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General: El Reino Dévico Los Egregores
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: incorregiblejose  (Mensaje original) Enviado: 13/02/2014 19:47

El Reino Dévico Los Egregores. Primera Parte Barcelona, 13 de Diciembre de 1980 Conferencia VICENTE BELTRÁN ANGLADA

El Reino Dévico Los Egregores. Primera Parte Barcelona, 13 de Diciembre  de 1980

 Conferencia  VICENTE BELTRÁN ANGLADA

http://www.sabiduriarcana.org/

 

“LA VERDAD HA DE PRESENTARSE DE TAL MANERA, QUE CONVENZA SIN ATAR Y QUE ATRAIGA AUN SIN CONVENCER. ESTO SOLO PUEDE REALIZARLO EL LENGUAJE DEL CORAZÓN.”

 Vicente.—Uds. recordaran la temática del mes anterior, una temática que por su naturaleza se presta más que a la polémica, a una muy profunda discusión interna. Se trataba de analizar el principio de analogía con respecto a lo que podríamos llamar el aspecto séptuple de nuestra naturaleza planetaria y, decíamos, que si el universo es septenario, el planeta, la naturaleza entera, debe ser también septenaria, no solo en el sentido de los siete rayos, o siete virtudes creadoras del Logos Solar, sino también todo el contenido que tiene que ver con el número siete: los colores del arco iris, por ejemplo, o del espectro solar, las notas musicales, las virtudes capitales y los vicios capitales también, los siete días de la semana, los siete espíritus ante el trono, los siete planetas sagrados, los siete chakras, las siete glándulas endocrinas, es decir, que toda la naturaleza responde al septenario universal.

 Decíamos,   entonces,   que   si   existen   siete   corrientes   de   energía provenientes del Cosmos vivificando cada uno de los siete planos del sistema solar en lo que respecta a nuestra humanidad terrestre, debería también forzosamente penetrarse en el sentido de otras humanidades que al igual que la nuestra, están realizando su evolución en el planeta Tierra. Naturalmente, para llegar a una síntesis de conocimiento hay que utilizar la clave de la analogía, siendo la analogía el método esotérico de captar la realidad, la verdad, una manera científica de investigación para realizar una síntesis creadora.

 Ahora bien, ¿qué entendemos por humanidad? Humanidad es un conjunto social, un grupo de individuos dentro de las razas que están evolucionando en el planeta Tierra, cuya misión es la integración espiritual y precisamente la liberación, siendo la liberación la plenitud de esta síntesis a la cual nos referíamos anteriormente. Entonces, si hay siete corrientes de vida, o siete rayos, si hay siete formas expresivas de energía en el universo que tienen por objeto manifestar las siete cualidades o los siete estados de conciencia del Logos Solar, ¿por qué no  admitir también que existen otras humanidades como la nuestra?

 Quizá  faltaba  para  nuestro  estudio  del  otro  día  este  diagrama  —lo muestra en una pizarra—, o este dibujo que quiere significar, siempre desde el ángulo  de  la  analogía,  lo  que  puede  significar  las  humanidades  desde  un ángulo puramente esotérico. Al decirles esotérico, es que no deberán basar Uds. el análisis en el intelecto únicamente, tendrán que abrir la mente a las alturas sempiternas de la intuición, siendo la intuición la culminación de un estado de atención formidable que hace posible captar el significado íntimo de las cosas,  técnicamente captar la verdad de cualquier hecho o circunstancia. Entonces, basándonos en la analogía y basándonos en la plenitud evolutiva del planeta Tierra, cogiendo la Tierra desde el ángulo septenario, partiendo la Tierra de meridiano a meridiano, desde el polo norte al polo sur, cortada por la mitad como una naranja, deben presentarse lógicamente siete niveles, igual que ocurre con cualquier estado de conciencia del Logos en la vida de la naturaleza: siete planos, siete corrientes de energía siete humanidades, ¿por qué no? La fantasía puede ayudar, pero cuidado, la fantasía dirigida por el discernimiento, que es cuando se convierte  la lógica en intuición.

 Bien,   entonces   tenemos   que   los   siete   estados   de   materia   que corresponden al planeta Tierra son los estados: sólido, líquido, gaseoso, subetérico, etérico subatómico y atómico; es decir, los dos primeros planos son precisamente de densidad mayor hasta que se van acercando al centro donde está, como Uds. saben, porque lo dijimos el otro día también, el fuego místico de Kundalini, el fuego que da al astro la fuerza o movimiento de rotación, lo que da vida al entero sistema, geológico, psíquico, mental y espiritual, todo está condensado en el fuego de Kundalini. Entonces, yendo desde la superficie de la periferia hacia el centro, hacia Kundalini, nos encontramos lógicamente, si la analogía es cierta, con un estado, digamos, de condensación máxima, el aspecto sólido  —que es la materia—, un aspecto acuoso, otro digamos gaseoso y luego hay  cuatro  planos  etéricos  o  subplanos  etéricos  antes de  llegar al centro, a Kundalini. ¿Por qué decimos esto?  Miren Uds., desde la periferia al centro hay 7.370  Km., y  si  ascendemos  al  Everest,  la  mayor cima de la cadena de los Himalayas, solamente hay 8.800 m., si en el Pacifico descendemos a lo más hondo que ha sido posible llegar, y solamente existen 11 o 12 Km. en correspondencia con 1.000 Km.  que hay de aquí a aquí, en relación con el radio terrestre ¿qué puede ocurrir allí? ¿es que el Logos Planetario se contentará con llenar de vida solamente una pequeña fracción que no puede ser  invisible tal como se ve aquí?

 Podemos  aceptar  lógicamente  que  existen otras humanidades u otras formas de vida que no tienen que ser necesariamente como las nuestras, pero que tengan una conformación social, y al tener conformación social, es una humanidad, ya se refiera al mundo de los ángeles o al mundo de los átomos.  Y lanzábamos como hipótesis estas siete corrientes de vida en forma de humanidad evolutiva son: primero, la evolución angélica; después, otra evolución, otra humanidad situada en el plano causal, remanente solar de una gran evolución pasada que no tiene relación con el aspecto emocional de la Tierra; existe también, según se nos dice, de aquí a aquí, en lo que es tierra, estos 1.000 Km. hacia el centro de la Tierra, grandes galerías que pueden estar habitadas, se nos habla incluso de humanidades que han surgido, que han sido detectadas, pero que no han pasado al rango de la opinión pública todavía, o a ser una materia general de interés analítico; pero, se nos habla también de una humanidad  oceánica,  de  otra  humanidad  típicamente  astral  que  no  tiene relación con el mundo mental ni con el mundo físico, que realiza su evolución precisamente en algún remoto lugar de nuestro planeta que desconocemos, pero  que  nuestra  intuición  puede  ayudarnos  a  descubrir  por  algún  cierto indicio, por inspiración o  por iluminación en grandes meditaciones esotéricas. Bien y, entonces, después tenemos la humanidad terrestre, el 4º Reino de la Naturaleza,  y  finalmente  existe  el  complicado  mundo  de  los  elementos químicos, dotados de conciencia social, luego una humanidad también, tan completa como la humana, tan completa como la de los ángeles, porque si bien se dice que los ángeles construyen la estructura del universo, también es cierto que los ángeles utilizan los elementos químicos para crear los planos de la naturaleza y para crear todas las formas existentes, desde las más groseras y vastas a las más sublimes y elevadas.

