A diferencia de otras especies de úrsidos, los osos polares
no hibernan, sino que entran en un estado de letargo
en el que las funciones de su cuerpo siguen activas.
Las hembras embarazadas también atraviesan
por ese estado en el que su frecuencia cardíaca y temperatura
disminuye, pero no tienen un sueño profundo como en el caso
de la hibernación y cualquier movimiento o presencia extraña
puede despertarlas rápidamente.
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