Comer nueces es sinónimo de beneficios para la salud, muchos más de los que puede indicar su tamaño.
Años atrás, los frutos secos eran la antítesis de una dieta enfocada a la pérdida de grasa y disminución del peso
corporal, pero hoy contamos con diversos estudios que desgranan una a una sus virtudes a la hora de adelgazar.
Sin ir más lejos, se ha demostrado que el consumo moderado de nueces ayuda a aminorar la grasa
Incluyendo un puñado de nueces en nuestra alimentación diaria no solo conseguiremos perder tripa y reducir el riesgo de
reducir el colesterol y combatir la grasa del abdomen, las nueces repercuten favorablemente en nuestro humor. Mejoran los
niveles de serotonina, una sustancia que el organismo genera para proporcionar saciedad, o aplacar
la sensación de hambre, y alcanzar un estado de bienestar.
Los beneficios que aportan las nueces son infinitamente superiores a su alto valor calórico, alrededor de
650 calorías por cada 100 gramos. La elevada concentración de omega 3 de las nueces repercute de manera positiva
en nuestro sistema circulatorio, regulando la presión sanguínea y favoreciendo la producción de glóbulos rojos. Además,
la nuez es el fruto seco más rico en antioxidantes, por lo que contribuye a la prevención
de patologías más severas como la diabetes o el cáncer.
Pese a que contienen grasa y son altamente energéticas, existen múltiples razones para consumir un puñado de nueces a
diario. Es una hábito alimenticio saludable, económico y sin efectos secundarios que disminuye los factores de
riesgo cardiovascular y los niveles de azúcar en sangre.
Las nueces también son fuente de fibra, así como de vitaminas y minerales que mantienen la piel sana, favorecen la contracción
y relajación de los músculos y retrasan el envejecimiento.