Por  lo  tanto,  esto  solamente  para  hacer  una  mirada  retrospectiva  a cuanto dijimos el mes pasado. Porque ahora vamos a orientar la mente hacia otras  esferas  emocionales,  otras  esferas  esotéricas,  otras  esferas  de conocimiento.  Pero  ahora  ya  no  vamos  a  crear  una  distinción  entre  la humanidad y las otras seis humanidades hipotéticas mentalmente, aunque sí hay  una  realidad,  porque  si  esotéricamente  captamos  el  hecho  de  que  la realidad debe ser comprendida por un intento supremo de elevación mental y no por un hecho de aceptación, porque alguien a quien consideramos superior a nosotros lo esté afirmando; ni la afirmación de un ángel es válida si la mente del hombre rechaza una idea, por lo tanto, hipotéticamente, como materia de información, como materia de interés, acepten que pueden existir siete humanidades, siendo la nuestra la que está en el centro de ellas. Quizá más adelante vamos a detallar más sobre este asunto, pero si bien la idea de las humanidades que junto con la nuestra comparten el planeta Tierra es importante,  hay  otra  idea  que  corresponde  a  la  propia  humanidad;  en resumidas cuentas, somos seres humanos, si somos seres humanos, la humanidad tiene para nosotros la máxima importancia, aparte de que nuestra mente se lance a la conquista del cosmos, o profundice en los aspectos más alejados de la superficie de la Tierra hacia el centro, buscando una verdad desconocida.   El   hombre   es   importante   precisamente   porque   tiene   esta capacidad   tremenda   de   investigación,   y   en   tanto   tenga   esta   capacidad misteriosa de investigación, hay la posibilidad de que el hombre se redima y de que el hombre alcance la liberación.

 Bien, vamos a echar un velo   sobre el pasado,   sobre cuanto dijimos el mes anterior. El tema es completamente nuevo, no me atrevo a decir inédito; se ha hablado mucho de lo que vamos a discutir hoy, el tema tiene como base la idea de los egregores. Los egregores son acumulaciones de sustancia psíquica creada por la humanidad por sus correctos o incorrectos métodos de vida; es decir, el hombre es esencialmente un creador, que está creando en múltiples direcciones, y en varios niveles de actividad, teniendo en cuenta que el hombre posee un cuerpo físico, un vehículo etérico, un cuerpo emocional o psíquico, una mente razonadora y otros  tres cuerpos que desconocemos por su propia sutilidad, por lo tanto, todo cuanto veamos a través de los egregores es una pequeña parte de las construcciones o estructuraciones humanas en los mundos invisibles, aquello que no vemos, porque ¿qué representa para nosotros un ambiente social o la civilización o la cultura de los pueblos? Aparentemente es muy abstracto ¿verdad?, pero esta abstracción tiene una base plena y completamente objetiva, si la persona piensa correctamente creará acumulaciones de sustancia emocional, mental, etérica o física densa de alta vibración; si la persona tiende por sus métodos erróneos de vida   a actuar, pensar, sentir, erróneamente, contra la ley natural, como técnicamente se dice, veremos que por el contrario está afeando el ambiente. Cuando entramos en cualquier lugar y decimos que hay mal ambiente o buen ambiente ¿por qué lo decimos?, aparte de que pueda haber una pequeña disquisición de tipo psicológico o que la persona sea extremadamente sensible, pero todos nosotros, estoy seguro, nos hemos encontrado con ambientes que nos han parecido aceptables y otros rechazables, entonces, ¿por qué existe este freno, esta barrera desconocida?, ¿no puede existir algo objetivo que cause este ambiente?, y si existe esta cosa ¿qué será o cuál será la naturaleza de esta cosa? Bien, aquí tenemos algunos de los elementales creados por el hombre, formas psíquicas condensadas por un sistema muy laborioso de reacción del espacio. ¿Qué entendemos por reacción del espacio? El espacio, se nos dice esotéricamente, es una entidad y, naturalmente, cuando decimos que el espacio es una entidad, estamos diciendo algo que quizá pueda parecer chocante, quizá será hasta un poco difícil de comprender, pero si se acepta que hay una potencia mental que puede ponerse en contacto con otra persona, que recibe estas impresiones, si vemos el caso de Uri Geller que también solamente con su voluntad puede hacer muchas cosas que hemos visto, incluso a través de la televisión, cuando una persona normal en carne y hueso, que se denomina el Maestro Saint Germain, ha logrado fabricar oro por la televisión y ha sido reconocido como cierto que era oro puro, ¿por qué no aceptar que existe una forma desconocida de existencia que nos está condicionando, pero que es una condición creada por la propia humanidad?

 Se dice habitualmente que el hombre tiene lo que se merece, y es verdad, y que quien siembra odios recoge tempestades, como decía  Cristo, o el que a hierro mata a hierro muere, entonces, si pensamos mal tendremos malos egregores, y si pensamos bien tendremos buenos egregores. Se trata de verificar una purificación, si podemos decirlo así, de nuestros estados habituales de conciencia; si logramos hacerlo, tendremos entidades parecidas a éstas que son las que crean los buenos ambientes. Una de estas fuerzas tremendamente importantes, uno de los grandes egregores que creó la humanidad a través de los tiempos, motivó hace cientos de años el milagro del Renacimiento, es un milagro angélico, es un milagro de realización, es el principio de una síntesis. Solamente  con  comparar  las  formas  psíquicas  que  aparecen  a  la  vista  del clarividente, la persona que tiene la capacidad de ver lo que ocurre en el mundo oculto, se ven estas formas negativas, y se ven las formas positivas.

