Él era débil y yo era fuerte, después él dejó que yo le hiciera pasar y entonces yo era débil y él era fuerte, y dejé que él me guiara a casa.
No era lejos, la puerta estaba cerca, tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado, no había ruido, él no dijo nada, y eso era lo que yo más deseaba saber.
El día irrumpió, tuvimos que separarnos, ahora ninguno de los dos era más fuerte, él luchó, yo también luché, ¡pero no lo hicimos a pesar de todo!
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