¿Somos mentirosos? Baró responde con un no rotundo. “La socialización exige que camuflemos sentimientos que no podemos evitar, actuar tal como intuimos que los demás quieren que actuemos. Es cuestión de supervivencia”. Es más, asegura que si no la vida en sociedad podría ser insoportable. El afán innato de adaptación nos lleva a educar nuestra expresividad, moldear nuestro rostro social. El semblante muestra el grado de diplomacia de cada uno. Poner la cara adecuada facilita la buena convivencia, pero no siempre conviene maquillar los sentimientos. Teresa Baró subraya que a veces puede ser bueno romper este comportamiento: cuando queremos expresar disconformidad o nos queremos acercar a las personas de manera auténtica y sincera. De vez en cuando, es conveniente quitarse la máscara.