 Bien, el sentido de nuestra conversación debería pasar de lo simplemente hipotético o intelectivo a nuestra capacidad de acción; es decir, si Uds. están en una situación mental de expectación, de serenidad, Uds. eliminarán progresivamente estas formas elementales, estos egregores, formados por la voluntad   consciente   o   inconsciente   del   hombre   más   algunas   de   estas misteriosas reacciones del espacio que la ciencia no puede detectar, pero que esotéricamente llamamos energías individualizadas o devas o ángeles, si lo prefieren de esta manera. El espacio lo tenemos aquí, basta que sometamos la mente a una vibración superior para que todo cuanto ven desaparezca, y surgirán otras formas que apagarán estas, entonces, seremos conscientes de ciertos niveles en los cuales existen egregores o formas psíquicas creadas en combinación de los hombres y de los devas, porque todos cuantos de Uds. han estudiado esoterismo sabrán que la máxima esotérica más importante, de la que surge  todo  el  conocimiento,  se  cifra  en  esta  frase:  “La  energía  sigue  al pensamiento”, siendo la energía del pensamiento una reacción del espacio. El hombre al pensar emite radiaciones eléctricas, estas reacciones eléctricas encuentran una resistencia en el espacio, fruto de esta resistencia es una acumulación de energía o, si Uds. lo prefieren, una substanciación de energía, y después existe una forma, la forma del propio pensamiento, de la intención; por ejemplo, la forma de la pereza es un estado de conciencia, vean Uds., solamente de verla uno casi se duerme, es verdad, es algo que es consustancial precisamente con otros estados de conciencia. La ira, el aura de una persona sujeta a la ira es tremendamente desagradable, por   los rayos de fuego que surgen de su aura, en aquel momento la mente no razona, razona el egregor, ¡cuidado!; cuando razona el egregor o esta forma dévica y la persona no razona, tenemos que el egregor toma el sitio de la persona y utiliza a la persona como médium  ¡y cuántos no son médium en esta vida, sin que se den cuenta!. Lo son porque a través de sus sucesivos estados de conciencia están acumulando energía, y están creando egregores, están creando formas psíquicas dotadas de conciencia, una conciencia que no quiere desaparecer, quiere mantener su emporio y, entonces, hay una lucha tremenda entre el bien y el mal como estados de conciencia. Al fin y al cabo, ¿qué es el bien y el mal? El bien y el mal son únicamente conceptos de nuestra mente, porque no estamos capacitados todavía para distinguir el bien del mal, al menos desde un ángulo puramente esotérico. Solamente registramos cosas que nos gustan y que son buenas, y cosas que no nos gustan porque son malas, y la balanza se inclina hacia las buenas o hacia las malas, depende de la operación de este equilibrio entre los pares de opuestos en la vida. También tenemos, —y esto es notorio porque todos hemos tenido más o menos una educación religiosa— que hay siete pecados capitales —tenemos el número siete otra vez aquí— pero cada uno de estos siete pecados capitales tiene sus virtudes complementarias, no antagónicas ¡cuidado!; entonces,  el  esoterista,  el  que  ve  estas  cosas  y  estas  otras,  debe  fácilmente  inclinarse por estas, seguramente, porque si queremos crear un ambiente social pletórico de verdad, de razón, de oportunidades naturales para todos los seres humanos, que todo el mundo tenga lo justo para vivir, ni más ni menos, que tenga sus necesidades cubiertas, y que no exista desequilibrio social, tendrá que situarse, si puede, en el filo de la navaja, entre el bien y el mal, es decir, el inicio de este equilibrio es la resolución a esta eterna pregunta: “¿Cómo luchar contra el mal?”, esta pregunta la hizo un discípulo en el ashrama de un Maestro, y el Maestro le dijo textualmente:  “¡No luches contra el mal!, pero crea el bien en ti”. Porque la lucha es afianzar los egregores malos. Es decir, si nosotros tenemos ira,  hay  que  buscar  la  paciencia,  ¿verdad?,  ¿por  qué  hay  que  buscar  la paciencia?, si la persona se contempla en ira con la mente analítica lo encontrará tan desagradable que sin pasar por la lucha puede desvanecer algunos de estos egregores o ayudar a destruir estos egregores. Es decir, hay que volver a las antiguas máximas del Señor Buda, el hombre perfecto es perfecto porque no lucha, ¿para qué luchar? La lucha engendra nuevos egregores, porque éstos no se resisten a morir, porque tienen un centro de conciencia dévica, y todo cuanto es la humanidad en el presente es el resultado de la suma y resta de egregores buenos y malos.

 He nombrado el caso del Renacimiento porque fue una explosión tan tremenda del espíritu creador del hombre que se eliminaron por la fuerza de aquel   espíritu   creador   muchos   de   esos   elementales   y   surgieron   otros elementales dévicos, arcangélicos, de esta naturaleza divina. Y todos podemos contribuir, y aquí Uds. también se acordarán que hemos hablado mucho de la elección que tiene que hacer el discípulo frente a la iniciación y frente a la dorada puerta de los misterios cuando existe por un lado el Guardián del Umbral, creado por todas estas formas a las cuales él ha ayudado a desarrollar, y por otro lado, el Ángel de la Presencia, el sinnúmero de egregores matizados de estos divinos colores con resplandecientes haces de luz, que constituye la herencia real del hombre y no esto que es heredado del remoto pasado. Y al respecto hay que considerar cómo tenemos el ambiente social del mundo, el aspecto ecológico, y todo cuanto signifique presión, angustia, sufrimiento, hambre, guerra, todo cuanto Uds. quieran poner en ese platillo nefasto de la balanza  de  la  humanidad.  Pues  bien,  el hombre  es  el  señor  de  su  destino, cuando hablemos del karma, no hablemos del karma como una entidad aparte del hombre o de la propia humanidad, hablemos de la justicia de los actos, a los cuales nosotros nos hemos hecho acreedores, porque la justicia —la Balanza de Osiris como técnicamente se dice— es aquel momento cumbre en el cual el bien y el mal se hallan en equilibrio dentro del corazón del hombre, o cuando existe el mal que pesa sobre la vida, entonces, el karma es malo, o cuando hay algo más de karma bueno que malo, entonces, tenemos buen karma, pero desde el ángulo más profundamente esotérico el buen karma y el mal karma son karma, son desde el punto de vista humano una creación del hombre y, esotéricamente, las bases que sitúan al hombre dentro o fuera del ejercicio de ley.

