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General: El Reino Dévico Los Egregores
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El Reino Dévico Los Egregores. Primera Parte Barcelona, 13 de Diciembre de 1980 Conferencia VICENTE BELTRÁN ANGLADA
El Reino Dévico Los Egregores. Primera Parte Barcelona, 13 de Diciembre de 1980
Conferencia VICENTE BELTRÁN ANGLADA
“LA VERDAD HA DE PRESENTARSE DE TAL MANERA, QUE CONVENZA SIN ATAR Y QUE ATRAIGA AUN SIN CONVENCER. ESTO SOLO PUEDE REALIZARLO EL LENGUAJE DEL CORAZÓN.”
Vicente.—Uds. recordaran la temática del mes anterior, una temática que por su naturaleza se presta más que a la polémica, a una muy profunda discusión interna. Se trataba de analizar el principio de analogía con respecto a lo que podríamos llamar el aspecto séptuple de nuestra naturaleza planetaria y, decíamos, que si el universo es septenario, el planeta, la naturaleza entera, debe ser también septenaria, no solo en el sentido de los siete rayos, o siete virtudes creadoras del Logos Solar, sino también todo el contenido que tiene que ver con el número siete: los colores del arco iris, por ejemplo, o del espectro solar, las notas musicales, las virtudes capitales y los vicios capitales también, los siete días de la semana, los siete espíritus ante el trono, los siete planetas sagrados, los siete chakras, las siete glándulas endocrinas, es decir, que toda la naturaleza responde al septenario universal.
Decíamos, entonces, que si existen siete corrientes de energía provenientes del Cosmos vivificando cada uno de los siete planos del sistema solar en lo que respecta a nuestra humanidad terrestre, debería también forzosamente penetrarse en el sentido de otras humanidades que al igual que la nuestra, están realizando su evolución en el planeta Tierra. Naturalmente, para llegar a una síntesis de conocimiento hay que utilizar la clave de la analogía, siendo la analogía el método esotérico de captar la realidad, la verdad, una manera científica de investigación para realizar una síntesis creadora.
Ahora bien, ¿qué entendemos por humanidad? Humanidad es un conjunto social, un grupo de individuos dentro de las razas que están evolucionando en el planeta Tierra, cuya misión es la integración espiritual y precisamente la liberación, siendo la liberación la plenitud de esta síntesis a la cual nos referíamos anteriormente. Entonces, si hay siete corrientes de vida, o siete rayos, si hay siete formas expresivas de energía en el universo que tienen por objeto manifestar las siete cualidades o los siete estados de conciencia del Logos Solar, ¿por qué no admitir también que existen otras humanidades como la nuestra?
Quizá faltaba para nuestro estudio del otro día este diagrama —lo muestra en una pizarra—, o este dibujo que quiere significar, siempre desde el ángulo de la analogía, lo que puede significar las humanidades desde un ángulo puramente esotérico. Al decirles esotérico, es que no deberán basar Uds. el análisis en el intelecto únicamente, tendrán que abrir la mente a las alturas sempiternas de la intuición, siendo la intuición la culminación de un estado de atención formidable que hace posible captar el significado íntimo de las cosas, técnicamente captar la verdad de cualquier hecho o circunstancia. Entonces, basándonos en la analogía y basándonos en la plenitud evolutiva del planeta Tierra, cogiendo la Tierra desde el ángulo septenario, partiendo la Tierra de meridiano a meridiano, desde el polo norte al polo sur, cortada por la mitad como una naranja, deben presentarse lógicamente siete niveles, igual que ocurre con cualquier estado de conciencia del Logos en la vida de la naturaleza: siete planos, siete corrientes de energía siete humanidades, ¿por qué no? La fantasía puede ayudar, pero cuidado, la fantasía dirigida por el discernimiento, que es cuando se convierte la lógica en intuición.
Bien, entonces tenemos que los siete estados de materia que corresponden al planeta Tierra son los estados: sólido, líquido, gaseoso, subetérico, etérico subatómico y atómico; es decir, los dos primeros planos son precisamente de densidad mayor hasta que se van acercando al centro donde está, como Uds. saben, porque lo dijimos el otro día también, el fuego místico de Kundalini, el fuego que da al astro la fuerza o movimiento de rotación, lo que da vida al entero sistema, geológico, psíquico, mental y espiritual, todo está condensado en el fuego de Kundalini. Entonces, yendo desde la superficie de la periferia hacia el centro, hacia Kundalini, nos encontramos lógicamente, si la analogía es cierta, con un estado, digamos, de condensación máxima, el aspecto sólido —que es la materia—, un aspecto acuoso, otro digamos gaseoso y luego hay cuatro planos etéricos o subplanos etéricos antes de llegar al centro, a Kundalini. ¿Por qué decimos esto? Miren Uds., desde la periferia al centro hay 7.370 Km., y si ascendemos al Everest, la mayor cima de la cadena de los Himalayas, solamente hay 8.800 m., si en el Pacifico descendemos a lo más hondo que ha sido posible llegar, y solamente existen 11 o 12 Km. en correspondencia con 1.000 Km. que hay de aquí a aquí, en relación con el radio terrestre ¿qué puede ocurrir allí? ¿es que el Logos Planetario se contentará con llenar de vida solamente una pequeña fracción que no puede ser invisible tal como se ve aquí?
Podemos aceptar lógicamente que existen otras humanidades u otras formas de vida que no tienen que ser necesariamente como las nuestras, pero que tengan una conformación social, y al tener conformación social, es una humanidad, ya se refiera al mundo de los ángeles o al mundo de los átomos. Y lanzábamos como hipótesis estas siete corrientes de vida en forma de humanidad evolutiva son: primero, la evolución angélica; después, otra evolución, otra humanidad situada en el plano causal, remanente solar de una gran evolución pasada que no tiene relación con el aspecto emocional de la Tierra; existe también, según se nos dice, de aquí a aquí, en lo que es tierra, estos 1.000 Km. hacia el centro de la Tierra, grandes galerías que pueden estar habitadas, se nos habla incluso de humanidades que han surgido, que han sido detectadas, pero que no han pasado al rango de la opinión pública todavía, o a ser una materia general de interés analítico; pero, se nos habla también de una humanidad oceánica, de otra humanidad típicamente astral que no tiene relación con el mundo mental ni con el mundo físico, que realiza su evolución precisamente en algún remoto lugar de nuestro planeta que desconocemos, pero que nuestra intuición puede ayudarnos a descubrir por algún cierto indicio, por inspiración o por iluminación en grandes meditaciones esotéricas. Bien y, entonces, después tenemos la humanidad terrestre, el 4º Reino de la Naturaleza, y finalmente existe el complicado mundo de los elementos químicos, dotados de conciencia social, luego una humanidad también, tan completa como la humana, tan completa como la de los ángeles, porque si bien se dice que los ángeles construyen la estructura del universo, también es cierto que los ángeles utilizan los elementos químicos para crear los planos de la naturaleza y para crear todas las formas existentes, desde las más groseras y vastas a las más sublimes y elevadas.
Por lo tanto, esto solamente para hacer una mirada retrospectiva a cuanto dijimos el mes pasado. Porque ahora vamos a orientar la mente hacia otras esferas emocionales, otras esferas esotéricas, otras esferas de conocimiento. Pero ahora ya no vamos a crear una distinción entre la humanidad y las otras seis humanidades hipotéticas mentalmente, aunque sí hay una realidad, porque si esotéricamente captamos el hecho de que la realidad debe ser comprendida por un intento supremo de elevación mental y no por un hecho de aceptación, porque alguien a quien consideramos superior a nosotros lo esté afirmando; ni la afirmación de un ángel es válida si la mente del hombre rechaza una idea, por lo tanto, hipotéticamente, como materia de información, como materia de interés, acepten que pueden existir siete humanidades, siendo la nuestra la que está en el centro de ellas. Quizá más adelante vamos a detallar más sobre este asunto, pero si bien la idea de las humanidades que junto con la nuestra comparten el planeta Tierra es importante, hay otra idea que corresponde a la propia humanidad; en resumidas cuentas, somos seres humanos, si somos seres humanos, la humanidad tiene para nosotros la máxima importancia, aparte de que nuestra mente se lance a la conquista del cosmos, o profundice en los aspectos más alejados de la superficie de la Tierra hacia el centro, buscando una verdad desconocida. El hombre es importante precisamente porque tiene esta capacidad tremenda de investigación, y en tanto tenga esta capacidad misteriosa de investigación, hay la posibilidad de que el hombre se redima y de que el hombre alcance la liberación.
Bien, vamos a echar un velo sobre el pasado, sobre cuanto dijimos el mes anterior. El tema es completamente nuevo, no me atrevo a decir inédito; se ha hablado mucho de lo que vamos a discutir hoy, el tema tiene como base la idea de los egregores. Los egregores son acumulaciones de sustancia psíquica creada por la humanidad por sus correctos o incorrectos métodos de vida; es decir, el hombre es esencialmente un creador, que está creando en múltiples direcciones, y en varios niveles de actividad, teniendo en cuenta que el hombre posee un cuerpo físico, un vehículo etérico, un cuerpo emocional o psíquico, una mente razonadora y otros tres cuerpos que desconocemos por su propia sutilidad, por lo tanto, todo cuanto veamos a través de los egregores es una pequeña parte de las construcciones o estructuraciones humanas en los mundos invisibles, aquello que no vemos, porque ¿qué representa para nosotros un ambiente social o la civilización o la cultura de los pueblos? Aparentemente es muy abstracto ¿verdad?, pero esta abstracción tiene una base plena y completamente objetiva, si la persona piensa correctamente creará acumulaciones de sustancia emocional, mental, etérica o física densa de alta vibración; si la persona tiende por sus métodos erróneos de vida a actuar, pensar, sentir, erróneamente, contra la ley natural, como técnicamente se dice, veremos que por el contrario está afeando el ambiente. Cuando entramos en cualquier lugar y decimos que hay mal ambiente o buen ambiente ¿por qué lo decimos?, aparte de que pueda haber una pequeña disquisición de tipo psicológico o que la persona sea extremadamente sensible, pero todos nosotros, estoy seguro, nos hemos encontrado con ambientes que nos han parecido aceptables y otros rechazables, entonces, ¿por qué existe este freno, esta barrera desconocida?, ¿no puede existir algo objetivo que cause este ambiente?, y si existe esta cosa ¿qué será o cuál será la naturaleza de esta cosa? Bien, aquí tenemos algunos de los elementales creados por el hombre, formas psíquicas condensadas por un sistema muy laborioso de reacción del espacio. ¿Qué entendemos por reacción del espacio? El espacio, se nos dice esotéricamente, es una entidad y, naturalmente, cuando decimos que el espacio es una entidad, estamos diciendo algo que quizá pueda parecer chocante, quizá será hasta un poco difícil de comprender, pero si se acepta que hay una potencia mental que puede ponerse en contacto con otra persona, que recibe estas impresiones, si vemos el caso de Uri Geller que también solamente con su voluntad puede hacer muchas cosas que hemos visto, incluso a través de la televisión, cuando una persona normal en carne y hueso, que se denomina el Maestro Saint Germain, ha logrado fabricar oro por la televisión y ha sido reconocido como cierto que era oro puro, ¿por qué no aceptar que existe una forma desconocida de existencia que nos está condicionando, pero que es una condición creada por la propia humanidad?
