En Islandia se cree mucho en los elfos y el que no, suele respetar la creencia e intentar no ponerse a mal con estas mágicas criaturas. Por tanto, en Islandia no se suele ir por un lugar donde se sabe que habitan los Elfos y aquí es donde entra en juego la comisionada de los elfos y su “mapa del mundo prohibido” que recoge datos sobre las viviendas y los caminos de los distintos elfos y hadas para que los que no los conocen los eviten.
Así por ejemplo, el conocido “Alfhóllsvegur” (El camino de la colina de los elfos), entre Reikjavik y Kopavogur, rodea una colina en la que se supone que viven elfos. Aquí fracasaron los intentos de excavar un poco la colina para que el tráfico pudiera circular por ella con facilidad. Además, nadie quería vivir allí. Cuando las autoridades de la ciudad intentaron vender las parcelas, los potenciales compradores se echaron atrás, lo que la propia ciudad aceptó. Aquel terreno nunca más fue ofrecido a la venta y desde entonces la colina de los elfos tiene permanentemente el número 102 del Alfhóllsvegur.
En definitiva, parece que la relación de los humanos con otros seres no esta solo en los cuentos de hadas, sino que es algo que sucede y ocurre hoy día, Islandia con ello brinda un ejemplo a seguir, el ejemplo del respeto.