 Otra de las cosas que podemos descubrir también es el poder de los buenos egregores creados por los rituales efectuados por las iglesias, por las escuelas esotéricas o las sociedades secretas espirituales, tratando de conectar el alma del hombre con el espíritu divino. Si precisamente las iglesias han tenido la virtud de perpetuarse a través de las edades, prescindiendo en este caso de las iniquidades que han sido cometidas en nombre de Dios, pero viendo sólo el aspecto  mágico  de  la  cuestión,  veríamos  que  los  ritos,  las  ceremonias  y  la liturgia en su totalidad, han creado los egregores que están manteniendo las iglesias del mundo, con o sin amor. Hablamos solamente de que pueden haber poderosos egregores que ayudan a las iglesias a mantenerse y, naturalmente, sabiendo esto, los discípulos de la Jerarquía, los miembros de los ashramas, los aspirantes espirituales y los hombres y mujeres de buena voluntad  del mundo que se aperciben de esta razón, están trabajando también activamente para crear egregores de liberación tales como los que surgen de una meditación esotérica. Cuando el hombre, en virtud de una asiduidad, de un hábito establecido de contacto con su Yo Superior, ha creado un egregor positivo que le ayuda en sus meditaciones, incluso siente la llamada de este egregor, al cual él ha dado vida y que, por decirlo así, lo está amamantando con sus buenos pensamientos de liberación. El día en que la persona comprenda que lo que dirige el ritmo de la evolución es su propio ser, su modo de pensar, de sentir y de actuar, y que no son los gobiernos, ni las iglesias, ni los partidos, ni nada de esto, sino que todo radica en su modo certero, profundo de enfrentar la vida, entonces tendremos buenos gobiernos, porque cada persona tiene el karma que se merece, y cada nación el gobierno que internamente haya elegido, y como luchamos contra los gobiernos que nosotros mismos hemos fabricado con estos egregores malsanos, no podemos quejarnos; ¿cómo vamos a luchar contra aquello que es nuestra obra? No luchemos, dejemos de actuar en un sentido negativo y todo lo que hay de nefasto tendrá que caer por la lógica de las cosas, por   la   razón   que   asiste   al   hombre   perfecto,   por   la   potencialidad   del pensamiento,  por  la  sutilidad  de  las  emociones  y  del  espíritu,  y  por  una conducta  recta  e  intachable.  Todo  esto,  naturalmente,  lo  hemos  oído  tantas veces  que  ya  suena  a  vacío  en  nuestros  oídos.  Si  el  egregor  del  amor  que predicó Cristo estuviese aquí, sería otra la dirección espiritual del mundo en los momentos actuales, pero es que no tenemos el egregor del amor creado, sino que hemos creado la mistificación, a fuerza de intelecto, a fuerza de hablar del amor hemos creado en el mundo mental una idea del amor que no es el amor, como todos tenemos dentro del corazón y en nuestra mente una idea falsa de Cristo, porque lo que hemos creado es un falso egregor, y este falso egregor es el que dirige toda la corriente de vida cristiana.

 ¿Se dan cuenta que falsedad existe en todas estas cosas?, y todo ¿por qué?, porque el individuo todavía no se ha apercibido por completo de que su vida es tan importante como la del propio Dios, y no digo ninguna blasfemia, porque si faltase alguno de nosotros Dios no sería, es decir, somos Él, y Él se manifiesta a través de nosotros. Solamente que hay que barrer muchas cosas y  estas cosas que hay que barrer son las que condicionan la conducta, son las que impiden que razonemos con luz verdadera y visión creadora, son las que impiden desarrollar estados positivos de conciencia. Es decir, nos falta vida, nos falta amor, nos falta creatividad, y en este sentido todos somos responsables del malestar en el mundo, somos responsables de estos egregores. Dense cuenta que en el momento presente todavía existen egregores que fueron segregados por los estados de conciencia de la raza Lemur, que aun existen en el mundo psíquico egregores creados por los atlantes, las razas que nos precedieron en la historia del   mundo, y que existen frías fuerzas dentro del espacio mental, fuerzas egregóricas como éstas o como otras, porque la mente como no tiene la capacidad de síntesis ya no distingue nada, no distingue el bien del mal y, por lo tanto, no puede establecer un recto equilibrio, un recto razonamiento o un frío discernimiento, amparado por el amor de Dios, le es casi imposible.

 Entonces, existe un vacío tremendo en el hombre en su estado actual con una mente capacitada únicamente para recoger los detritos, por así decirlo, de la tercera dimensión, sin poder mantenerse dentro de un espíritu de templanza, de alegría, de optimismo, sino que vive ausente de la verdad, sólo está mirando el pequeño interés, y el pequeño interés, o el egoísmo, como quieran llamarlo, es un egregor. El día que se convenzan de que todos son egregores, todos, son unos egregores formados por nosotros mismos a través del tiempo, teniendo en cuenta que muchos de nosotros procedemos de la raza Lemur, y quizás de la raza Atlante, y quizá también de los principios de nuestra raza Aria, y que estamos con los mismos defectos de la Lemuria, tenemos los mismos miedos y la misma crueldad con respecto a los demás, no hemos variado fundamentalmente ¿verdad? Somos conscientes de que no hemos variado, y el mundo no ha variado porque nosotros no hemos variado; entonces, ahí están nuestras creaciones, ¡ojalá todo fuesen creaciones divinas!, o angélicas como esta.

El hombre es creador y como es creador cada estado de conciencia encuentra, como decíamos antes, científicamente hablando, una respuesta del espacio. Se nos dice que el espacio contiene todas las dimensiones, y es verdad, contiene también todos los estados de conciencia imaginables, contiene el bien y el mal, sólo falta que la persona tenga la facilidad de descubrir el bien y el mal, y pasar por el centro del  bien y el mal reconociendo que todo son creaciones cósmicas, y esto quizá le ayudará a que el amor madure en su corazón. Esta es la guía principal y capital de nuestras conversaciones esotéricas. No basta afirmar internamente; el intelecto nos dice “esa es la verdad”, pero el peso acumulado, el saquito de recuerdos, nos obliga siempre a inclinarnos a buscar el ideal. Yo digo que el ideal, sea cual sea su importancia, si no está amparado por un recto equilibrio entre la razón y el amor individual no tendrá validez.

 Estamos todos viviendo unos momentos realmente importantes y quizá es  porque  somos  conscientes  de  que  estamos  viviendo  unos  momentos importantes porque estamos aquí, y estamos siguiendo atentamente ciertas ideas. Uds. se darán cuenta, y serán conscientes cada vez más, que todas las enfermedades del mundo, que todas las tensiones emocionales, y que todos los arquetipos mentales son egregores. Una enfermedad es un egregor, y no se puede remediar, o destruir un egregor con solo atacar las bacterias o virus que lo han producido, habrá que atacar directamente a la causa, y esta causa constituye en estos momentos drásticos de la historia planetaria una de las intenciones más profundas de la Jerarquía Planetaria. Espero que todos nos demos cuenta de que estamos creando un ambiente social bueno o malo de acuerdo a la maldad o bondad de nuestros estados de conciencia, entonces, la lucha ya no es entre dos cosas aparte de nosotros que llamamos el bien y el mal, sino que es luchar contra el desequilibrio que existe en el propio corazón. Desde el momento que exista en nosotros una pequeña capacidad de equilibrio, nos daremos cuenta de lo que significa la vida plena y también lo que significa amar a los demás, porque no se puede amar si en el corazón no existe un recto equilibrio de razones.

 Podemos discutirlo más ampliamente con sus preguntas.