Se dice habitualmente que el hombre tiene lo que se merece, y es verdad, y que quien siembra odios recoge tempestades, como decía Cristo, o el que a hierro mata a hierro muere, entonces, si pensamos mal tendremos malos egregores, y si pensamos bien tendremos buenos egregores. Se trata de verificar una purificación, si podemos decirlo así, de nuestros estados habituales de conciencia; si logramos hacerlo, tendremos entidades parecidas a éstas que son las que crean los buenos ambientes. Una de estas fuerzas tremendamente importantes, uno de los grandes egregores que creó la humanidad a través de los tiempos, motivó hace cientos de años el milagro del Renacimiento, es un milagro angélico, es un milagro de realización, es el principio de una síntesis. Solamente con comparar las formas psíquicas que aparecen a la vista del clarividente, la persona que tiene la capacidad de ver lo que ocurre en el mundo oculto, se ven estas formas negativas, y se ven las formas positivas.
Bien, el sentido de nuestra conversación debería pasar de lo simplemente hipotético o intelectivo a nuestra capacidad de acción; es decir, si Uds. están en una situación mental de expectación, de serenidad, Uds. eliminarán progresivamente estas formas elementales, estos egregores, formados por la voluntad consciente o inconsciente del hombre más algunas de estas misteriosas reacciones del espacio que la ciencia no puede detectar, pero que esotéricamente llamamos energías individualizadas o devas o ángeles, si lo prefieren de esta manera. El espacio lo tenemos aquí, basta que sometamos la mente a una vibración superior para que todo cuanto ven desaparezca, y surgirán otras formas que apagarán estas, entonces, seremos conscientes de ciertos niveles en los cuales existen egregores o formas psíquicas creadas en combinación de los hombres y de los devas, porque todos cuantos de Uds. han estudiado esoterismo sabrán que la máxima esotérica más importante, de la que surge todo el conocimiento, se cifra en esta frase: “La energía sigue al pensamiento”, siendo la energía del pensamiento una reacción del espacio. El hombre al pensar emite radiaciones eléctricas, estas reacciones eléctricas encuentran una resistencia en el espacio, fruto de esta resistencia es una acumulación de energía o, si Uds. lo prefieren, una substanciación de energía, y después existe una forma, la forma del propio pensamiento, de la intención; por ejemplo, la forma de la pereza es un estado de conciencia, vean Uds., solamente de verla uno casi se duerme, es verdad, es algo que es consustancial precisamente con otros estados de conciencia. La ira, el aura de una persona sujeta a la ira es tremendamente desagradable, por los rayos de fuego que surgen de su aura, en aquel momento la mente no razona, razona el egregor, ¡cuidado!; cuando razona el egregor o esta forma dévica y la persona no razona, tenemos que el egregor toma el sitio de la persona y utiliza a la persona como médium ¡y cuántos no son médium en esta vida, sin que se den cuenta!. Lo son porque a través de sus sucesivos estados de conciencia están acumulando energía, y están creando egregores, están creando formas psíquicas dotadas de conciencia, una conciencia que no quiere desaparecer, quiere mantener su emporio y, entonces, hay una lucha tremenda entre el bien y el mal como estados de conciencia. Al fin y al cabo, ¿qué es el bien y el mal? El bien y el mal son únicamente conceptos de nuestra mente, porque no estamos capacitados todavía para distinguir el bien del mal, al menos desde un ángulo puramente esotérico. Solamente registramos cosas que nos gustan y que son buenas, y cosas que no nos gustan porque son malas, y la balanza se inclina hacia las buenas o hacia las malas, depende de la operación de este equilibrio entre los pares de opuestos en la vida. También tenemos, —y esto es notorio porque todos hemos tenido más o menos una educación religiosa— que hay siete pecados capitales —tenemos el número siete otra vez aquí— pero cada uno de estos siete pecados capitales tiene sus virtudes complementarias, no antagónicas ¡cuidado!; entonces, el esoterista, el que ve estas cosas y estas otras, debe fácilmente inclinarse por estas, seguramente, porque si queremos crear un ambiente social pletórico de verdad, de razón, de oportunidades naturales para todos los seres humanos, que todo el mundo tenga lo justo para vivir, ni más ni menos, que tenga sus necesidades cubiertas, y que no exista desequilibrio social, tendrá que situarse, si puede, en el filo de la navaja, entre el bien y el mal, es decir, el inicio de este equilibrio es la resolución a esta eterna pregunta: “¿Cómo luchar contra el mal?”, esta pregunta la hizo un discípulo en el ashrama de un Maestro, y el Maestro le dijo textualmente: “¡No luches contra el mal!, pero crea el bien en ti”. Porque la lucha es afianzar los egregores malos. Es decir, si nosotros tenemos ira, hay que buscar la paciencia, ¿verdad?, ¿por qué hay que buscar la paciencia?, si la persona se contempla en ira con la mente analítica lo encontrará tan desagradable que sin pasar por la lucha puede desvanecer algunos de estos egregores o ayudar a destruir estos egregores. Es decir, hay que volver a las antiguas máximas del Señor Buda, el hombre perfecto es perfecto porque no lucha, ¿para qué luchar? La lucha engendra nuevos egregores, porque éstos no se resisten a morir, porque tienen un centro de conciencia dévica, y todo cuanto es la humanidad en el presente es el resultado de la suma y resta de egregores buenos y malos.
He nombrado el caso del Renacimiento porque fue una explosión tan tremenda del espíritu creador del hombre que se eliminaron por la fuerza de aquel espíritu creador muchos de esos elementales y surgieron otros elementales dévicos, arcangélicos, de esta naturaleza divina. Y todos podemos contribuir, y aquí Uds. también se acordarán que hemos hablado mucho de la elección que tiene que hacer el discípulo frente a la iniciación y frente a la dorada puerta de los misterios cuando existe por un lado el Guardián del Umbral, creado por todas estas formas a las cuales él ha ayudado a desarrollar, y por otro lado, el Ángel de la Presencia, el sinnúmero de egregores matizados de estos divinos colores con resplandecientes haces de luz, que constituye la herencia real del hombre y no esto que es heredado del remoto pasado. Y al respecto hay que considerar cómo tenemos el ambiente social del mundo, el aspecto ecológico, y todo cuanto signifique presión, angustia, sufrimiento, hambre, guerra, todo cuanto Uds. quieran poner en ese platillo nefasto de la balanza de la humanidad. Pues bien, el hombre es el señor de su destino, cuando hablemos del karma, no hablemos del karma como una entidad aparte del hombre o de la propia humanidad, hablemos de la justicia de los actos, a los cuales nosotros nos hemos hecho acreedores, porque la justicia —la Balanza de Osiris como técnicamente se dice— es aquel momento cumbre en el cual el bien y el mal se hallan en equilibrio dentro del corazón del hombre, o cuando existe el mal que pesa sobre la vida, entonces, el karma es malo, o cuando hay algo más de karma bueno que malo, entonces, tenemos buen karma, pero desde el ángulo más profundamente esotérico el buen karma y el mal karma son karma, son desde el punto de vista humano una creación del hombre y, esotéricamente, las bases que sitúan al hombre dentro o fuera del ejercicio de ley.
Otra de las cosas que podemos descubrir también es el poder de los buenos egregores creados por los rituales efectuados por las iglesias, por las escuelas esotéricas o las sociedades secretas espirituales, tratando de conectar el alma del hombre con el espíritu divino. Si precisamente las iglesias han tenido la virtud de perpetuarse a través de las edades, prescindiendo en este caso de las iniquidades que han sido cometidas en nombre de Dios, pero viendo sólo el aspecto mágico de la cuestión, veríamos que los ritos, las ceremonias y la liturgia en su totalidad, han creado los egregores que están manteniendo las iglesias del mundo, con o sin amor. Hablamos solamente de que pueden haber poderosos egregores que ayudan a las iglesias a mantenerse y, naturalmente, sabiendo esto, los discípulos de la Jerarquía, los miembros de los ashramas, los aspirantes espirituales y los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo que se aperciben de esta razón, están trabajando también activamente para crear egregores de liberación tales como los que surgen de una meditación esotérica. Cuando el hombre, en virtud de una asiduidad, de un hábito establecido de contacto con su Yo Superior, ha creado un egregor positivo que le ayuda en sus meditaciones, incluso siente la llamada de este egregor, al cual él ha dado vida y que, por decirlo así, lo está amamantando con sus buenos pensamientos de liberación. El día en que la persona comprenda que lo que dirige el ritmo de la evolución es su propio ser, su modo de pensar, de sentir y de actuar, y que no son los gobiernos, ni las iglesias, ni los partidos, ni nada de esto, sino que todo radica en su modo certero, profundo de enfrentar la vida, entonces tendremos buenos gobiernos, porque cada persona tiene el karma que se merece, y cada nación el gobierno que internamente haya elegido, y como luchamos contra los gobiernos que nosotros mismos hemos fabricado con estos egregores malsanos, no podemos quejarnos; ¿cómo vamos a luchar contra aquello que es nuestra obra? No luchemos, dejemos de actuar en un sentido negativo y todo lo que hay de nefasto tendrá que caer por la lógica de las cosas, por la razón que asiste al hombre perfecto, por la potencialidad del pensamiento, por la sutilidad de las emociones y del espíritu, y por una conducta recta e intachable. Todo esto, naturalmente, lo hemos oído tantas veces que ya suena a vacío en nuestros oídos. Si el egregor del amor que predicó Cristo estuviese aquí, sería otra la dirección espiritual del mundo en los momentos actuales, pero es que no tenemos el egregor del amor creado, sino que hemos creado la mistificación, a fuerza de intelecto, a fuerza de hablar del amor hemos creado en el mundo mental una idea del amor que no es el amor, como todos tenemos dentro del corazón y en nuestra mente una idea falsa de Cristo, porque lo que hemos creado es un falso egregor, y este falso egregor es el que dirige toda la corriente de vida cristiana.
¿Se dan cuenta que falsedad existe en todas estas cosas?, y todo ¿por qué?, porque el individuo todavía no se ha apercibido por completo de que su vida es tan importante como la del propio Dios, y no digo ninguna blasfemia, porque si faltase alguno de nosotros Dios no sería, es decir, somos Él, y Él se manifiesta a través de nosotros. Solamente que hay que barrer muchas cosas y estas cosas que hay que barrer son las que condicionan la conducta, son las que impiden que razonemos con luz verdadera y visión creadora, son las que impiden desarrollar estados positivos de conciencia. Es decir, nos falta vida, nos falta amor, nos falta creatividad, y en este sentido todos somos responsables del malestar en el mundo, somos responsables de estos egregores. Dense cuenta que en el momento presente todavía existen egregores que fueron segregados por los estados de conciencia de la raza Lemur, que aun existen en el mundo psíquico egregores creados por los atlantes, las razas que nos precedieron en la historia del mundo, y que existen frías fuerzas dentro del espacio mental, fuerzas egregóricas como éstas o como otras, porque la mente como no tiene la capacidad de síntesis ya no distingue nada, no distingue el bien del mal y, por lo tanto, no puede establecer un recto equilibrio, un recto razonamiento o un frío discernimiento, amparado por el amor de Dios, le es casi imposible.
Entonces, existe un vacío tremendo en el hombre en su estado actual con una mente capacitada únicamente para recoger los detritos, por así decirlo, de la tercera dimensión, sin poder mantenerse dentro de un espíritu de templanza, de alegría, de optimismo, sino que vive ausente de la verdad, sólo está mirando el pequeño interés, y el pequeño interés, o el egoísmo, como quieran llamarlo, es un egregor. El día que se convenzan de que todos son egregores, todos, son unos egregores formados por nosotros mismos a través del tiempo, teniendo en cuenta que muchos de nosotros procedemos de la raza Lemur, y quizás de la raza Atlante, y quizá también de los principios de nuestra raza Aria, y que estamos con los mismos defectos de la Lemuria, tenemos los mismos miedos y la misma crueldad con respecto a los demás, no hemos variado fundamentalmente ¿verdad? Somos conscientes de que no hemos variado, y el mundo no ha variado porque nosotros no hemos variado; entonces, ahí están nuestras creaciones, ¡ojalá todo fuesen creaciones divinas!, o angélicas como esta.
