Ubicado entre la frontera de Pinamar y Costa Esmeralda está La Deriva,
"el primer parador con conciencia ecológica" de la costa, como lo definen.
Parte de un "refugio natural" de cuatro hectáreas que administra la Fundación
Ecológica Pinamarense, está el parador y restaurante, donde los veraneantes pueden
disfrutar de la playa, o participar de las experiencias “amigables con el
medio ambiente”, como caminatas por la playa limpiando y separando los residuos.
"Es la única playa sustentable en la costa. Todo se construyó en madera de
pino tratado y eucalipto. Tenemos veinte pantallas solares, usamos vasos
biodegradables, y con los residuos orgánicos, hacemos compost", explican.
El restaurante también se construyó siguiendo los lineamientos sustentables del
lugar, por eso está hecho sobre pilotes, para respetar la dinámica costera, y que la
arena se mueva por debajo. "Acá no hay cemento, ni ladrillos; estamos en medio de }
los médanos, sin construcciones a la vista. Es un lugar privilegiado", explica Jorge
Massidda, presidente de la fundación que tiene la concesión del lugar, y que
durante todo el año da charlas y organiza visitas
para concientizar a la gente sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.
“La conducta de la gente va mejorando. Se ve cada vez menos gente tirando algo a
la calle. Ya no se puede fumar en lugares públicos, así que hay
menos colillas. Y ahora se prohibió el sorbete”, agrega Massidda.
Con la misma fisonomía que La Deriva se ven hoy casi todos los paradores de
las playas de Pinamar, tras la resolución del gobierno local que obligó a
demoler y reconstruir los viejos balnearios de cemento, en
paradores “eco friendly”; permitiendo ganar más de veinte metros de playa.
Cuarenta de los 43 balnearios ya fueron reconstruidos. En Punta del Este, una de las playas
uruguayas preferidas de los argentinos, acaba
de inaugurar Las Piedras Beach House, el primer parador sustentable de esa ciudad.
“Optamos por ese modelo por la cuestión ambiental que tiene detrás, ya que no
agrede las dunas, no entorpece la playa ni el paisaje local”, explica Roger
Rodrigues, empresario brasileño dueño del lugar. “Lo más importante es el
método constructivo, no fue hecho en el sitio, sino
en un taller, logrando así un mínimo impacto en las playas.
Y al estar elevado, no impide movimiento de las dunas por debajo de la