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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: incorregiblejose Enviado: 13/02/2014 19:48

 Interlocutor.— (Pregunta que no se oye)

Vicente.—Es decir, la persona emite un estado de conciencia, el que sea, porque cuando hablamos de estados de conciencia no hablamos sólo del pensamiento sino que hablamos también de nuestras emociones y del impulso propio de nuestra voluntad hacia algo que no es el deseo. Bien, entonces, si existe una reacción del espacio y nuestra conciencia continua insistiendo sobre aquellos pensamientos, creará un hábito o, si usted prefiere, un vicio, el vicio de pensar de forma determinada o de hacer una cosa determinada, entonces, cuando esta forma, este egregor, ha crecido suficientemente, anula nuestra voluntad, y se dice, psicológicamente hablando, que un hábito es más fuerte que diez voluntades, o que diez naturalezas. ¿Se dan cuenta de la importancia esotérica de esta declaración? Cuando nosotros hemos establecido un hábito de pensamiento, este pensamiento ha creado un egregor, una forma, cristalizada pero con vida, que reacciona a los impulsos cada vez que lamentamos y que se resiste a morir. La lucha del Sendero es la lucha del hombre contra los egregores nefastos   que   le   impiden   coordinar   su   vida   con   la   vida   espiritual, ¿comprendido?

 Interlocutor.—Sobre el egregor que forma las enfermedades, ¿cómo podemos distinguir entre lo que es el egregor este que se forma o lo que puede ser enfermedad kármica?, ¿hay diferentes clases de enfermedades?

Vicente.—La enfermedad solamente es una, su condición es el dolor. Cuando  hablamos  del  karma,  y  digo  que  el  karma  hay  que  aceptarlo  con muchas reservas en el sentido de no decir siempre “como esto es karma, no vamos a luchar contra el egregor”, si queremos vencer el mal mundial, y un mal,  personal  o  individual,  habrá  que  trabajar  contra  el  egregor  que  ha  constituido esta enfermedad, la que sea. Ya no se trata de luchar científicamente contra cierta clase de bacterias, esto es elemental, es primitivo en el momento presente, sino que hay que luchar psicológicamente contra las causas de la enfermedad que son las causas que producen los egregores que surgen de la mente y del corazón humano, más el residuo de lo que nos legaron las razas del pasado. Si logramos luchar contra la causa y no contra los meros efectos, llegará un día en que la ciencia encontrará la clave de solución de todas las enfermedades,   teniendo   en   cuenta   que   estas   enfermedades   son   formas psíquicas que ha creado el espíritu del hombre, y como que es una creación humana,  solamente  el  espíritu  humano  puede  desvanecerlo  en  el  plano psíquico.

 La ciencia actual ya empieza a aceptar que no existen simplemente enfermedades físicas, sino que tienen un contenido psíquico, ya se les denomina enfermedades psicofísicas. Es el  primer paso de la ciencia para empezar a darse cuenta de la tremenda apertura hacia un mundo desconocido, pero, precisamente un mundo donde se halla la clave, la solución de todos los problemas humanos. Hay que luchar, a pesar de todo, contra estas cosas, y espero que antes de que llegue el final de siglo exista la suficiente cantidad  de hombres y mujeres de buena voluntad en el mundo, singularmente aquellos que trabajan como agentes de curación, que puedan establecer un puente que conecte el mundo  físico con el mundo etérico y más, hasta el mundo psíquico, y que se den cuenta que estamos viviendo una gran tensión ambiental y que muchas de las enfermedades de los discípulos actuales es esa tensión que es el cuerpo físico, o kármico, si lo prefieren, que no han podido resistir, pero que es una prueba iniciática.

 Bien, entonces, habrá que apurar todos los medios de contención de estas cosas. Ya no se trata del científico en su laboratorio tratando de descubrir el virus que crea cualquier enfermedad, esto existe naturalmente, está en el aire, está por doquier, solamente que el espíritu humano, si tiene la necesaria iluminación espiritual, estará por encima de estas cosas, o si su cuerpo kármico está predispuesto a determinada enfermedad, la tendrá seguramente, pero este caso es un caso provocado por la propia Jerarquía. El otro día estábamos discutiendo con un grupo de amigos que habían leído un pasaje que decía: “Una guerra no es kármica en el sentido que afecta al ser humano, es kármica porque obedece a un estado de conciencia del Logos Planetario”. Esto tiene mucha profundidad analítica, porque nos lleva a la consideración de que nuestro pequeño planeta, que no es el centro del universo ni mucho menos, como antiguamente nos decían, sino que es un planeta sujeto a la fricción del dolor, tiene por sus propias características cósmicas la misión de liberar el contenido solar de las enfermedades físicas. Por esto a nuestra humanidad, esotéricamente hablando, que surgió por el impulso del 4º Rayo, tiene como divisa la armonía a través del conflicto, significa que con el dolor humano vamos a ensanchar las aperturas, no sólo del planeta Tierra sino de todos los planetas hermanos dentro  del sistema solar. Entonces, también podemos adquirir ya, con una ciencia natural, que todo cuanto estamos realizando ahora en estas pequeñas conversaciones,  aparentemente  sin  importancia,  es  trabajar  deliberadamente con la obra y el plan que realiza la Jerarquía aquí en la Tierra, porque al menos en estos momentos de distensión, de gran atención, estamos ayudando a desvanecer de la obra planetaria estas formas inmundas creadas por un más inmundo pasado, y vamos lanzados hacia el futuro, no buscando la solución personal de cualquier problema,  sino que como discípulos mundiales estamos programando el bien del conjunto. Para mí, la importancia de que estemos reunidos aquí y ahora, es por esta gigantesca labor de grupo que tiene como base la Jerarquía Planetaria o la Gran Fraternidad Blanca del Planeta. Si logramos mantener el espíritu de distensión constantemente, cada uno de nosotros se convertirá en un peligro contra estos falsos egregores y, entonces, colaboraremos conscientemente con la obra de Sanat  Kumara aquí en la Tierra; bueno, Sanat Kumara es el Señor del Mundo, el nombre esotérico del Señor del Mundo, aquel que guía la evolución planetaria, y ya podemos sentirnos satisfechos que en la vorágine de acontecimientos mundiales, y todo cuanto ocurre en el mundo, tengamos una vez al mes este remanso de paz. Para mí, esto, puede significar el que Uds. pueden ser un buen karma.

 Interlocutor.—Me preguntaba si no es verdad que usted ha cambiado los nombres, en vez de llamarle “Espíritu de Dios” o “Espíritu Santo”, le ha dado otro nombre. ¿No será que usted ha querido quitar el valor y el mérito de Dios, y ponérselo usted?

