Las fiestas permiten a un grupo, familia,
comunidad, etc., introducirse en un nuevo
tiempo-espacio cualitativo. Los conectan con
un instante primordial, creacional, recreando a través
de todos sus momentos y acciones “aquel tiempo
y lugar” donde sucedieron los diversos eventos que
explican su hoy: ¿cómo llegamos hasta aquí?,
¿por qué estamos así?, ¿qué sucedió al comienzo?,
¿quiénes formaron parte del comienzo?,
¿quiénes somos?
En ellas se crean relaciones entre pasado,
presente y futuro, pero resaltando la memoria de
ese colectivo. Por eso, podemos decir que
“La fiesta es la posibilidad de penetrar el espacio
donde los fragmentos de una memoria colectiva
disgregada esperan la gramática que les dé sentido.
¿Por qué nos gusta celebrar entonces? Para expresar que
estamos vivos, que somos parte de una comunidad que tiene
su historia, que no encontramos cómo decirlo todo y por
eso utilizamos lenguaje simbólico, y porque de este modo
pregustamos lo que creemos que será de cada uno y de la
comunidad toda en el futuro.
Mariel Caldas
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