Mañanas de terciopelo inundándonos el alma
nuestras bocas se juntaron queriendo beber del agua
de la fuente del deseo que a los dos nos embargaba.
Mas el tiempo no era propicio para sella nuestras ganas
y así como un remolino nos marcha para casa
esperando que otro día podemos saciar nuestras ansias.
a.d.