1. La ropa genera estrés. O algo parecido ya que el éste disminuye a medida que nos vamos quitando prendas de encima. Dormir desnudo ayuda a descansar mejor y a tener un sueño más profundo libre de tensiones. Y, notición, reduce los niveles de ansiedad traducidos principalmente en la incontrolable ingesta de alimentos.
2. Las infecciones para los que usan pijama. Así es, estos pueden ser muy abrigados y, la verdad, es que se duerme como un bebé, pero los ambientes cálidos generan bacterias traducidas en infecciones. La ventilación es importante e imagina la que se consigue sin ropa. Adiós pijama.
3. Ten muchos hijos. Si quieres, claro, no te vamos a obligar (puede que tu mujer sí lo haga). Dormir desnudo eleva la fertilidad en el hombre por la misma razón anterior: la temperatura ambiente es la mejor, nada de dar calor a la zona.
4. Pasa frío y adelgaza. Bueno, esto es algo extremista, pero las calorías las empezamos a quemar cuando el cuerpo se va quedando frío y qué mejor que ayudar en esta bendita tarea que abandonando el pijama en un cajón.
5. Libertad entre sábanas. Salvo que tengas a tu mujer pegada como una lapa a tu cuerpo, dormir sin ropa da una generosa sensación de libertad.
6. Serás más feliz. La autoestima está muy vinculada a pequeños gestos como el desprenderse de la ropa, así que dormir completamente desnudo aumentará la confianza en tu propio cuerpo.
7. Sexo va, sexo viene. A ver quién se va a resistir a un cuerpo desnudo en constante contacto. Nadie. Duerme sin pijama y disfruta del sexo (in)esperado.
8. Siéntete ligero. A veces pasa que nos levantamos literalmente con las sábanas pegadas al pijama y éste al cuerpo, lo que genera una sensación de agobio desde primera hora de la mañana. Se acabó, dormir desnudo no provoca esto pero sí da una sensación de ligereza, como si nos quitáramos un peso de encima.
Cristina Romero