El hombre es creador y como es creador cada estado de conciencia encuentra, como decíamos antes, científicamente hablando, una respuesta del espacio. Se nos dice que el espacio contiene todas las dimensiones, y es verdad, contiene también todos los estados de conciencia imaginables, contiene el bien y el mal, sólo falta que la persona tenga la facilidad de descubrir el bien y el mal, y pasar por el centro del bien y el mal reconociendo que todo son creaciones cósmicas, y esto quizá le ayudará a que el amor madure en su corazón. Esta es la guía principal y capital de nuestras conversaciones esotéricas. No basta afirmar internamente; el intelecto nos dice “esa es la verdad”, pero el peso acumulado, el saquito de recuerdos, nos obliga siempre a inclinarnos a buscar el ideal. Yo digo que el ideal, sea cual sea su importancia, si no está amparado por un recto equilibrio entre la razón y el amor individual no tendrá validez.
Estamos todos viviendo unos momentos realmente importantes y quizá es porque somos conscientes de que estamos viviendo unos momentos importantes porque estamos aquí, y estamos siguiendo atentamente ciertas ideas. Uds. se darán cuenta, y serán conscientes cada vez más, que todas las enfermedades del mundo, que todas las tensiones emocionales, y que todos los arquetipos mentales son egregores. Una enfermedad es un egregor, y no se puede remediar, o destruir un egregor con solo atacar las bacterias o virus que lo han producido, habrá que atacar directamente a la causa, y esta causa constituye en estos momentos drásticos de la historia planetaria una de las intenciones más profundas de la Jerarquía Planetaria. Espero que todos nos demos cuenta de que estamos creando un ambiente social bueno o malo de acuerdo a la maldad o bondad de nuestros estados de conciencia, entonces, la lucha ya no es entre dos cosas aparte de nosotros que llamamos el bien y el mal, sino que es luchar contra el desequilibrio que existe en el propio corazón. Desde el momento que exista en nosotros una pequeña capacidad de equilibrio, nos daremos cuenta de lo que significa la vida plena y también lo que significa amar a los demás, porque no se puede amar si en el corazón no existe un recto equilibrio de razones.
Podemos discutirlo más ampliamente con sus preguntas. |
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Interlocutor.— (Pregunta que no se oye)
Vicente.—Es
decir, la persona emite un estado de conciencia, el que sea, porque
cuando hablamos de estados de conciencia no hablamos sólo del
pensamiento sino que hablamos también de nuestras emociones y del
impulso propio de nuestra voluntad hacia algo que no es el deseo. Bien,
entonces, si existe una reacción del espacio y nuestra conciencia
continua insistiendo sobre aquellos pensamientos, creará un hábito o, si
usted prefiere, un vicio, el vicio de pensar de forma determinada o de
hacer una cosa determinada, entonces, cuando esta forma, este egregor,
ha crecido suficientemente, anula nuestra voluntad, y se dice,
psicológicamente hablando, que un hábito es más fuerte que diez
voluntades, o que diez naturalezas. ¿Se dan cuenta de la importancia
esotérica de esta declaración? Cuando nosotros hemos establecido un
hábito de pensamiento, este pensamiento ha creado un egregor, una forma,
cristalizada pero con vida, que reacciona a los impulsos cada vez que
lamentamos y que se resiste a morir. La lucha del Sendero es la lucha
del hombre contra los egregores nefastos que le impiden
coordinar su vida con la vida espiritual, ¿comprendido?
Interlocutor.—Sobre
el egregor que forma las enfermedades, ¿cómo podemos distinguir entre
lo que es el egregor este que se forma o lo que puede ser enfermedad
kármica?, ¿hay diferentes clases de enfermedades?
Vicente.—La
enfermedad solamente es una, su condición es el dolor. Cuando
hablamos del karma, y digo que el karma hay que aceptarlo con
muchas reservas en el sentido de no decir siempre “como esto es karma,
no vamos a luchar contra el egregor”, si queremos vencer el mal
mundial, y un mal, personal o individual, habrá que trabajar
contra el egregor que ha constituido esta enfermedad, la que sea.
Ya no se trata de luchar científicamente contra cierta clase de
bacterias, esto es elemental, es primitivo en el momento presente, sino
que hay que luchar psicológicamente contra las causas de la enfermedad
que son las causas que producen los egregores que surgen de la mente y
del corazón humano, más el residuo de lo que nos legaron las razas del
pasado. Si logramos luchar contra la causa y no contra los meros
efectos, llegará un día en que la ciencia encontrará la clave de
solución de todas las enfermedades, teniendo en cuenta que
estas enfermedades son formas psíquicas que ha creado el espíritu
del hombre, y como que es una creación humana, solamente el
espíritu humano puede desvanecerlo en el plano psíquico.
La
ciencia actual ya empieza a aceptar que no existen simplemente
enfermedades físicas, sino que tienen un contenido psíquico, ya se les
denomina enfermedades psicofísicas. Es el primer paso de la ciencia
para empezar a darse cuenta de la tremenda apertura hacia un mundo
desconocido, pero, precisamente un mundo donde se halla la clave, la
solución de todos los problemas humanos. Hay que luchar, a pesar de
todo, contra estas cosas, y espero que antes de que llegue el final de
siglo exista la suficiente cantidad de hombres y mujeres de buena
voluntad en el mundo, singularmente aquellos que trabajan como agentes
de curación, que puedan establecer un puente que conecte el mundo
físico con el mundo etérico y más, hasta el mundo psíquico, y que se den
cuenta que estamos viviendo una gran tensión ambiental y que muchas de
las enfermedades de los discípulos actuales es esa tensión que es el
cuerpo físico, o kármico, si lo prefieren, que no han podido resistir,
pero que es una prueba iniciática.
Bien,
entonces, habrá que apurar todos los medios de contención de estas
cosas. Ya no se trata del científico en su laboratorio tratando de
descubrir el virus que crea cualquier enfermedad, esto existe
naturalmente, está en el aire, está por doquier, solamente que el
espíritu humano, si tiene la necesaria iluminación espiritual, estará
por encima de estas cosas, o si su cuerpo kármico está predispuesto a
determinada enfermedad, la tendrá seguramente, pero este caso es un caso
provocado por la propia Jerarquía. El otro día estábamos discutiendo
con un grupo de amigos que habían leído un pasaje que decía: “Una guerra
no es kármica en el sentido que afecta al ser humano, es kármica
porque obedece a un estado de conciencia del Logos Planetario”. Esto
tiene mucha profundidad analítica, porque nos lleva a la consideración
de que nuestro pequeño planeta, que no es el centro del universo ni
mucho menos, como antiguamente nos decían, sino que es un planeta
sujeto a la fricción del dolor, tiene por sus propias características
cósmicas la misión de liberar el contenido solar de las enfermedades
físicas. Por esto a nuestra humanidad, esotéricamente hablando, que
surgió por el impulso del 4º Rayo, tiene como divisa la armonía a
través del conflicto, significa que con el dolor humano vamos a
ensanchar las aperturas, no sólo del planeta Tierra sino de todos los
planetas hermanos dentro del sistema solar. Entonces, también podemos
adquirir ya, con una ciencia natural, que todo cuanto estamos
realizando ahora en estas pequeñas conversaciones, aparentemente sin
importancia, es trabajar deliberadamente con la obra y el plan que
realiza la Jerarquía aquí en la Tierra, porque al menos en estos
momentos de distensión, de gran atención, estamos ayudando a desvanecer
de la obra planetaria estas formas inmundas creadas por un más inmundo
pasado, y vamos lanzados hacia el futuro, no buscando la solución
personal de cualquier problema, sino que como discípulos mundiales
estamos programando el bien del conjunto. Para mí, la importancia de
que estemos reunidos aquí y ahora, es por esta gigantesca labor de
grupo que tiene como base la Jerarquía Planetaria o la Gran Fraternidad
Blanca del Planeta. Si logramos mantener el espíritu de distensión
constantemente, cada uno de nosotros se convertirá en un peligro contra
estos falsos egregores y, entonces, colaboraremos conscientemente con
la obra de Sanat Kumara aquí en la Tierra; bueno, Sanat Kumara es el
Señor del Mundo, el nombre esotérico del Señor del Mundo, aquel que
guía la evolución planetaria, y ya podemos sentirnos satisfechos que en
la vorágine de acontecimientos mundiales, y todo cuanto ocurre en el
mundo, tengamos una vez al mes este remanso de paz. Para mí, esto,
puede significar el que Uds. pueden ser un buen karma.
Interlocutor.—Me
preguntaba si no es verdad que usted ha cambiado los nombres, en vez
de llamarle “Espíritu de Dios” o “Espíritu Santo”, le ha dado otro
nombre. ¿No será que usted ha querido quitar el valor y el mérito de
Dios, y ponérselo usted?
Vicente.—No
respondo a estas preguntas. Dense cuenta que cuando una persona no ha
llegado a la profundidad de una idea, se puede equivocar en el juicio.
Habitualmente me gusta hablar con la gente, discutir, nunca. Dense
cuenta de una cosa, solamente discute la persona que no está segura de
sus convicciones, si estoy seguro, ¿por qué voy a discutir algo? Estoy
exponiendo ideas, si las ideas están de acuerdo con el razonamiento de
otro, muy bien, que no están de acuerdo, pues muy bien, no es mi
problema. Me interesa que exista esta calma, esta atención formidable,
esta iluminación interna, para qué vamos a discutir cosas personales.
¿Otra pregunta más?
Leonor.—Yo
quería hablar de la proximidad —aunque dicen que ya estamos, desde los
años cincuenta— de la Era de Acuario. Quería preguntar sobre este
aspecto de la ciencia, que como ahora estamos en la era de grupos, creo
que hay un espacio vacío entre el trabajo que tienen que hacer los
esoteristas y los científicos, quizá falta esta unidad, este puente de
unidad de trabajo, porque entonces tendrían que trabajar los
médicos del cuerpo y los del alma en conjunto, abriendo nuevos
cauces y nuevos horizontes porque existen, pero no los encuentran.
Actualmente podemos decir que cuando las personas no reciben esta clase
de ayudas, es porque en su karma todavía no existe, entonces tendremos
que hablar sobre el karma individual y el colectivo, como todos
formamos parte de esta red, que es la parte colectiva, en este caso
pienso que hay que estar tendiendo puentes constantemente, porque
existiendo los valores en cada uno de los lugares, uniendo estos
lugares podrían hacerse más cosas más de las que se hacen, pero falta
el mirar atento de los contenidos en la ciencia, y entonces
encontrarían más cosas de las que encuentran, si se unieran los
científicos de todo el mundo. Porque estoy segura que en distintos
lugares se han encontrado distintas cosas, pero no se
unifican, junto con los trabajadores del alma, porque si no se
coincide en las cosas no se puede hacer nada. Además, todas las cosas
necesitan sus principios, un gran comienzo, un gran trabajo, una gran
eficacia y una gran voluntad en ambas partes, pero creo que falta un
puente entre estas dos cosas; es como en los horóscopos, que decimos
que hay que hacer uno para el cuerpo y otro para el alma. Pues en estos
casos, creo que en todas las enfermedades del cuerpo físico del
planeta y del cuerpo individual de cada individuo. Estamos en la era de
grupos, pues hay que trabajar también bajo este aspecto. Luego hay
otra cosa; hablamos de que no hay que luchar, y luego hay que luchar
para desvanecer en nosotros las partes negativas, claro, esto son
palabras, y hay muchas personas que pueden no entender esto de que no
hay que luchar, y que hay que luchar, tendremos que desarrollar un poco
esta palabra para que pueda ser comprendida por todos.