Vicente.—No respondo a estas preguntas. Dense cuenta que cuando una persona no ha llegado a la profundidad de una idea, se puede equivocar en el juicio. Habitualmente me gusta hablar con la gente, discutir, nunca. Dense cuenta de una cosa, solamente discute la persona que no está segura de sus convicciones, si estoy seguro, ¿por qué voy a discutir algo? Estoy exponiendo ideas, si las ideas están de acuerdo con el razonamiento de otro, muy bien, que no están de acuerdo, pues muy bien, no es mi problema. Me interesa que exista esta calma, esta atención formidable, esta iluminación interna, para qué vamos a discutir cosas personales. ¿Otra pregunta más?

 Leonor.—Yo quería hablar de la proximidad —aunque dicen que ya estamos, desde los años cincuenta— de la Era de Acuario. Quería preguntar sobre este aspecto de la ciencia, que como ahora estamos en la era de grupos, creo que hay un espacio vacío entre el trabajo que tienen que hacer los esoteristas y los científicos, quizá falta esta unidad, este puente de unidad de trabajo, porque entonces  tendrían  que  trabajar  los  médicos  del  cuerpo  y  los  del  alma  en conjunto, abriendo nuevos cauces y nuevos horizontes porque existen, pero no los encuentran. Actualmente podemos decir que cuando las personas no reciben esta clase de ayudas, es porque en su karma todavía no existe, entonces tendremos que hablar sobre el karma individual y el colectivo, como todos formamos parte de esta red, que es la parte colectiva, en este caso pienso que  hay que estar tendiendo puentes constantemente, porque existiendo los valores en cada uno de los lugares, uniendo estos lugares podrían hacerse más cosas más de las que se hacen, pero falta el mirar atento de los contenidos en la ciencia, y entonces encontrarían más cosas de las que encuentran, si se unieran los científicos de todo el mundo. Porque estoy segura que en distintos lugares se   han   encontrado   distintas   cosas,   pero   no   se   unifican,   junto   con   los trabajadores del alma, porque si no se coincide en las cosas no se puede hacer nada. Además, todas las cosas necesitan sus principios, un gran comienzo, un gran trabajo, una gran eficacia y una gran voluntad en ambas partes, pero creo que falta un puente entre estas dos cosas; es como en los horóscopos, que decimos que hay que hacer uno para el cuerpo y otro para el alma. Pues en estos casos, creo que en todas las enfermedades del cuerpo físico del planeta y del cuerpo individual de cada individuo. Estamos en la era de grupos, pues hay que trabajar también bajo este aspecto. Luego hay otra cosa; hablamos de que no hay que luchar, y luego hay que luchar para desvanecer en nosotros las partes negativas, claro, esto son palabras, y hay muchas personas que pueden no entender esto de que no hay que luchar, y que hay que luchar, tendremos que desarrollar un poco esta palabra para que pueda ser comprendida por todos.

Vicente.—Si se dan Uds. cuenta del tremendo esfuerzo que se precisa para no luchar, ¿acaso no es una lucha no luchar? A esto me refiero, ahora bien, el puente lo estamos tendiendo aquí nosotros. Si alguna persona no esta integrada con nosotros, bien. Venimos aquí buscando una finalidad; yo creo que esto es el subterfugio para que nos unamos aquí. Para mí lo más importante en nuestras reuniones no es la calidad expresiva ni la profundidad de las ideas, sino aquel silencio  místico  y  dinámico  al  propio  tiempo  que  se  ha  constituido  entre nosotros creando lo que podríamos llamar el espíritu de grupo. Si existiese este espíritu de grupo en cantidades importantes, el puente se establecería rápidamente, espontáneamente, no habría ningún esfuerzo para poder realizar este contacto entre científicos, los filósofos y los religiosos del mundo, porque todos somos seres humanos. Lo que pasa, dense cuenta, que está la importancia tremenda de por qué hablamos tanto sobre nuestra responsabilidad, es que cuando el ser humano empieza a sentir el aleteo de la verdad tiende a sobrestimar sus impulsos creadores y entonces crea una pequeña distorsión dentro de sí mismo, creando al propio tiempo unas avenidas negativas hacia conceptos que pueden ser aceptables desde el punto de vista individual pero que no responden a un espíritu de grupo. Prefiero que exista un espíritu de grupo y que dentro de este espíritu de grupo pueda fusionarse nuestra vida individual, porque la liberación precisamente es esto. Cuando la conciencia individual deja de ser para que sea el grupo, hay un sacrificio constante de la personalidad; y a esto lo llamo lucha, a esto lo llamo esfuerzo, porque si hay esfuerzo en ese sentido habrá creación. La creación es la base y el destino vital de todos nuestros razonamientos, y a medida que avancemos por el sentido creativo de la mente y demos menos importancia a nuestro factor personal y a los sucesos temporales, mayor será la profundidad analítica de nuestra alma.

 Entonces, irán desapareciendo progresivamente de la faz de la Tierra y de los espacios  desconocidos  de  la  Tierra  y  del  Cielo  a  nuestro  alcance,  todas  las formas egregóricas creadas a través del tiempo y a través de nuestros modos de pensar, sentir y actuar, que hará posible que cada uno de nosotros se convierta en una llama viva de la verdad. Si logramos solamente unir un poco más nuestros corazones, podemos dar por bien empleadas las palabras que hemos tenido que utilizar para formar un conjunto de ideas que nos han ido uniendo a través del tiempo. Uds. saben que no existe un efecto sin causa; este efecto de encontrarnos aquí en estos momentos buscando la verdad, tratando de investigar las cosas grandes de la vida, obedece a  una causa más grande que nosotros mismos. Es esta causa la que tiene importancia. Si buscamos constantemente esta causa, en nuestros más mínimos detalles de la existencia, llegará un momento en que seremos realmente ciudadanos aptos para vivir en colectividad, formaremos verdaderas comunidades humanas, ya no miraremos el aspecto científico, político, económico o religioso de una nación, veremos hombres, hombres puros buscando el bien de sus hermanos. Si logramos esto hay que dar por bien empleadas estas tardes que tenemos aquí.

 Interlocutor.—¿Eso que has dibujado en la pizarra, eso del medio que dices que es el fuego, eso lo tenemos todo dentro del corazón, ese  fuego...?

Vicente.—... supongo que sí, por ley de analogía, pero no lo he dibujado yo esto, eh! soy mal dibujante...

 Interlocutor.—...esto son los siete rayos o...

Vicente.—... esto es el reflejo de los siete planos del universo, es el reflejo de los siete estados de materia. Cuando hablamos de las humanidades posibles, hay que situarlas en algún sitio estas humanidades, porque esto que vemos aquí, por ejemplo, que es agua, suponga que es el océano Pacífico, habrá algún conducto que llene esto, o que esto llene el mar.

 Interlocutor.—Entonces, como decía Dante, en el infierno de la Divina Comedia, se podría referir a este fuego en el centro de la Tierra o como de los volcanes... Él hablaba del Cielo y la Tierra, bueno, el infierno y el cielo, entonces el infierno podría ser este fuego...

