Silencio.
Hay muchas clases de silencio. Hay el silencio soporífero de los sembrados a mediodía. Hay el desasosegado silencio de la ciudad que duerme. Hay el silencio de la pena demasiado honda para las lágrimas y de la felicidad demasiado plena para risa. Hay el silencio de la mutua comprensión al que llegan los enamorados y los viejos amigos. El movimiento de los astros, el crecimiento de toda cosa viviente, es silencio. Hay el silencio del pensamiento humano.
Pero más profundo que todos los silencios es el silencio del recinto de la paz dentro de ti. Más profundo es el silencio donde tu comulgas con Dios. En el silencio hay fortaleza para tu cuerpo cansado. En el silencio hay luz para la mente abatida. En el sielncio hay amor para el espíritu atribulado. En el silencio hay paz para el corazón perturbado. Allílos afanes del día se desvanecen. Allí nuestro cuerpo se convierte en sitio de oración, templo sagrado asentado en un monte. Allí Dios se convierte en una presencia viva. Allí realizas tu verdadera identidad como hijo del Altísimo.
"Y tendrás paz en ese recinto de paz".
USC.
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