Vicente.—Si
se dan Uds. cuenta del tremendo esfuerzo que se precisa para no
luchar, ¿acaso no es una lucha no luchar? A esto me refiero, ahora
bien, el puente lo estamos tendiendo aquí nosotros. Si alguna persona
no esta integrada con nosotros, bien. Venimos aquí buscando una
finalidad; yo creo que esto es el subterfugio para que nos unamos aquí.
Para mí lo más importante en nuestras reuniones no es la calidad
expresiva ni la profundidad de las ideas, sino aquel silencio místico
y dinámico al propio tiempo que se ha constituido entre
nosotros creando lo que podríamos llamar el espíritu de grupo. Si
existiese este espíritu de grupo en cantidades importantes, el puente
se establecería rápidamente, espontáneamente, no habría ningún esfuerzo
para poder realizar este contacto entre científicos, los filósofos y
los religiosos del mundo, porque todos somos seres humanos. Lo que
pasa, dense cuenta, que está la importancia tremenda de por qué
hablamos tanto sobre nuestra responsabilidad, es que cuando el ser
humano empieza a sentir el aleteo de la verdad tiende a sobrestimar sus
impulsos creadores y entonces crea una pequeña distorsión dentro de sí
mismo, creando al propio tiempo unas avenidas negativas hacia
conceptos que pueden ser aceptables desde el punto de vista individual
pero que no responden a un espíritu de grupo. Prefiero que exista un
espíritu de grupo y que dentro de este espíritu de grupo pueda
fusionarse nuestra vida individual, porque la liberación precisamente
es esto. Cuando la conciencia individual deja de ser para que sea el
grupo, hay un sacrificio constante de la personalidad; y a esto lo
llamo lucha, a esto lo llamo esfuerzo, porque si hay esfuerzo en ese
sentido habrá creación. La creación es la base y el destino vital de
todos nuestros razonamientos, y a medida que avancemos por el sentido
creativo de la mente y demos menos importancia a nuestro factor
personal y a los sucesos temporales, mayor será la profundidad
analítica de nuestra alma.
Entonces,
irán desapareciendo progresivamente de la faz de la Tierra y de los
espacios desconocidos de la Tierra y del Cielo a nuestro
alcance, todas las formas egregóricas creadas a través del tiempo y a
través de nuestros modos de pensar, sentir y actuar, que hará posible
que cada uno de nosotros se convierta en una llama viva de la verdad. Si
logramos solamente unir un poco más nuestros corazones, podemos dar
por bien empleadas las palabras que hemos tenido que utilizar para
formar un conjunto de ideas que nos han ido uniendo a través del
tiempo. Uds. saben que no existe un efecto sin causa; este efecto de
encontrarnos aquí en estos momentos buscando la verdad, tratando de
investigar las cosas grandes de la vida, obedece a una causa más
grande que nosotros mismos. Es esta causa la que tiene importancia. Si
buscamos constantemente esta causa, en nuestros más mínimos detalles de
la existencia, llegará un momento en que seremos realmente ciudadanos
aptos para vivir en colectividad, formaremos verdaderas comunidades
humanas, ya no miraremos el aspecto científico, político, económico o
religioso de una nación, veremos hombres, hombres puros buscando el
bien de sus hermanos. Si logramos esto hay que dar por bien empleadas
estas tardes que tenemos aquí.
Interlocutor.—¿Eso
que has dibujado en la pizarra, eso del medio que dices que es el
fuego, eso lo tenemos todo dentro del corazón, ese fuego...?
Vicente.—... supongo que sí, por ley de analogía, pero no lo he dibujado yo esto, eh! soy mal dibujante...
Interlocutor.—...esto son los siete rayos o...
Vicente.—...
esto es el reflejo de los siete planos del universo, es el reflejo de
los siete estados de materia. Cuando hablamos de las humanidades
posibles, hay que situarlas en algún sitio estas humanidades, porque
esto que vemos aquí, por ejemplo, que es agua, suponga que es el océano
Pacífico, habrá algún conducto que llene esto, o que esto llene el mar.
Interlocutor.—Entonces,
como decía Dante, en el infierno de la Divina Comedia, se podría
referir a este fuego en el centro de la Tierra o como de los volcanes...
Él hablaba del Cielo y la Tierra, bueno, el infierno y el cielo,
entonces el infierno podría ser este fuego...
Vicente.—... puede ser todo cuanto nuestra imaginación pueda hacerlo,
pero yo no voy a decir lo que es el Cielo o la Tierra, me he limitado a
dar unas ciertas ideas acerca de lo que puede ser. Les he dicho que la
persona esotérica o el investigador esotérico no acepta ni rechaza las
ideas, las analiza; por lo tanto, hay que analizar mucho las ideas
para llegar a una consecuencia, y si al final de una consecuencia la
razón no la admite, hay que rechazarla de plano, y si la admite hay que
aceptarla también de lleno. Es decir, desde que la persona empieza a
pensar hasta que por el desgaste del propio pensamiento ha quedado
sumido en el mar de silencio de la creación, ha tenido que crecer
destruyendo su propio yo constantemente. Y este yo que está
destruyéndose constantemente es la clave de la liberación, pero
claro, nos resistimos a morir como los egregores. Es que nosotros
en sustancia somos un egregor formidable tal vez, estamos inmersos
dentro de este gran egregor que hemos formado.
Interlocutor.—Estamos
hablando de los egregores que tenemos que eliminar, yo digo que ahora
están aumentando más que nunca, más que en la época de la Atlántida,
porque están en las supuestas obras de escultura, y luego está la música
infernal, y luego está la pintura infernal, todo esto encarna estos
monstruos; es decir, los monstruos del espacio ahora están encarnando
aquí en la Tierra, y digo que en lugar de liberar están creciendo; la
Tierra la veo muy mal.
Vicente.—Desde
luego, bueno el amigo no va desencaminado, no. Porque dense cuenta de
que el arte actual ha perdido, por así decirlo, creatividad, ha perdido
el éxtasis del Renacimiento. Por lo tanto, es verdad, tanto en
escultura como en pintura como en música se encarnan estas formas, y no
aquellas, por lo tanto ¿quién es el responsable de que exista música
infernal, como decía el amigo, esta música moderna que nos retrotrae al
pasado? Cuando se escucha el tam tam africano que procede de la
Lemuria, escuchamos un grupo de músicos improvisados porque no saben
música, están haciendo ruido simplemente. ¿Se dan cuenta cómo es más
directo el enfoque de lo que creíamos? La música, el arte está
prostituido. Y cuando vemos estas arquitecturas y se nos dice que es
esto... . Uds. saben que en pintura hay quien estampa dos huevos sobre
una (...), que es la estatua de un ser atormentado, ¿qué es el arte?,
¿es esto? Lo que se está explotando es esto, entonces, nosotros no
podemos decir que no existe una alteración del arte en nuestras vidas. Y
aquí hay un problema, si queremos buen arte, como si queremos
buenos gobiernos y buenos estadistas, no hay que luchar contra
ellos, cuidado. Si queremos tener buenos estadistas debemos purificar
nuestra conducta entera que es la causante de estas cosas, no criticar,
porque nosotros estamos llenos de criticas siempre, y la crítica nunca
lleva a ningún sitio, lleva a la autodestrucción, y hablo con
conocimiento de causa. Cuando la persona se habitúa a la crítica, está
hiriéndose de muerte con los dardos de algunas de estas entidades, y
estas aun son bonitas comparadas con otras existentes. Así es que dense
Uds. cuenta cuando existen estos monstruosos reptiles que se deslizan
por la viscosidad de los subplanos inferiores del plano psíquico; el
artista ha dedicado parte de su vida a la maldad esta. Por tanto, hay
que distinguir siempre; el arte, la ciencia, la religión, todo cuanto
sea una creación humana debe revalorizarse desde un sentido muy
profundo de amor al bien. Si esto se realiza, si esto se logra,
habremos realizado la obra más grande que ser alguno puede realizar
aquí en la Tierra, porque habremos destruido de las capas viscosas de
la atmósfera ecológica que nos rodea todas estas formas monstruosas de
seres, de egregores, de formas psíquicas producto de nuestras
reacciones contra las reacciones del espacio que han creado
nuestros ambientes sociales con su civilización y su cultura. Ahora
tenemos frente a nosotros el reto de la historia, y ante este reto
solamente existe una opción para la persona bien intencionada: que no
debe luchar contra el mal, sino que debe realizar el bien. Es
decir, hay que hacer lo que decía Buda, asignándole una
comprensión genuinamente esotérica al decir: “No aceptes el bien ni
aceptes el mal, porque es contra el bien, o viceversa, sino
mantente completamente varado en el fondo del río de tus sentimientos”.
En esta paz inmensa, en este equilibrio entre el par de opuestos
existe la liberación, no existe otra verdad, aunque venga la idea
disfrazada de todo cuanto exista de razonamiento o de lógica humana.
Interlocutor.—Yo
quería hacer una pregunta en relación con esta persona que se ha ido.
Evidentemente, ha sido muy agresiva al dirigirse a usted. Según se
explica aquí, parece ser que es un estado de ánimo producido por un
egregor negativo, entonces, yo pregunto si el egregor que ha producido
su contestación, la suya, no es más agresiva, aunque más sutil (...)
Vicente.—Escuche
Ud., cuando usted lleva un cesto de manzanas y hay una podrida ¿qué
hará con ellas?, ¿quitará la podrida y dejará las otras o viceversa?
Usted me ha dicho que era sutil, y lo soy, pero yo miro el bien del
conjunto y no la labor de una individualidad que puede estar armada en
contra del grupo, porque esto es un atentado contra el grupo, y todos
cuantos están aquí lo podrán reconocer, porque después que ha marchado
este amigo se ha restablecido la paz del grupo. ¿Qué hubiese pasado si
no hubiese reconocido esta intención y la hubiese escondido con otra
intención?, ¿por qué se ha marchado él entonces?, porque sabía que era
la manzana que no correspondía a este grupo en estos momentos. Yo no voy
ni a favor ni en contra, lo estoy diciendo constantemente, pero Uds.,
todos, constituyen un grupo sagrado para mí, y no puedo tolerar que
este espíritu de grupo pueda ser distorsionado por una persona, sea
enferma o no, porque cuando el cirujano detecta que existe un miembro
que altera la totalidad del conjunto, lo extirpará, y lo hará muy bien.
Esto lo hace Dios, el Logos Planetario, y dense cuenta que cuando
hablo de Dios lo hago con toda reverencia, y jamás he dicho nada que
repudia su razón, he dicho otra cosa, que todos nosotros somos dioses
aquí y que, por lo tanto, el reconocimiento de esta divinidad, para mí,
es lo más grande de la vida, y es la base (interferencia). No voy a
discutir con usted señora... Estamos en espíritu de grupo, si el grupo
quiere que la conteste la contestaré si no, no. Porque no podemos estar
sujetos a personas que vienen por primera o segunda vez y no se han
dado cuenta de lo que estamos tratando de realizar.
Leonor.—Yo
voy a preguntar una cosa y es que aquí hay personas que no oyen bien,
porque yo no he oído a nadie decir que sea Dios, si alguien no oye bien
yo le dejo mi sitio para que no hayan este clase de preguntas.
