice Henri Bergson en otro de sus libros “La Evolución creativa” que EL PASADO ESTÁ TODO EN EL PRESENTE y lo está bajo formas de pensamientos, formas mentales, emociones, sensaciones,
Ocurre que ahora diariamente, a cada momento diría, vienen a nuestra cabecita y a nuestro corazón, emociones, pensamientos, recuerdos de situaciones que vivimos y de las que nos culpamos o por el contrario de acontecimientos que quisiéramos repetir de los que sentimos nostalgia....Y fijense, justamente esto es lo que tenemos que dejar ir.
Podemos pensarlo de la siguiente manera:
Estamos frente a una película, estamos sentados viendo como se proyecta la película de nuestra vida pasada y (otras) jajaja algunas no tan recientes, entonces qué hacemos; en lugar de quedarnos sentados en el asiento viéndola pasar ( en este caso pasar es igual a limpiar, se pueden pensar como sinónimos) NOS METEMOS DE NUEVO ADENTRO DE LA PANTALLA, SE DAN CUENTA¡¡¡ Volvemos a encarnar el personaje del conflicto, suponemos que repitiendo esas situaciones ahora podríamos resolverlas.
Por eso les digo que hay al menos 2 posibilidades:
1) Nos levantamos de la butaca y nos metemos de nuevo en la pantalla del pasado con un altisimo costo
2) Hacemos un espacio en nuestra vida para que la película pase y ese contenido se limpie definitivamente y se vaya, en definitiva para que muera eso que ya no es útil para nuestra existencia.
Y por otra parte está el problema del control y lo que nos cuesta dejar esa posición, entender que los obstáculos en nuestra vida la mayor parte del tiempo se producen porque creemos que tenemos que resolver todo “solos”.
No somos sólo un Yo, hay niveles en nuestra existencia donde se da la resolución de nuestros conflictos de una manera más simple, y sin necesidad de intentar controlar el curso de los acontecimientos.
La aceleración del tiempo hoy, de alguna manera agudiza esta problemática del control, ya que disponemos de menos tiempo real para poder realizar “todas las cosas” que suponemos debemos hacer. Es fundamental rehacer el listado de prioridades en nuestra vida, enfocándolo desde este cambio de paradigma.
Estamos viviendo un tiempo donde el valor radica en la riqueza de nuestro poder interno, en un pensamiento que se convierte en acción.
Es necesario que nos propiciemos un espacio cada día para conectarnos con nuestro poder y ahí encontraremos recursos y capacidades que ni imaginamos que teníamos. La comunicación con ese espacio interno ya no necesita de rituales, es una comunicación directa, simple, es la expresión de lo que deseamos de manera clara y sencilla.
Es tiempo de dar lugar a la función de Maestría que todos tenemos y ejercitarla hacia los más altos própositos de luz.
Susana Beatriz Cerruti
Psicóloga