¿Qué son los sueños? ¿En qué momento se producen? ¿A qué se debe su falta de lógica? ¿Nos hacen bien?
Una psicóloga nos responde estas y otras preguntas para entenderlos y sacarnos todas las dudas.
Tener sueños o pesadillas por las noches es moneda corriente, tanto que al despertar no solemos darle demasiada importancia
y muchas veces ni siquiera los recordamos. Sin embargo, los sueños son un misterio casi indescifrable y apasionante y siempre tienen
un por qué. Ellos hablan de nuestro interior y nuestro mundo oculto, por eso recordarlos e interpretarlos nos puede ser de gran ayuda.
La psicóloga Amalia Ojea nos brinda las claves para entender un poco más acerca del soñar.
Entonces ¿qué son los sueños?
En la antigüedad se consideraba a los sueños como revelaciones de los dioses o de los demonios; eran como premoniciones o advertencias
y podían ser engañosos. A partir de trabajos científicos se vuelcan los estudios hacia la propia actividad psíquica. Los sueños son producciones
de la vida psíquica provistas de sentido que se manifiestan en forma de imágenes durante el dormir. La mayoría de las
veces el sentido no es comprensible porque el sueño por lo general se presenta desfigurado.
¿Es cierto que son la vía al inconciente?
Es (Sigmund) Freud el que les da este estatuto. Durante el dormir se inhiben las defensas que mantenemos en guardia en la vida de vigilia
y esto permitiría cierto acceso a aquello que está en el orden de lo reprimido. Por eso se presentan como incoherentes o sin sentido.
Se tiene que desfigurar el contenido para que podamos tener acceso a él, de lo contrario sería intolerable. Así Freud habla de un
contenido manifiesto, es decir, el que recordamos y relatamos una vez despiertos, y un contenido latente, al que podemos
acceder a través de un trabajo de análisis del sueño.
¿Por todo esto nos resultan tan extraños e ilógicos?
El aspecto de extrañeza estaría dado por la vivencia disociada que experimentamos en ellos: nos soñamos sin
vernos, a veces sin sentirnos, pero estamos ahí, son la “otra escena”. Como efecto de la represión se manifiestan como
formaciones de lo inconciente, por lo tanto siguen las leyes de condensación y desplazamiento.
El desplazamiento se refiere al deslizamiento de una representación a otra. En el sueño se nos aparece
determinada imagen que, asociación mediante, la vinculamos con otra y otra, etc.
La condensación, en tanto, se refiere a la posibilidad de aunar en una misma imagen aspectos de otra u otras. Más de una
vez soñamos con una persona, sabemos que es ella, pero tiene el pelo de otra, la cara de otra y otro nombre.
¿Se puede decir que nos permiten realizar nuestros deseos?
Lo que estaría en conexión directa con el contenido latente es un cumplimiento de deseo. Entendiendo deseo como
inconciente, no tenemos acceso a él directamente sino a través de ciertos aspectos que se nos presentan como
posibles. En el adulto frecuentemente aparece este cumplimiento de deseo en forma compleja y enigmática, por lo que requeriría de un desciframiento analítico.
¿Cuáles son los factores desencadenantes de los sueños?
Existen múltiples factores pero los de mayor influencia son los estímulos sensoriales externos como algún ruido, olor
o cambio de temperatura. Lo más probable es que el sueño los incorpore
a través de imágenes y se garantice su continuidad evitando despertar.
Lo mismo ocurriría con estímulos orgánicos como hambre, sed o un dolor. Otras fuentes son las psíquicas como
emociones, ambiciones o preocupaciones del momento, lo que serviría de texto argumental para el sueño. Algo
menos evidente son los llamados restos diurnos (vivencias del día insignificantes). Y por último, la vida infantil es
una de las fuentes fundamentales de donde el sueño recibe un material que no es recordado en la vida de vigilia.