Vicente.—Dense
cuenta que nos encontramos constantemente con personas que
no están capacitadas para vivir en grupo todavía. El intelecto, la
discusión existe solamente en aquellas personas en las que cabe el
espíritu de discusión. Yo digo, si una persona no está de acuerdo con
mis palabras, bueno, que se vaya. Yo no discutiré, porque si una persona
discute sus convicciones, es como la flor que discute su perfume, la
flor que discute su perfume sería una cosa ilógica, ¿verdad? Estoy
diciendo lo que siento, y si estoy diciendo lo que siento, para mí,
esto es la realidad. Si Uds. lo aceptan porque hay un silencio de grupo,
porque Uds. se dan cuenta de mi intencionalidad suprema en el fondo, y
no me presento nunca como un Dios ni mucho menos, sino que les estoy
hablando constantemente de complejidades humanas, de debilidades y de
nuestro desafío. Jamás me pongo delante o detrás de nadie. Estamos en el
mismo nivel de comprensión ante una idea que puede ser muy importante
para el curso de nuestra vida. Si existe esta serena atención, si todos
estamos llenos de intuición hacia los valores ocultos, si somos
conscientes de que podemos trabajar todavía más para el resto de la
humanidad, si somos perfectamente autocríticos, lo cual significará que
somos muy inteligentes, automáticamente nos daremos cuenta que somos
solamente una pequeña pieza dentro de la maquinaria del gran conjunto.
Lo único que podemos hacer es realizar en nosotros el
experimento de hacer que esta pequeña pieza se ajuste
perfectamente al gran conjunto, es decir, que no cree reacciones, y
cuando no existe reacción empieza para el hombre el camino puro de la
verdad. Y ahora vamos a hacer un silencio ya. Muchas gracias.
http://alma-espiritulibre.blogspot.com.ar/2014/02/el-reino-devico-l...
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El Reino Dévico Los Egregores. Segunda Parte Barcelona, 10 de Enero de 1981 Conferencia VICENTE BELTRÁN ANGLADA
El Reino Dévico Los Egregores. Segunda Parte Barcelona, 10 de Enero de 1981 Conferencia VICENTE BELTRÁN ANGLADA
"LA
VERDAD HA DE PRESENTARSE DE TAL MANERA, QUE CONVENZA SIN ATAR Y QUE
ATRAIGA AUN SIN CONVENCER. ESTO SOLO PUEDE REALIZARLO EL LENGUAJE DEL
CORAZÓN."
Vicente.—
Sobre el tema de los egregores que discutimos el pasado mes, tiene una
importancia capital, no sólo desde el ángulo puramente subjetivo, si no
también desde el ángulo psicológico corriente, habida cuenta, tal como
dijimos el pasado mes, que el egregor técnicamente descrito es un núcleo
de sustancia psíquica con un centro de conciencia dévico. ¿Qué
entendemos por dévico? ¿Qué son las fuerzas dévicas? Yo diría
que son las reacciones del espacio a cualquiera de los estados de
conciencia humanos, es decir, que hablamos de egregores en el sentido de
que son creaciones típicamente humanas. Podríamos decir al respecto,
que todos los egregores son formas psíquicas pero que no todas las
formas psíquicas son egregores, habida cuenta que el egregor es la obra
individual o general de la humanidad, creando, por así decirlo, su karma
o destino. Es decir que en el pasado cuando hablábamos del karma,
solíamos representarlo como algo aparte del individuo, como algo que se
presentaba de improviso sobre nuestra vida, haciéndonos seguir ciertos
derroteros prefijados y definidos. La verdad es que el destino, que es
el ser, el individuo, el Yo; es el Yo quien promueve las situaciones
kármicas, quien crea su propio destino a través del tiempo y quien a
través del tiempo tiene que liberarse del destino, es el creador de una
máquina gigantesca que al tomar impulso arrastra con su fuerza o
movimiento a la propia Alma, al propio pensador y, naturalmente,
cuando hablamos de karma o destino, debemos hacer una referencia
especial a lo que técnicamente definimos como egregores, por cuanto el
hombre crea los egregores que constituyen la cultura, la civilización y
la historia de la propia humanidad. No es algo que venga de la
divinidad, la divinidad somos nosotros, somos su representación genuina
en tiempo y espacio y, por lo tanto, como tenemos capacidades, aunque
limitadas afortunadamente, creamos a nuestro alrededor todo cuanto
constituye el eje de la evolución de la humanidad, teniendo en cuenta
que la humanidad, el 4º Reino de la Naturaleza, es el centro de la
evolución planetaria y que, por lo tanto, todos los egregores que ha ido
constituyendo, o construyendo a través del tiempo en colaboración con
las fuerzas dévicas del espacio, estas reacciones sutiles que provocamos
en cada estado de conciencia, llevan la evolución hacia adelante,
constituyendo por así decirlo, el nervio de la vida, una vida sin
conciencia, una vida sin evolución prácticamente no es vida, al menos
desde el ángulo de vista psicológico no podemos conceptuar la vida, el
karma, la inteligencia, el amor, todo cuanto son virtudes en el
individuo, sin contar con la creatividad. Es decir, que si somos parte
de la voluntad de Dios, en la medida que somos parte consciente o
inconsciente de esta voluntad de Dios, estamos capacitados para crear.
La creación dependerá en todo caso de los estados de conciencia que
hayamos podido elaborar en nuestras relaciones sociales, en nuestros
ambientes familiares, profesionales, etc. y esto lo sabemos todos.
Entonces, también decimos, que la atracción individual hacia el bien y
también la atracción individual hacia el mal, habían creado a través del
tiempo dos gigantescos egregores, creados por la propia naturaleza
humana. Un egregor, que esotéricamente definimos como el Guardián del
Umbral, está centralizando el poder de lo que místicamente se llaman los
siete pecados capitales; pero, por otra parte y estableciendo la
balanza del equilibrio, tenemos que todas las tendencias hacia el bien
constituyen otra entidad gigantesca, poderosísima, que esotéricamente
también llamamos el Ángel de la Presencia; es decir, que el Guardián del
Umbral y el Ángel de la Presencia son la cristalización en tiempo y
espacio del par de opuestos tal como esotéricamente los definimos. Es
decir, que existe el bien, que existe el mal — reconocido por la mente
humana —, y existen personas que se sienten atraídas hacia el bien y
otras personas hacia el mal, constituyendo la polaridad; y en esta
polaridad se debate la humanidad constituyendo la nube de conflictos que
vemos por doquier.
Me
pregunto si será posible un día que el individuo se sitúe en el centro
del bien y del mal, y que con rectitud de miras, con la inteligencia
despierta y un gran sentido crítico de valores, sea capaz de elegir
convenientemente el camino que surja por el medio, el del equilibrio
entre el bien y el mal, porque cuando la medida del bien y el mal han
quedado reducidas a cero, se produce un estado nuevo en el ser que
prácticamente desconocemos — Krishnamurti lo llama Liberación —; es
posible que sea la Liberación del par de opuestos, la liberación de los
egregores que hemos constituido a través del tiempo, y en esta tarea
está empeñada la personalidad del hombre. Y estamos tratando de llegar a
un punto en nuestras conversaciones esotéricas, que no se constituyen
en meras prácticas cristalizadas sobre temas esotéricos, sino que seamos
capaces de imprimir un ritmo de creatividad, un ritmo práctico a
nuestra vida de aspirantes espirituales. Me parece que estamos aquí para
esto. Recordemos también que no sólo estamos creando constantemente
egregores, sino también que estamos luchando con egregores que fueron
construidos hace millones de años en forma de enfermedades,
en forma de estados de conciencia cristalizados, en forma de
guerras y desastres; estamos viviendo todavía en la jungla, estamos
todavía en una etapa que no podemos conocer como cristianismo, porque
cristianismo es Amor y nosotros no conocemos todavía el Amor. Es decir,
que el amor se ha convertido en un egregor. ¿Se dan cuenta Uds. la
diferencia que existe entre el Amor y el egregor del amor? ¿O la
diferencia que existe entre la personalidad real de Cristo y el egregor
de Cristo que han construido las generaciones y las humanidades a través
del tiempo desde que aconteció el hecho glorioso? Pues bien,
esotéricamente, hay que saber distinguir entre un egregor y otra forma
psíquica que no sea un egregor; y constituye para los discípulos en
entrenamiento espiritual, en los ashramas de la Jerarquía constituye una
de las presiones más grandes del poder del discernimiento humano, que
tiene como consecuencia la apertura de las puertas iniciáticas, el saber
distinguir, así de fácil, el egregor de lo que es una imagen real y,
naturalmente, nos encontramos con estas formas dévicas, con
estas formas no tan dévicas que no sólo son egregores, sino también que
constituyen formas que sin ser egregores y muy parecidas, se hallan en
el plano astral o en el plano psíquico; y este plano psíquico, que es el
plano de la irrealidad o de la ilusión, es el que conturba las mentes y
los corazones aún de los entrenados esoteristas, porque entre la forma
del ideal Crístico y el egregor hay una tremenda diferencia, primero,
porque la forma ideal o la forma real, a través de la cual se manifiesta
el Cristo, se manifiesta cualquier alma humana, no es lo mismo que la
idea o la emoción o el sentimiento que tiene la humanidad con respecto a
aquella forma real. Es decir, que en el plano psíquico se encuentran
multitud de formas que no son egregores, lo cual significa que son
formas psíquicas con las cuales la humanidad no podrá luchar
jamás porque son formas reales, a pesar de que son difíciles de
controlar y que están dentro de grandes limitaciones. En cambio, sí,
podemos destruir el fruto de nuestras acciones, podemos destruir a todos
los egregores que hemos formado a través del tiempo, desde la Lemuria,
la civilización primera, la gran raza humana con la que inició el Logos
su vida como ser humano aquí en la Tierra, las que vienen transportadas a
través del éter provenientes de la raza Atlántida, y las propias que
hemos creado en nuestra raza Aria, constituyendo unos núcleos de energía
negativa que están imprimiendo a los éteres un movimiento muy difícil
de controlar.
Si
tenemos en cuenta que en su base esencial una enfermedad es un egregor;
que el dolor, la ira, la ambición, los celos, todo cuanto Uds. puedan
ubicar o englobar dentro del término de defectos humanos, tendrán una
idea muy ajustada de la verdad, no estarán luchando contra una forma
subjetiva, sino que el egregor es tan objetivo que cuando empieza a
trabajar la persona está perdida, porque el Alma no ha sabido
distinguir entre la enfermedad como síntoma y la enfermedad cuando ya ha
tomado campo biológico, y ahí es donde fracasa la ciencia; porque la
ciencia médica, a pesar de sus grandes conquistas científicas, no acaba
de penetrar en el mundo de las energías, en el mundo de las causas, es
completamente aparte su trabajo de lo que técnicamente, esotéricamente,
llamamos el mundo de los significados, por así decirlo, está luchando
contra sombras, porque la enfermedad, el dolor, todo cuanto constituye
el defecto humano, es una entidad viviente creada, gestada, mantenida
por el propio ser humano; y antes que el ser humano no haya
podido destruir estas formas o egregores creados a través del tiempo en
los niveles psíquicos, la ciencia no encontrará la manera de
solucionar los problemas físico-biológicos de la humanidad, y lo
estamos viendo, y lo estamos sintiendo muy activamente en nuestra carne,
en nuestros nervios, en nuestro corazón, y todos confiamos siempre en
el azar, que venga un señor documentado, un señor iluminado que traiga
la panacea de curar las enfermedades, de curar los estados psíquicos y
que nos traiga, por añadidura, la liberación.
