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"Deshazte de los "debería" y el trabajo se hará. Deshazte de los roles y todo el mundo podrá participar. Trabajando desde su centro, la persona sabia encuentra poca resistencia. La Vida Fluye" (Tao).
Si contempláramos la actividad rutinaria de los nativos americanos en alguna película como "Bailando con lobos",
observaríamos que vivían en absoluta armonía con la naturaleza, y realizando sus ocupaciones sin considerarlas obligaciones, sino parte de la vida. Disfrutando de las pequeñas cosas, sin preocuparse por tener que divertirse o aburrirse.
Sin embargo, en los países desarrollados, reinos del estrés y del bullicio, cuesta encontrar ese equilibrio y serenidad del que hacían gala civilizaciones más evolucionadas a nivel espiritual.
La búsqueda de la conquista del éxito profesional y del hedonismo, del placer como el fin de la vida, es parte de la filosofía que prima actualmente en occidente, donde el ocio ocupa los niveles más altos en el ranking de intereses de gran parte de la sociedad. Sin embargo, sería chocante descubrir que un alto índice de los ciudadanos sufre estrés cuando tiene vacaciones y tiempo libre para dedicarse a ellos mismos.
A pesar de parecer contradictorio, muchas personas prefieren refugiarse en su trabajo y en su rutina diaria a tener que
enfrentarse a los fantasmas que aparecen en el silencio y en el espacio que aporta el tiempo libre. Sin embargo, si nos parásemos a escucharnos sería una gran oportunidad para liberarnos de la actividad mental que nos estresa,
pudiendo optar a reconciliarnos con nosotros mismos, permitiéndonos vivir la serenidad de conocernos y aceptarnos tal y como somos.
Desde pequeños se nos "domestica" para mantenernos siempre ocupados y alcanzar grandes metas. Imitamos el modelo norteamericano de intentar destacar y alcanzar el éxito. A los niños se les apunta a un montón de actividades extra en el colegio para que tengan la opción de aprender, a través del ocio, y poder acceder así a mejores trabajos en un futuro. De adultos, la formación y las actividades extra-laborales se han convertido en un reclamo a la hora de conseguir
un trabajo mejor remunerado lo que no siempre implica que la persona en cuestión esté mejor preparada, sino que tenga
muchos diplomas para lograr impresionar con su currículum.
Curiosamente, uno de los empresarios más destacados y reconocidos en la actualidad, como es el director de la empresa
Apple, Steve Jobs, reconoció públicamente, en su discurso durante la apertura del curso de 2005 de la Universidad norteamericana de Stanford, que consiguió sus logros profesionales por haber decidido dejar la universidad y aprender de la escuela de la vida. Al igual que los nativos americanos,
Steve Jobs se permitió tomarse un tiempo para escucharse y sin prisas, ni pausas, reconocer qué le apasionaba más para dedicarse profesionalmente a ello y devolver a la vida lo mejor de sí mismo.
Es evidente que el conocimiento no da la sabiduría y que tal y como aconseja la filosofía del Tao,
deshacernos de los "debería", sin culpabilidad, nos permitiría fluir con la vida, sin resistencias.
María Cicuendez Luna
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