atán vino a invitarme al infierno, mientras el fuego era parte, de mi piel. Decidí, caminar a fuego lento, entre versos, perdido entre gritos, en silencio. Mírome, al espejo, y soy hielo. Detrás, un iceberg, que deja la eternidad atrás. Siervo, de la acción y del movimiento, superación a ritmo, de bombos y cajas, como latidos, de corazones vendidos, asados y cocidos… perdidos. Entre delirios, son líricos los versos que predico, levanta hijo mío, porque yo cambiaré el mundo y tu serás mis ojos. Pero, perdido, en un mundo de nadies, donde ya todo está escrito… no creo, que mi futuro esté en tu mano, no creo, que este presente esté predestinado, no creo y por ello, sólo me queda esta realidad. Ese olor a realidad que intentas respirar. No escapar, quedarse a luchar, porque hasta risas encuentras entre tanto quejica llorando. Y sí… esto es vida, mirar arriba y ver nubes y cielo, sentir la brisa, reír a la deriva, mientras tu mirada, se fija, en esas pequeñas cosas que merece la pena, y dan el nombre a la vida.

Y el mundo gira…

D/A