Bien,
somos conscientes, ¿verdad?, de estas cosas. Somos conscientes también
de que el poder del hombre es infinito; hemos dicho que proviene de la
propia divinidad; y si el individuo proviene de la propia divinidad,
tiene el poder de destruir todo cuanto afea el ambiente social
del mundo; puede destruir los egregores negativos; puede crear nuevos
egregores hasta que al final del ciclo de vida, pueda situarse en un
centro místico de tan elevada concentración y potencia, dentro del cual
ya no existan ni egregores buenos, ni malos egregores; que exista
solamente la voluntad pura del hombre que ha hecho del espacio
su aliado. Es decir, todo cuanto estamos diciendo
actualmente, todo poder mental del hombre enfocado en la conquista del
espacio, por decir algo concreto en nuestros días, si fuera enfocado
dentro del mundo psíquico tratando de desvelar el misterio de los éteres
y se pusiese en contacto con estos mundos que desconocemos y fuese
capaz de participar activamente con estas fuerzas vivas que crean las
reacciones del espacio, si fuésemos de alguna manera los cooperadores
del espacio, los cooperadores dévicos de estas formas misteriosas que
estamos creando con nuestros estados de conciencia, la humanidad tomaría
un giro completamente distinto del que tiene actualmente, porque
entonces vería claro el proceso. El proceso se ve claro solamente
cuando existe equilibrio, y me pregunto siempre hasta cuándo y hasta
dónde y en qué medida, podemos utilizar este equilibrio para transformar
el mundo en términos de realización.
Digo
que el poder del hombre es infinito. Afortunadamente la reserva de
buena voluntad que tiene el hombre, le permite penetrar activamente en
estos misterios de los egregores y empieza el hombre a ser consciente de
mundos invisibles; si no, ¿por qué están Uds. aquí? ¿por qué estamos
todos aquí? Hemos visto algo quizá que no está al alcance del
hombre corriente, sin afán peyorativo. Yo diría que se nos presenta
la oportunidad de enfrentar directamente los egregores que hayamos
construido a través del tiempo, lo cual quiere significar que habiendo
desenmascarado al rufián escondido en nuestra conciencia, podamos
liberarnos definitivamente del karma, si no, ¿de qué servirían nuestras
meditaciones? o ¿por qué no nos preguntamos el porqué de la efectividad
de un ritual o de una liturgia religiosa que tiene por objeto
clarificar los éteres, ponerse en contacto con estas fuerzas
que llamamos ángeles, por darle un nombre místico? Yo prefiero
llamarlas reacciones del espacio, reacciones inteligentes del espacio a
reacciones humanas no siempre inteligentes; pues ¿acaso la guerra es
inteligente? O el hambre, por ejemplo, cuando lo tenemos todo a nuestra
disposición y, sin embargo, nos estamos peleando por una pequeña parcela
de territorio. ¿Se dan cuenta como el mundo debe variar radicalmente si
queremos llevar al mundo un poco de paz, esta paz que necesita para
que podamos penetrar realmente en los misterios de los éteres? Y
el día que consigamos esto, seguramente que habremos resuelto la gran
incógnita de la vida, y seguramente que tendremos la capacidad creadora
de elegir las próximas situaciones, estableciendo un vínculo de relación
consciente con estas reacciones del espacio, con estas fuerzas
dévicas o angélicas, y crear una unidad con ese mundo que
desconocemos, pero que está aquí un tanto tenso, influyendo
constantemente en nuestra vida.
Bien,
hemos dicho que el individuo tiene necesidad absoluta, si es
inteligente y creo que todos lo somos, de distinguir entre los
egregores y las formas psíquicas del ambiente, darse cuenta ya de un
principio para tenerlo siempre ya como una sentencia, que el egregor es
la forma psíquica creada por el hombre en colaboración con las
reacciones del espacio o con los devas, y que, por lo tanto, estas
reacciones del espacio que llevan nuestra vida hacia determinados
ritmos, pueden variar al extremo de poder distinguir la verdad de lo
ilusorio. De no ser así, la iniciación, el discipulado o todo cuanto
conocemos como atracción hacia el ser superior, serán palabras vanas. Yo
creo que hemos hablado muy vanamente a través del tiempo y que incluso
hoy hablamos del Cristo como una entidad muy lejana debido a que somos
conscientes de las propias limitaciones. Me pregunto si será posible
algún día de que establezcamos un reino en nuestro corazón que es
realmente la misión del hombre aquí en la Tierra, teniendo en cuenta que
cuando hablo de Cristo no hablo de una persona, no hablo del Cristo
histórico; me refiero al Cristo Cósmico que está en el corazón de todos y
que, no obstante, debe desarrollarse al punto de crear el nexo de unión
entre nosotros y el Reino de Dios, lo cual significa que aquí en la
Tierra podemos ser realmente cristianos a la vez que creadores, y que,
por lo tanto, podemos crear un nuevo mundo basado en el amor y en la
compasión, y no en la crueldad y el afán de conquista.
Bien,
si tenemos un poco de visión del mundo oculto, y el clarividente
entrenado trata de hacerlo constantemente, me refiero concretamente al
investigador esotérico, lo más interesante es distinguir entre los
varios tipos de formas psíquicas que se presentan en nuestro campo
conceptual cuando empezamos a descubrir algo más que valores objetivos
del ambiente, es decir, no sólo vemos egregores que son los que hemos
construido, sino formas análogas que son cascarones astrales, y les voy a
decir lo que es un cascarón astral, aunque Uds. ya lo habrán escuchado
en otras conversaciones: un cascarón astral es la forma psíquica de una
persona fallecida o de un animal fallecido que está siendo vivificado
por una entidad dévica de categoría siempre inferior, capaz de dotarlo
de vida y de movimiento y que produce la sensación de que es un ser
real. Ahí está una de las diferenciaciones, y una de las grandes pruebas
en el sendero iniciático, cuando el Maestro sitúa ante la visión del
discípulo dos formas exactamente iguales, dice: “¿Cuál es la real y cual
es la ilusoria?” Es muy difícil la prueba y no todos llegan a éxito,
por cuanto los devas que trafican, por decirlo así, con los cascarones
de las personas fallecidas y que se presentan en las reuniones
espiritistas diciendo que son tal cosa y que no son tal cosa, sino que
son la representación objetiva de algo que está fuera del espacio-tiempo
ya. Es decir que cuando se habla, por ejemplo, de los fantasmas de los
castillos y de las formas psíquicas de entidades que están
vagando como almas en pena, démonos cuenta que existen leyes dentro
del universo que impiden que el alma quede sujeta al dominio de sus
cuerpos inferiores y que lo que se ve habitualmente es el cascarón, la
envoltura que tuvo aquella persona en vida y que se está paseando
habitualmente por los lugares sombríos, singularmente pantanosos en
casas que llaman que hay duendes y todas estas cosas. Es tan natural de
verlos que no se dan cuenta de que no existe aquella persona, sino que
existe una entidad que está vivificando con su vida dévica aquel
conjunto de células todavía vivas por el impulso que le da el propio
deva, porque son maestros consumados en el arte de la superchería. De
ahí que cuando se dice que hemos tenido una visita de San Antonio o San
Pablo, por no decir la Virgen María o todas estas cosas, la persona debe
pensar qué será esto. Dense cuenta de una cosa muy natural, y creo que
estarán Uds. de acuerdo conmigo, cuando hablamos de la Virgen, los
milagros de la Virgen de Fátima o de la Virgen de Lourdes, porque son
los más conocidos en el mundo occidental, en el mundo católico, ¿qué
estamos diciendo exactamente? Bien, en el momento en que un grupo de
personas enfocan su atención hacia un punto determinado están creando un
egregor, este egregor tiene el poder de concentrar materialmente todo
el poder de los éteres cristalizados, constituyendo una forma que puede
ser la de la Virgen, la del Santo, de Cristo, como decíamos antes, o de
una persona influyente con carisma, después hablaremos de lo que es el
carisma porque es muy interesante, por sus repercusiones psicológicas,
para darnos cuenta que una pequeña imagen de madera sin valor alguno, se
la ha dotando de fuerza milagrosa capaz de crear técnicamente efectos
sobrenaturales.
Habría
mucho que discutir sobre lo que hay que entender por sobrenatural. Para
mí la regla siempre es ciencia pura, una expectación típica comprendida
realmente y no existe el milagro. ¿Cómo se produce entonces el milagro
que produce satisfacción? Pues muy simplemente, han creado un egregor
de tal potencia radioactiva que ha atraído la atención de algún ángel
superior, de algún deva de categoría superior a la humana, y puede a
través de este ente creado por un ser humano llegar a muchos fieles, a
muchas personas que necesitan esta ayuda, son por así decirlo, las
ilusiones positivas que existen en el ambiente, porque la imagen de
Cristo ha curado a personas por su fe, pero
¿ha
curado Cristo o la imagen de Cristo? Porque la imagen de Cristo tiene
un gran poder, debido a que contiene el poder que le confieren los
millones de seres humanos que están pensando en Cristo con devoción y
amor, entonces, los devas que acuden en huestes a cooperar en la
creación o en la construcción de esta forma, están preparando el
tabernáculo, por decirlo de alguna manera, para que cualquier entidad
superior angélica o arcangélica pueda utilizarla para bendecir a la
humanidad. Bien, esto pasa en Lourdes, pasa en Fátima y pasa en todo
momento y en todo lugar, y lo vemos también en las personas que decíamos
tienen carisma, pero ¿qué es carisma?, ¿qué es el efecto carismático?
Una serie de personas piensan sobre otra en cualquier dirección, sobre
aquella persona, y automáticamente a su alrededor, en su aura
magnética, están creando una ilusión o un egregor que no es aquella
persona, pero que posee poder porque el poder siempre es creado,
siempre es creación. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que un cantante
de moda tenga carisma? ¿Es que tiene carisma porque posee un gran poder
magnético espiritual? ¿O es que tiene carisma porque un grupo
indeterminado pero siempre numeroso de personas lo están ensalzando y
crean a su alrededor un egregor magnético que le acompaña por todas
partes? Así, un artista mediocre tiene carisma, un político mediocre
tiene carisma, y todo aquel que maneja poder en política, en
economía, en ciencia, en arte, en religión, tiene carisma. ¿Tiene
carisma por los valores humanos o tiene carisma porque hay millones de
fieles con la idea de representación objetiva de realidades subjetivas?
Existen en todos momentos y en todas partes, grupos de personas cuya
mente no rebasa la medida de la inteligencia esotérica, no puede llegar;
y como se encuentra solitaria porque no se ha creado todavía en el
vínculo de unión entre su pequeña alma mortal y su alma superior
inmortal, esta soledad es de miedo y le obliga a juntarse con otras
almas que tienen miedo; y cuántas más almas tienen miedo, más proliferan
las religiones organizadas, dense cuenta de este detalle. ¿Qué
significa esto? Significa que el individuo en unidad o como grupo, se ha
sentido impregnado de los efectos carismáticos de cualquier egregor que
puede estar cifrado en una religión, en una doctrina o en un cantante
de moda; los efectos son diferentes, la causa la misma, porque las
personas que han seguido a Elvis Presley o que siguen a cualquier
cantante de moda, están haciendo lo mismo que hace un fiel que reza a
una imagen; y están creando un egregor sobre aquella imagen que le da un
poder carismático, un poder curativo, un poder sobrenatural y no
obstante, no existe nada de esto. ¿O es que vamos a confundir, volviendo
a lo mismo, entre imagen ficticia del Cristo y el propio Cristo?
Entonces, la imagen de Cristo es para las personas solitarias, las
personas que tienen miedo, las personas que no pueden afrontar todavía
su situación kármica porque carecen de poder, carecen de voluntad, o
quizás no tienen amor en sus corazones.
