En un experimento, los dueños de los perros inculcaron a sus mascotas que no tocaran algo de comida
que se había colocado en la habitación. Después de que los propietarios
salieran de la sala, a un grupo de perros se les dio la comida, y a
otros, no. Luego, a todos los participantes se les dijo que
sus perros no habían respetado la prohibición.
El sorprendente resultado: aquellos perros que
eran reprendidos con especial hincapié mostraban a juicio de los
propietarios una mirada inequívocamente 'culpable', no importa si habían
comido la delicia prohibida o no. "Es simplemente lo que quieren ver
los propietarios", dice Alexandra Horowitz.
Al parecer, los seres humanos tendemos a transferir nuestras propias ideas morales y comportamientos a nuestros compañeros animales. Cuanto más cerca y cuanto más tiempo pasamos con ellos, más propensos somos a este tipo de juicios.
Ecoportal.net