Vicente.—... puede ser todo cuanto nuestra imaginación pueda hacerlo, pero yo no voy a decir lo que es el Cielo o la Tierra, me he limitado a dar unas ciertas ideas acerca de lo que puede ser. Les he dicho que la persona esotérica o el investigador esotérico no acepta ni rechaza las ideas, las analiza; por lo tanto, hay que analizar mucho las ideas para llegar a una consecuencia, y si al final de una consecuencia la razón no la admite, hay que rechazarla de plano, y si la admite hay que aceptarla también de lleno. Es decir, desde que la persona empieza a pensar hasta que por el desgaste del propio pensamiento ha quedado sumido en el mar de silencio de la creación, ha tenido que crecer destruyendo su propio yo constantemente.  Y este yo que está destruyéndose constantemente es  la  clave  de  la  liberación,  pero  claro,  nos  resistimos  a  morir  como  los  egregores. Es que nosotros en sustancia somos un egregor formidable tal vez, estamos inmersos dentro de este gran egregor que hemos formado.

 Interlocutor.—Estamos hablando de los egregores que tenemos que eliminar, yo digo que ahora están aumentando más que nunca, más que en la época de la Atlántida, porque están en las supuestas obras de escultura, y luego está la música infernal, y luego está la pintura infernal, todo esto encarna estos monstruos; es decir, los monstruos del espacio ahora están encarnando aquí en la Tierra, y digo que en lugar de liberar están creciendo; la Tierra la veo muy mal.

Vicente.—Desde luego, bueno el amigo no va desencaminado, no. Porque dense cuenta de que el arte actual ha perdido, por así decirlo, creatividad, ha perdido el éxtasis del Renacimiento. Por lo tanto, es verdad, tanto en escultura como en pintura como en música se encarnan estas formas, y no aquellas, por lo tanto ¿quién es el responsable de que exista música infernal, como decía el amigo, esta música moderna que nos retrotrae al pasado? Cuando se escucha el tam tam africano que procede de la Lemuria, escuchamos un grupo de músicos improvisados porque no saben música, están haciendo ruido simplemente. ¿Se dan cuenta cómo es más directo el enfoque de lo que creíamos? La música, el arte está prostituido. Y cuando vemos estas arquitecturas y se nos dice que es esto... . Uds. saben que en pintura hay quien estampa dos huevos sobre una (...), que es la estatua de un ser atormentado, ¿qué es el arte?, ¿es esto? Lo que se está explotando es esto, entonces, nosotros no podemos decir que no existe una alteración del arte en nuestras vidas. Y aquí hay un problema, si queremos buen arte,  como  si  queremos  buenos  gobiernos  y  buenos  estadistas,  no  hay  que luchar contra ellos, cuidado. Si queremos tener buenos estadistas debemos purificar nuestra conducta entera que es la causante de estas cosas, no criticar, porque nosotros estamos llenos de criticas siempre, y la crítica nunca lleva a ningún sitio, lleva a la autodestrucción, y hablo con conocimiento de causa. Cuando la persona se habitúa a la crítica, está hiriéndose de muerte con los dardos de algunas de estas entidades, y estas aun son bonitas comparadas con otras existentes. Así es que dense Uds. cuenta cuando existen estos monstruosos reptiles que se deslizan por la viscosidad de los subplanos inferiores del plano psíquico; el artista ha dedicado parte de su vida a la maldad esta. Por tanto, hay que distinguir siempre; el arte, la ciencia, la religión, todo cuanto sea una creación humana debe revalorizarse desde un sentido muy profundo de amor al bien. Si esto se realiza, si esto se logra, habremos realizado la obra más grande que ser alguno puede   realizar aquí en la Tierra, porque habremos destruido de las capas viscosas de la atmósfera ecológica que nos rodea todas estas formas monstruosas de seres, de egregores, de formas psíquicas producto de  nuestras  reacciones  contra  las  reacciones  del  espacio  que  han  creado nuestros ambientes sociales con su civilización y su cultura. Ahora tenemos frente a nosotros el reto de la historia, y ante este reto solamente existe una opción para la persona bien intencionada: que no debe luchar contra el mal, sino  que  debe  realizar el  bien.  Es  decir,  hay  que  hacer  lo  que  decía  Buda,  asignándole una comprensión genuinamente esotérica al decir: “No aceptes el bien  ni  aceptes  el  mal,  porque  es  contra  el  bien,  o  viceversa,  sino  mantente completamente varado en el fondo del río de tus sentimientos”. En esta paz inmensa, en este equilibrio entre el par de opuestos existe la liberación, no existe otra verdad, aunque venga la idea disfrazada de todo cuanto exista de razonamiento o de lógica humana.

 Interlocutor.—Yo quería hacer una pregunta en relación con esta persona que se ha ido. Evidentemente, ha sido muy agresiva al dirigirse a usted. Según se explica aquí, parece ser que es un estado de ánimo producido por un egregor negativo, entonces, yo pregunto si el egregor que ha producido su contestación, la suya, no es más agresiva, aunque más sutil (...)

Vicente.—Escuche Ud., cuando usted lleva un cesto de manzanas y hay una   podrida ¿qué hará con ellas?, ¿quitará la podrida y dejará las otras o viceversa? Usted me ha dicho que era sutil, y lo soy, pero yo miro el bien del conjunto y no la labor de una individualidad que puede estar armada en contra del grupo, porque esto es un atentado contra el grupo, y todos cuantos están aquí lo podrán reconocer, porque después que ha marchado este amigo se ha restablecido la paz del grupo. ¿Qué hubiese pasado si no hubiese reconocido esta intención y la hubiese escondido con otra intención?, ¿por qué se ha marchado él entonces?, porque sabía que era la manzana que no correspondía a este grupo en estos momentos. Yo no voy ni a favor ni en contra, lo estoy diciendo constantemente, pero Uds., todos, constituyen un grupo sagrado para mí, y no puedo tolerar que este espíritu de grupo pueda ser distorsionado por una persona, sea enferma o no, porque cuando el cirujano detecta que existe un miembro que altera la totalidad del conjunto, lo extirpará, y lo hará muy bien. Esto lo hace Dios, el Logos Planetario, y dense cuenta que cuando hablo de Dios lo hago con toda reverencia, y jamás he dicho nada que repudia su razón, he dicho otra cosa, que todos nosotros somos dioses aquí y que, por lo tanto, el reconocimiento de esta divinidad, para mí, es lo más grande de la vida, y es la base (interferencia). No voy a discutir con usted señora... Estamos en espíritu de grupo, si el grupo quiere que la conteste la contestaré si no, no. Porque no podemos estar sujetos a personas que vienen por primera o segunda vez y no se han dado cuenta de lo que estamos tratando de realizar.

 Leonor.—Yo voy a preguntar una cosa y es que aquí hay personas que no oyen bien, porque yo no he oído a nadie decir que sea Dios, si alguien no oye bien yo le dejo mi sitio para que no hayan este clase de preguntas.