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Entonces,
dense cuenta que el camino que va del hombre a Dios es solitario,
pero interno; no necesita de la ayuda de la masa para lograr
un objetivo de perfección que es la finalidad del hombre aquí en la
Tierra. Es decir, existen tantos problemas, existen tantas situaciones,
acontecimientos y efectos en el ambiente que, lógicamente, el hombre
situado en un punto fijo quizás perderá de vista la perspectiva real,
está siempre buscando el apoyo de algo o de alguien, estableciendo lo
que en técnica militar se llama el contacto de codo; cuantos más
contactos de codo menos miedo, menos inseguridad, pero siempre más dolor
porque nos estamos atando, estamos revolviendo el camino, estamos
retrocediendo y, en lugar de ir a las fuentes universales de conciencia
divina vamos de cara a la tradición y, por así decirlo, estamos
abrazando de nuevo a los egregores que fueron construidos hace millones
de años. Hay que insistir sobre esto, no porque el tiempo tenga una
importancia tan trascendente en la vida del discípulo, ya que el
discípulo trata de ver el fin desde el principio y no tiene prisa, sino
porque existe una Ley Universal de Economía de Fuerzas a la cual debe
sujetarse no sólo el aspirante espiritual, el discípulo, el iniciado, o
el adepto, sino que se adaptan a este principio los propios Logos
Creadores, los Señores de los Universos y de las Galaxias,
porque el principio siempre es lo mismo; varía la extensión, la
profundidad, pero no la ley. Entonces, hay que aceptar
lógicamente que en todos los universos de no importa qué esquema
cósmico, habrá dificultades también, porque según se nos dice
esotéricamente, existe dificultad cuando existe objetividad. Es
decir, que el karma para ser reconocido debe ser objetivo.
¿Cómo
sabría yo de mi Ser interno de la Luz, si previamente no
hubiese establecido contacto directo con la sombra, que es el cuerpo y
que son los vehículos inferiores? Es así; dense cuenta de que una
conversación esotérica debe ser ante todo una conversación psicológica y
científica. Desde el momento en que volvemos a los hábitos místicos del
pasado y nos aferramos al dogma y a la tradición, automáticamente nos
separamos del Reino de Dios. Quisiera que nos diésemos cuenta que cuando
hablamos de egregores, siempre que mencionemos la palabra egregor, es
en el sentido de algo que el hombre ha creado y que, por tanto, el
hombre lo puede destruir. Lo que sí no debemos tolerar es que la máquina
que hemos construido nos avasalle hasta el extremo de tecnificarnos y
de construir sobre las espaldas de nuestra vida el instrumento de su
manifestación o una cabalgadura para lo que significa un egregor en un
ambiente social establecido. Estamos tratando noblemente de buscar el
Reino de Dios. ¿Se dan cuenta de lo que significa esta afirmación? Si
cuando hablamos de Dios, no en el sentido pragmático, no en un sentido
metafísico, no en un sentido filosófico, sino en un sentido muy íntimo
porque lo sentimos aletear en nuestro corazón, nos damos cuenta de que
todo cuanto hasta aquí hemos adquirido carece de valor; el conocimiento
ata por glorioso que sea, porque el hombre debe empezar a enfrentar las
situaciones desde el ángulo de vista cósmico, y solamente podrá abarcar
la grandiosidad del cosmos cuando su vida individual sea pura, libre y
entre la fuerza íntima o el Alma, y el ideal redentor, no existe ya
intermediario alguno, sea de la naturaleza que sea; porque si Dios está
en nosotros, y en eso están de acuerdo todas las religiones del mundo,
¿por qué necesitamos intermediarios? ¿es que vamos a salir de la
seguridad para volver adentro y perder tiempo, habiendo una Ley de
Economía de Fuerzas? ¿O no podremos lanzarnos, proyectarnos, desde la
periferia hasta el centro buscando en nosotros esta fuerza inmensa que
debe liberarnos?
Bien,
esto son palabras, ¿verdad? Pero dense cuenta de algo muy importante,
Uds. vienen aquí mes tras mes porque tratan de investigar dentro de su
propio corazón las causas de los conflictos que asaetan sus vidas. Todos
estamos aquí por algo definido, quizá no nos demos cuenta de ello, pero
venimos mes tras mes porque siempre, desde el fondo del corazón,
estamos seguros de que existe una realidad más grande que nosotros
mismos; pero que, sin embargo, somos nosotros mismos. Bien, cuando la
persona llega a este extremo de realidad, cuando ha entrado dentro de
aquello que podríamos definir como panteísmo dinámico, cuando todo lo
vemos como una creación divina, tratando de revelarse internamente en
nosotros, veremos que existe en una senda oscura, desconocida de nuestro
ser, una luz de esperanza. Bien, esta luz de esperanza es la que yo
quisiera que encontrásemos siempre, no en nuestras pequeñas reuniones
mensuales sino en el devenir constante de nuestra vida de relación.
Y
ahora quiero que sean Uds. los que vayan ampliando con sus
preguntas lo que hemos dicho hoy. El próximo mes el tema será muy
importante, porque será, por así decirlo, una extensión superior del
tema de los egregores, porque vamos a hablar sobre el poder
psíquico de los Devas Superiores y cómo influyen en los ambientes
sociales del mundo, y cómo el individuo puede establecer contacto con
estas fuerzas; porque a menos que el individuo no establezca contacto
con las reacciones del éter, el mundo irá siempre en un plan de
perdición, en un plan de lucha y de conflicto.
Interlocutor.— ¿La palabra egregor tiene algo que ver con la palabra gregario?
Vicente.—
No sé hasta que punto la etimología de la palabra puede tener alguna
coincidencia, pero gregario tiene más que ver con el sentido de
aproximación hacia el mundo animal en el sentido de rebaño; entonces, es
la antitesis de la Ley de Grupo. Entonces, cuando hablamos de
un instinto gregario nos referimos a la persona que tiene una
atracción hacia el núcleo, buscando la protección de los demás; como
decíamos antes, implica siempre soledad en cuanto que "egregor", yo creo
que ha sido tomado de la palabra francesa "egregoir", que viene a
significar un núcleo de sustancia magnetizada por un deva, sustancia que
ha sido siempre, ya de principio, un estado de conciencia humano, un
vicio, por ejemplo. Cuando el vicio se ha convertido en un egregor, el
trabajo es del hombre para extirparlo; es el paso de no fumar, del
beber, de las drogas y todas estas cosas, porque el egregor es algo
universal, es algo que estamos construyendo constantemente, lo que decía
Spinoza, cuando decía precisamente que la voluntad del hombre es
superior a todo, pero que cuando existe un vicio o un hábito, el hábito
tiende a ser superior al hombre en uno a diez. Es decir que el hábito es
superior a la propia voluntad, entonces el hábito —dense cuenta de lo
que hemos dicho hasta aquí— es un egregor que hemos creado por el
hábito, estableciendo una línea de mínima resistencia con el ambiente
circundante; y esta línea de aproximación, este contacto de nuestros
hábitos, de nuestros vicios con algún tipo determinado de deva, ha
creado una forma que nos mantiene sujetos a su emporio. Esto lo mismo si
se trata de un egregor superior, lo mismo cuando se trata de un egregor
inferior u otro de carácter superior. Por ejemplo, la meditación, si
Uds. tienen el hábito de meditar a tal hora y en tal sitio, a tal hora y
en tal sitio Uds. crearán un egregor, de naturaleza positiva, llega un
momento en que este egregor es tan potente como la fuerza de voluntad
que lo ha engendrado, y es el egregor que lo invita al hombre a meditar,
no vas por un acto de voluntad sino por un acto reflejo creado por un
egregor, ¿se dan cuenta? Bien, ya que tal es el proceso, creemos pues
buenos vicios o buenas virtudes.
Interlocutor.—
Entonces, una de las partes principales en el aspecto del egregor sería
el pensamiento, porque claro, el pensamiento es el que le lleva hacia
fuera y, claro, entonces el pensamiento es el que le crea, y claro,
entonces el pensamiento es el que le crea este egregor; entonces,
observamos que el pensamiento, si somos conscientes de lo que vemos, de
lo que pensamos, entonces, ese pensamiento es el que tendríamos que
trabajar.
Vicente.—
Naturalmente, el pensamiento, y cuando hablamos del pensamiento
hablamos de una parcela del ser que ayuda a contribuir a la creación de
egregores, pero un egregor, egregor, egregor con toda su potencia
psíquica es "Kama-Manásico"; es decir, interviene el deseo más la mente.
Es decir, que cuando hablamos del pensamiento hay que ver lo que hay en
el trasfondo del pensamiento, ¿hay un deseo o bien hay una intención de
base? Un deseo es inconsciente casi la mayoría de las veces, en cambio,
la intención suele ser inteligente. Entonces, se crean egregores o se
destruyen egregores, pero ¿qué ocurrirá en el momento justo de que el
pensamiento del hombre ya no sirva para las ejecuciones creativas del
pensador? ¿Dónde están los egregores entonces? Supongamos que ahora
estamos aquí reunidos y que automáticamente la facultad de pensar no
desaparece, pero el pensamiento puede desaparecer, y que quedásemos lo
que técnicamente llamamos el vacío, ¿qué pasaría? Hay que hacer la
experiencia porque si no hacemos la experiencia no sabremos de que se
trata. Pero, si existe una atención, y siempre estoy hablando de esta
atención formidable del hombre hacia un objeto, o a un sujeto de
interés; cuando la atención ha llegado a un cierto punto la mente
desaparece, solamente existe el pensador y el objeto dentro del pensador
o el pensador dentro del objeto. No hay tiempo ¿verdad? Porque
el tiempo siempre lo estamos tratando en el sentido de distancia. De
aquí hasta allí hay tantos kilómetros, tanto tiempo para llegar allí,
pero ¿qué pasa cuando el hombre ve aquello directamente o está dentro
del objeto con una atención formidable? La mente prácticamente ha
desaparecido y la mente se ha convertido, entonces, porque no hay
egregores ni buenos ni malos, en un reflejo perfecto de la voluntad de
Dios o de la mente de Dios, a través del cual Dios ejercita el poder de
sus intenciones, y Uds. lo están demostrando porque cuando están muy
atentos el yo desaparece. Queda un silencio ¿verdad? Queda una quietud,
un vacío inmenso; en este vacío inmenso no existen egregores,
¿qué existe entonces? La verdad, la liberación.
Ahora
bien, ¿podemos mantener este éxtasis mucho tiempo? ¿Seremos capaces de
liberarnos solamente por estos momentos del poder de los egregores
buenos y malos? ¿Aquí ya no discutimos la bondad o la calidad buena o
mala de los egregores? Estamos discutiendo aquel punto místico en que el
hombre está situado en el centro mismo de la vida; ya no es un punto
fijo que trata de reducir el movimiento del cosmos y atraerlo a su vida,
sino que está viviendo con el propio movimiento del cosmos y, por lo
tanto, no crea reacción. Podemos conceptuar el egregor como una
reacción, como estamos diciendo y ¿qué pasará cuando no existan
reacciones en el espacio? ¿Qué pasará cuando entre Uds. y yo y entre
Uds. no exista distancia? Cuando entre los seres que constituyen la
humanidad entre sí no exista separatividad, surgirá un hombre nuevo, y
este hombre nuevo utilizará el poder de la técnica de todo cuanto
aprendió a través del tiempo para expresar simplemente amor. Ya no serán
posibles los grandes asideros de conocimientos, porque el conocimiento
ata, es un peso dentro de la conciencia, porque solemos acopiar
conocimientos pero no sabemos utilizarlos; estamos trabajando como hacía
el aprendiz de brujo; sabemos todo pero no sabemos nada; sabemos las
palabras de poder, los mántrams, las genuflexiones, y los asanas y las
meditaciones. ¿Y por qué sufrimos entonces? ¿De qué nos sirve todo este
bagaje?
