declarara la emergencia climática y ecológica el 18 de julio pasado.
Según informó Cabovianco, en función de un informe que dio a conocer el Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad (IPBES), los
cambios en el suelo, que surgen a raíz de la producción de alimentos, son la principal causa de pérdida de biodiversidad, es
decir, provocan la extinción masiva de especies. “De todas las tierras del mundo utilizadas para producir alimentos, más del
70% se utilizan para ganadería. Hay que cambiar, y estos cambios son rentables. Nosotros no estamos en contra del sector
ganadero, queremos transformarlo. En Estados Unidos, las carnes vegetales son un boom. Es lo que se viene, las personas
tienen que poder acceder a productos que reemplazan en textura y sabor a los de origen animal porque causan mucho
menos impacto ambiental en términos del uso de la tierra y el agua. Además, no requieren todos los antibióticos que
se utilizan en la producción animal, que luego son consumidos”.
A raíz del cartel que colocó la ONG ambientalista Greenpeace en el palco de La Rural y el cruce entre
veganos y gauchos, Cabovianco considera que fue un año muy especial para los
argentinos. Dice que ya no pasa inadvertida la explotación animal, ni los impactos ambientales que tienen estas actividades.
Por su parte, la cantante vegana Connie Isla, con más de 400 mil seguidores en Instagram y principal referente de los
jóvenes que activan contra la crisis climática, opinó que ninguna revolución se hizo en silencio y que lo que hicieron los
veganos fue alertar a toda la sociedad de que si no se cambian los hábitos de consumo, el mundo la pasará mal. “Para
producir un kilo de carne se necesitan 15 mil litros de agua, 7 kilos de granos, y se producen 9 kilos de emisiones de dióxido
de carbono”, informó la joven, que también forma parte de Health Save, un grupo de activistas argentinos que se juntan
a cocinar todas las semanas para entregarles un plato de comida a las personas en situación de calle.
Para Máximo Mazzocco, creador de Eco House, un club de personas que intentan mejorar el mundo a través
de la educación, certificación, voluntariado e incidencia en política ambiental, lo que ocurrió con los veganos y los gauchos
tiene algunas similitudes con el cartel que colocó Greenpeace en la Sociedad Rural Argentina. “Son campañas o hechos
disruptivos que ponen el tema en agenda. Son estrategias. Nosotros, de la mano de Alianza por el Clima, actuamos de otra
manera: le entregamos una carta al presidente de la Sociedad Rural, Daniel Pelegrina, y tenemos un modo de diálogo para
construir”, compartió el joven de 29 años que está comprometido con las causas ambientales desde su adolescencia. Además, creó
el documental Buscando a las toninas e impulsó campañas como #OjoConLaColilla y #SaleCompost.
Aunque Mazzocco es de los que prefiere hacer y no mostrar, reconoce que las redes sociales son el ecosistema de los
jóvenes, y es la forma de llegar a ellos. “Es muy bueno el tema de las redes para influenciar positivamente al mundo. Tardé en
entenderlo porque hay un dejo muy importante de reconocimiento, todo se hace por un like, y nosotros vamos a la
construcción del ciudadano desde adentro”, comentó.
Por otro lado, el periodista socioambiental Juan Ruax contó cómo le gusta comunicar las cuestiones ambientales: “Con
consciencia, consciencia de la necesidad y la urgencia del cambio. El 98% de las personas vive en ciudades y las ciudades
tienen esta cosa voraz, nos vamos adormeciendo y tenemos muchos estímulos que todo el tiempo nos hacen mil cosas. Dejamos
pasar esas conductas y esos hábitos, esa falta de compromiso con la que seguimos permitiendo que nuestro ambiente, el lugar
en el que vivimos, esté tan torcido, contaminado y sobre estimulado”.
Si bien no está confirmado, el 20 de septiembre próximo sería la fecha elegida para que, por tercera vez en lo que va del
año, miles de jóvenes argentinos puedan encontrarse en el Congreso y hacerle frente a una problemática que no solo
los involucra a ellos sino a toda la sociedad, a todo un mundo.
Por Carolina Topola