El papá ha tenido roles dictados por la historia, la cultura y la costumbre: proveer, orientar, disciplinar, sostener emocionalmente a la madre, etc., pero son actividades que no son exclusivas del papá, como tampoco es exclusivo de la mamá el amar y formar a los hijos, porque todas las actividades alrededor de un bebé o de un niño, pueden y en el mejor de los casos, deben compartirse entre la pareja. Importa entonces reconocer que los roles tradicionales se han modificado inmensamente, así hay padres que trabajan desde casa y madres que trabajan fuera de ella y viajan mucho tiempo, pero es una tendencia cada vez más generalizada que el papá participe activamente en la educación de los hijos, estando muy presentes desde el embarazo y en el nacimiento de éstos.
Un papá es un amortiguador, un regulador y un sostén emocional para el niño, sobre todo en las emociones más impulsivas como cuando sienten enojo, ira, inseguridad, miedo o agresividad, el cuidado y la presencia de un papá en estas situaciones fortalece la personalidad del niño. Criar a los hijos e invertir tiempo con ellos es un regalo que nos hacemos como padres a nosotros mismos.
Cuidar a un niño es una actividad que demanda tiempo, atención, energía, cuidado, dedicación, responsabilidad, disponibilidad emocional y no siempre podremos hacerlo de tiempo completo, pero la naturaleza dicta que seamos dos para procrear a un niño y por ello, lo mejor es que sean al menos dos para criarlo, amarlo y verlo crecer, las madres asumimos que de manera natural sabemos qué hacer con un bebé y cómo cuidarlo, pero también los padres saben hacerlo y pueden hacerlo de manera grandiosa.
La recompensa por ser un papá amoroso, presente y consciente de la importancia de tu contribución en el cuidado de tus hijos es inmensa, con tu amor, presencia y dedicación cambias el mundo de tu hijo, un niño amado, contenido y atendido en todas sus necesidades emocionales, será un adulto que de manera natural participe en la crianza de sus propios hijos. No es que el papá tenga un nuevo rol, es sólo que con los cambios sociales existe la oportunidad latente de participar activamente, cercanamente en la vida y en las emociones de los hijos, siendo un papá esa persona que, lo mismo que mamá, e incluso en su ausencia, puede cuidar, amar y sostener la formación y la crianza de un niño.
Karla Lara
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