"Si nos encontramos en la parte más alta de una torre; y sostenemos una piedra en la mano, podemos guardar esta piedra en la mano o dejarla caer. Si la dejamos caer; de inmediato escapa de nuestro control, porque de inmediato entran en acción dos leyes físicas: La de la gravedad y la del movimiento acelerado. En efecto, no sólo cae la piedra; sino que a medida que va cayendo, su velocidad se acelera.
Traslademos ésta ley del movimiento, al plano psíquico. Cualquier pensamiento, cualquier sentimiento, cualquier acto es como una piedra que dejamos caer en el océano de energías; y el movimiento es irreversible, no podemos ni detenerlo, ni aminorar su velocidad; al contrario, cada vez se acelera más. Esto explica por que, si nos abandonamos a malos pensamientos y malos sentimientos o actos reprensibles, nos veremos inevitablemente arrastrados por un camino cada vez más peligroso. Pero como las leyes por sí mismas son neutras, funcionan tanto para el bien como para el mal. Así pues, si tomamos hoy una resolución correcta, ésta obedecerá también a las dos leyes de gravitación y del movimiento acelerado. Si por ejemplo, decidimos no encolerizaros más frente a la menor contrariedad. Es como si dejarais caer una piedra. Primero no irá muy deprisa, por lo que no tendremos la sensación de haber hecho mucho progreso; pero al cabo de algún tiempo, cada vez nos será más fácil dominaros."