
“Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti.
Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes.”
―Jorge Bucay
Cambiar nuestra situación depende en gran medida de las decisiones que tomamos y de como nos enfrentamos a nuestro día a día. Descubrir cual es nuestro talento, entenderlo, valorarlo, buscarle su sitio, luchar por él y ser capaz de convertirlo en el eje de nuestra vida depende de nosotros. Si cambiamos la forma de hacer las cosas es muy posible, que poco a poco, las cosas vayan cambiando.
Estamos en la sociedad del inmovilismo, donde es mucho mejor que los demás decidan por nosotros, aún a sabiendas que las personas encargadas de decidir tampoco tienen las cosas muy claras.
De todas las emociones que existen quizás la más perjudicial para nuestra vida, tanto personal como profesional, es el miedo. El miedo nos impide hacer lo que realmente queremos hacer, nos impide ser lo que realmente queremos ser. Es curioso comprobar como la mayor parte de nuestros miedos están relacionados con cosas que nunca llegan a producirse. Ojo, con esto no quiero decir que haya que dejar esta emoción a un lado y volverse temerarios, simplemente creo que necesitamos aprender a gestionarlo e intentar que nos afecte en su justa medida. Cierto es que el miedo ha sido uno de los responsables de que nos mantengamos vivos como especie, pero también es, en la actualidad, uno de los causantes de que muchas personas vivan vidas inventadas y condicionadas. El mundo necesita más gente capaz de dar un paso adelante, dedicarse a lo que realmente quiere hacer, amar lo que hace, disfrutar cada segundo viviendo su vida y poder recordar cuando llegue el momento que todo ese esfuerzo valió la pena.

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