Me
pregunto si podemos atrevernos a enfrentar la realidad cara a cara por
primera vez en la existencia, y si podemos mantener este ritmo, esta
armonía, esta quietud, este silencio místico en el corazón en
todos los momentos de la vida. Es una aventura ¿verdad? Yo digo que es
la máxima aventura de la conciencia. Si nos atrevemos a surcar estos
espacios puros que jamás huella humana ha posado sobre su devenir,
sabremos lo que es la liberación, sabremos lo que es Dios y, por lo
tanto, no tendremos necesidad de repetir tantas veces y profanar con las
palabras el nombre de Dios y el de la verdad y el de la liberación,
estaremos en ella y como estaremos en ella no habrá problema; no habrá
distinción mental entre esto y aquello; estaremos dentro. La paz no
tiene argumento y la liberación tampoco. Si Uds. tienen paz, no piensan;
dense cuenta de esta verdad. Solamente piensan cuando Uds. están
sufriendo y entonces están pensando ¿qué me pasa? Pero cuando están
dentro de la paz, Uds. no piensan en sus problemas porque no existen;
existe el problema únicamente cuando Uds. lo están atrayendo, porque el
problema es un egregor en el nivel que sea.
Interlocutor.—
Yo, hermano, estoy de acuerdo en todo eso. Mientras no se pueda
conseguir — yo soy un simple estudiante — salir del cuaternario, ahí es
donde se encuentra toda la lucha. Estudiamos para saber. A mi no me
interesa saber, me interesa comprender porque si no comprendo, no sabré
nada. Entonces, yo elijo la segunda parte, al hombre ¿para qué le
interesa saber si no sabe ser bueno? En este caso yo creo que lo mejor
es ser bueno primero, antes que ser sabio. Entonces, luchemos en este
cuaternario hasta conseguir la liberación para poder pasar a la tríada.
No digo más porque mi mente y mis conocimientos son una cosa muy
limitada, pero dentro de estos pequeños conocimientos parece ser que
comprendo un poco algunas cosas.
Vicente.—
Dense cuenta que usted ha hablado del cuaternario y de la
tríada espiritual, que solamente la integración del cuaternario puede
llevarte a la cúspide de Atma. Bien, entonces si usted está en esta
tensión creadora a la cual me refería anteriormente ¿dónde está el
cuaternario? ¿Tiene usted conciencia del cuaternario cuando se está muy
atento? Dense cuenta de esta realidad. Este momento siempre es mágico,
cuando la persona se da cuenta de que su conciencia se pierde, o está
profundizando en los misterios de la vida reales, y cuando deja de lado
todo cuanto le ata y deja de sufrir por efecto de ello, y empieza a
gozar de lo que es el Amor, que es integración del Ser, porque sólo por
Amor ser salvado el hombre, como se nos dice y es verdad y, como usted
bien decía, si amamos con tal intensidad que nuestra vida sea capaz de
perder de vista el “yo”, el conocimiento no tiene ahí mucha importancia
porque existe la sabiduría del corazón, de la cual no se habla mucho
esotéricamente y a la cual debía darse una posición similar a la de la
propia divinidad en el hombre porque es la Sabiduría de Dios. Entonces,
cuando hablamos del cuaternario y hablamos de la tríada, nosotros nos
colocamos en la posición de aquella persona que divide el cuaternario en
cuatro triángulos y asciende, que es lo que sabían los egipcios que
crearon las pirámides. El cuaternario es la base siempre de la vida y
los cuatro triángulos son los cuatro cuerpos buscando Atma. Atma siempre
está en la cúspide. Decir Atma es decir la vida espiritual del ser
humano, por lo tanto, estoy de acuerdo con esto, y reafirmo la fe de que
si vivimos intensamente, y sólo se puede vivir muy intensamente cuando
muy profundamente estamos observando todo cuanto ocurre dentro y fuera
de nosotros mismos, inclusive las reacciones del espacio a nuestros
estados de conciencia, seremos capaces de surgir triunfantes de esta
gran herejía de la separatividad, porque la mente no será un instrumento
de tortura del pensador en relación con otros seres, sino que la mente
será el depositario de los valores divinos de la tríada espiritual, por
ejemplo. Pero lo que interesa comprender, y siempre digo lo mismo
porque es capital, es que venimos aquí por un objetivo definido, unos lo
tendrán mejor definido que otros, pero lo que existe en el fondo
siempre es la voluntad de Ser y el espíritu de realizar. Ser, ser
sabio, ser consciente, ser vida pura en todos los momentos, es la base
de todo; pero el realizar es la vida cotidiana con sus trabajos, sus
fatigas, su grupo infinito de necesidades, las espantosas calamidades
sociales que vemos por doquier, más la capacidad que tiene el individuo
de solidarizarse con aquellos que sufren, más también la cooperación
natural que surge cuando la persona se da cuenta de que dentro de
la gran maquinaria del universo debe ser una pequeña aunque muy
eficiente pieza, y que cada cual dentro de su propia jerarquía
espiritual, sea capaz de vivir al unísono de la gran maquinaria celeste.
Interlocutor.—
Podemos decir que todo está al unísono de esta maquinaria. Todo lo que
estamos viviendo aquí podría ser evidencial. Es lo que tú dices de este
silencio, esta unidad, esta paz que podemos comprobar por nosotros
mismos, que se manifiesta esta unidad porque desaparece todo el
exterior, podríamos decir y, entonces, observamos esta unidad,
observamos esta paz, sentimos esta felicidad. Me ha venido en un momento
esta observación.
Vicente.—
Si la sentimos y no hacemos conciencia de ella la
antendremos. Lo que ocurre es que hacemos conciencia. Cuando una persona
es feliz, tiene paz y quiere argumentarse de la paz, automáticamente la
ha perdido. Dense cuenta es muy sutil. Entonces, la paz no es una
conquista, no es una meta prefijada por el hombre sino que es un
movimiento que hay que seguir sin darse cuenta de nada más que aquello.
Si nosotros hacemos de la paz o de la libertad interna de la liberación,
una conquista interna, aquella conquista interna motivará una
reacción de la propia conciencia que paralizará el impulso; en
tanto que si vivimos despreocupadamente, sin darle mucha importancia a
la paz, es cuando la paz tendrá importancia real. ¿Van siguiendo la
idea? Es muy sutil; sin embargo, está en la base de toda la
enseñanza esotérica de todos los tiempos. Se nos ha hablado de paz
desde los tiempos más lejanos, como se ha hablado de Dios, del Cristo
Cósmico y de todas estas cosas que, por ser tan habituales han perdido
su fragancia de verdad. Bien, ahora se presenta la opción de otro
camino, el camino de Síntesis, más allá del yoga y de la meditación; es
duro ¿verdad?, más allá de uno mismo. Cuando la persona rebasa la medida
de su propio hemisferio, de su círculo no se pasa, entonces, se
encuentra con otra realidad, una realidad que a su vez creará con el
tiempo otro círculo no se pasa, hasta que llegue un momento que el
círculo es tan grande, tan extenso que se confunde con la majestad del
infinito. Pues bien, estamos haciéndolo aquí. Cuando estamos en
silencio, estamos haciendo contacto con el infinito, somos parte del
infinito, no somos seres separados; estamos en la paz y, por lo tanto,
aquí no hay karma, no hay egregores, no hay intenciones más o menos
violentas hacia los seres humanos que nos rodean; sólo existe paz.
Solamente el espíritu que no argumenta nunca sobre la paz se remite a
vivirla con toda la intensidad que sea posible dentro de sus corazones. A
partir de aquí, despreocupación absoluta porque esto es la liberación.
No se preocupen de los demás; sigan su camino siempre en este sentido y
se darán cuenta cómo realmente algo habrán ganado en su vida y que
alguna parcela de paz destilará la suficiente grandeza como para
inspirarles una obra superior.
Interlocutor.—
Es para decirte referente en cuanto a la paz, pues para mí dentro de
este cuaternario que estamos, para mí ha sido siempre un mito; pero esto
no quiere decir que la paz en el hombre no pueda existir. Son muy pocos
hombres los que han pasado por este mundo y han conseguido la paz, pero
no todos. La paz se puede conseguir internamente en el hombre. Cuando
la haya conseguido en él, estará tranquilo.
Vicente.— ¿Y por qué no la busca usted directamente entonces? ¿Por qué
hace tanto énfasis sobre el cuaternario? ¿Por qué no piensa en términos de tríada?
Interlocutor.— Es que nos encontramos aquí y todavía no...
Vicente.—... por esto le digo, porque nos encontramos ahí y hay que salir de ahí.....
Interlocutor.—... estoy luchando pero...
Vicente.—
Dense cuenta que estoy diciendo que no argumenten sobre la paz. No
argumenten sobre un estado. Vivan, ¡Vivan este momento! ¡Sean
conscientes de este momento! ¿No se dan cuenta que existe algo
maravilloso en este ambiente? Eso es lo interesante, captar la grandeza
de este momento, no tratar de coartar su vida ni cortar las alas de este
impulso, sino quedar quietos, sosegados, esperando la revelación que
viene siempre en momentos de paz espiritual.
Interlocutor.— Hemos entendido la síntesis hace mucho tiempo y la he de buscar porque está ahí dentro.
Vicente.—
Bueno, hoy tengo que estar temprano. ¿Están Uds. identificados, verdad?
Bien, yo creo que las palabras ya sobran. Vamos a hacer un poco de
silencio y lamento que tengan que venir tan temprano para sentarse y que
estén aquí de una manera molesta, que Uds. están aquí sufriendo
físicamente y esto me sabe mal. De todas maneras, es bonito reconocer el
espíritu de sacrificio que esto significa.
Interlocutor.—
Quisiera hacerte una pregunta si pudiera ser, es una duda que tengo yo,
si nosotros somos humanos, los ángeles, los devas ¿son de la misma
naturaleza que nosotros, o han sido como nosotros, o es una creación
aparte?
Vicente.— En estos momentos, ¿qué importancia tiene esto?
Interlocutor.— Es una duda que tengo yo hace mucho tiempo.
Vicente.—
Bien, entonces, si hay paz es que hay un contacto dévico;
¿podemos suponer que estemos en estos momentos tan dentro del mundo
dévico que sintamos la paz? Porque la paz siempre viene de una gran
efusión de fraternidad; es decir que el hombre y el ángel son de
idéntica naturaleza porque provienen de Dios; quizá tengan forma
diferente como el reino animal, el reino vegetal y el reino mineral;
todos pertenecen a la misma idea divina. Lo que me interesa a mí es
crear un arquetipo humano, como los devas tienen su propio arquetipo;
como cada reino, cada especie de la naturaleza tiene su propio
arquetipo de perfección, lo cual no significa que sea una meta rígida,
sino que va evolucionando el arquetipo también a través de las edades.
Entonces, a la pregunta de sí el hombre y el deva son de la misma
naturaleza se puede contestar que sí; ahora, lo que varía es la forma,
porque el individuo o el ser humano tiene una forma cualificada para
expresar ciertos impulsos naturales; y el deva, el ángel, está
cualificado para otra serie de impulsos o reacciones del espacio
provenientes del éter. Bien, entonces lo que significa esto es que lo
que hay que buscar en todo caso es el equilibrio entre el hombre y el
ángel para encontrar la paz y, entonces, si hay paz, para mí está todo
dicho. Yo, cuando siento que hay paz, pierdo los argumentos, porque no
quiero perder el éxtasis de la Paz, por tanto, si Uds. me lo permiten,
yo haría ahora el silencio.
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