La intención de este artículo es tranquilizar a los hombres cada vez que vean un cabello blanco y, sobre todo, desmontar los mitos para que no entren en shock cuando las canas empiecen a destellar entre el pelo.
Tener canas no es síntoma de vejez, no necesariamente, porque hay personas que nacen con ellas o empiezan a sufrirlas a edades muy tempranas. Que un pelo se vuelva canoso significa que el cabello ha perdido su color natural debido a una disminución de la producción de melanina.
Tampoco la genética es la única causante de este drama masculino . La ansiedad y el estrés juegan un papel fundamental en su aparición (que se lo digan a Obama antes de coger las riendas y ahora), simplemente porque los endógenos envejecen y son los mismos que se producen por el estrés agudo o crónico.
Por cada cana arrancada salen siete más, uno de los mitos más ensordecedores en el noble arte de la cosmética . Bueno, pues es mentira. Ni siete, ni dos ni cero. Se trata de un efecto óptico ya que, aunque salgan paulatinamente, lo hacen en grupos y da la sensación de tener más canas que el día anterior.
Claro que, el premio gordo a bulos con más años de vida es El que canea no calvea. A simple vista un consuelo de tontos, pero nada más. Tener más o menos canas no va a evitar quedarse calvo si el destino, la genética o tu mala suerte así lo desean. El pelo sigue su curso de vida y se tenga blanco o pigmentado de forma natural, tardará en caerse el mismo tiempo. Una vez más, vuelve a ser un efecto óptico, ya que el pelo blanco crece con más fuerza y da la sensación de más poblado por el color del cuero cabelludo, también claro.
Tampoco es cierto que por arrancarlas evitemos que el pelo naciente sea del pigmento natural que estamos acostumbrados a ver. Si esa zona ya ha sido invadida por hebras blancas, da igual que se arranquen, que seguirán saliendo blancas. El que empieza a peinar canas, lo seguirá haciendo.
Cristina Romero
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