Vicente.—Dense   cuenta   que   nos   encontramos   constantemente   con personas que no están capacitadas para vivir en grupo todavía. El intelecto, la discusión existe solamente en aquellas personas en las que cabe el espíritu de discusión. Yo digo, si una persona no está de acuerdo con mis palabras, bueno, que se vaya. Yo no discutiré, porque si una persona discute sus convicciones, es como la flor que discute su perfume, la flor que discute su perfume sería una cosa ilógica, ¿verdad? Estoy diciendo lo que siento, y si estoy diciendo lo que  siento, para mí, esto es la realidad. Si Uds. lo aceptan porque hay un silencio de grupo, porque Uds. se dan cuenta de mi intencionalidad suprema en el fondo, y no me presento nunca como un Dios ni mucho menos, sino que les estoy hablando constantemente de complejidades humanas, de debilidades y de nuestro desafío. Jamás me pongo delante o detrás de nadie. Estamos en el mismo nivel de comprensión ante una idea que puede ser muy importante para el curso de nuestra vida. Si existe esta serena atención, si todos estamos llenos de intuición hacia los valores ocultos, si somos conscientes de que podemos trabajar todavía más para el resto de la humanidad, si somos perfectamente autocríticos, lo cual significará que somos muy inteligentes, automáticamente nos  daremos  cuenta que somos  solamente una pequeña pieza dentro de la maquinaria del gran conjunto. Lo único que podemos hacer es realizar en nosotros   el   experimento   de   hacer   que   esta   pequeña   pieza   se   ajuste perfectamente al gran conjunto, es decir, que no cree reacciones, y cuando no existe reacción empieza para el hombre el camino puro de la verdad. Y ahora vamos a hacer un silencio ya. Muchas gracias.

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Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: incorregiblejose Enviado: 14/02/2014 18:49

El Reino Dévico Los Egregores. Segunda Parte Barcelona, 10 de Enero de 1981 Conferencia VICENTE BELTRÁN ANGLADA

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El Reino Dévico Los Egregores. Segunda Parte Barcelona, 10 de Enero  de 1981 Conferencia VICENTE BELTRÁN ANGLADA

http://www.omraam.es/

"LA VERDAD HA DE PRESENTARSE DE TAL MANERA, QUE CONVENZA SIN ATAR Y QUE ATRAIGA AUN SIN CONVENCER. ESTO SOLO PUEDE REALIZARLO EL LENGUAJE DEL CORAZÓN."

Vicente.— Sobre el tema de los egregores que discutimos el pasado mes, tiene una importancia capital, no sólo desde el  ángulo puramente subjetivo, si no también desde el ángulo psicológico corriente, habida cuenta, tal como dijimos el pasado mes, que el egregor técnicamente descrito es un núcleo de sustancia psíquica con un centro de conciencia dévico. ¿Qué entendemos por dévico?  ¿Qué  son  las  fuerzas  dévicas?  Yo  diría  que  son  las  reacciones  del espacio a cualquiera de los estados de conciencia humanos, es decir, que hablamos de egregores en el sentido de que son creaciones típicamente humanas. Podríamos decir al respecto, que todos los egregores son formas psíquicas pero que no todas las formas psíquicas son egregores, habida cuenta que el egregor es la obra individual o general de la humanidad, creando, por así decirlo, su karma o destino. Es decir que en el pasado cuando hablábamos del karma, solíamos representarlo como algo aparte del individuo, como algo que se presentaba de improviso sobre nuestra vida, haciéndonos seguir ciertos derroteros prefijados y definidos. La verdad es que el destino, que es el ser, el individuo, el Yo; es el Yo quien promueve las situaciones kármicas, quien crea su propio destino a través del tiempo y quien a través del tiempo tiene que liberarse del destino, es el creador de una máquina gigantesca que al tomar impulso arrastra con su fuerza o movimiento a la propia Alma, al propio pensador  y,  naturalmente,  cuando  hablamos  de  karma  o  destino,  debemos hacer una referencia especial a lo que técnicamente definimos como egregores, por cuanto el hombre crea los egregores que constituyen la cultura, la civilización y la historia de la propia humanidad. No es algo que venga de la divinidad, la divinidad somos nosotros, somos su representación genuina en tiempo y espacio y, por lo tanto, como tenemos capacidades, aunque limitadas afortunadamente, creamos a nuestro alrededor todo cuanto constituye el eje de la evolución de la humanidad, teniendo en cuenta que la humanidad, el 4º Reino de la Naturaleza, es el centro de la evolución planetaria y que, por lo tanto, todos los egregores que ha ido constituyendo, o construyendo a través del tiempo en colaboración con las fuerzas dévicas del espacio, estas reacciones sutiles que provocamos en cada estado de conciencia, llevan la evolución hacia adelante, constituyendo por así decirlo, el nervio de la vida, una vida sin conciencia, una vida sin evolución prácticamente no es vida, al menos desde el ángulo de vista psicológico no podemos conceptuar la vida, el karma, la inteligencia, el amor, todo cuanto son virtudes en el individuo, sin contar con la creatividad. Es decir, que si somos parte de la voluntad de Dios, en la medida que somos parte consciente o inconsciente de esta voluntad de Dios, estamos capacitados para crear. La creación dependerá  en todo caso de los estados de conciencia que hayamos podido elaborar en nuestras relaciones sociales, en nuestros ambientes familiares, profesionales, etc. y esto lo sabemos todos. Entonces, también decimos, que la atracción individual hacia el bien y también la atracción individual hacia el mal, habían creado a través del tiempo dos gigantescos egregores, creados por la propia naturaleza humana. Un egregor, que esotéricamente definimos como el Guardián del Umbral, está centralizando el poder de lo que místicamente se llaman los siete pecados capitales; pero, por otra parte y estableciendo la balanza del equilibrio, tenemos que todas las tendencias hacia el bien constituyen otra entidad gigantesca, poderosísima, que esotéricamente también llamamos el Ángel de la Presencia; es decir, que el Guardián del Umbral y el Ángel de la Presencia son la cristalización en tiempo y espacio del par de opuestos tal como esotéricamente los definimos. Es decir, que existe el bien, que existe el mal — reconocido por la mente humana —, y existen personas que se sienten atraídas hacia el bien y otras personas hacia el mal, constituyendo la polaridad; y en esta polaridad se debate la humanidad constituyendo la nube de conflictos que vemos por doquier.

Me pregunto si será  posible un día que el individuo se sitúe en el centro del bien y del mal, y que con rectitud de miras, con la inteligencia despierta y un gran sentido crítico de valores, sea capaz de elegir convenientemente el camino que surja por el medio, el del equilibrio entre el bien y el mal, porque cuando la medida del bien y el mal han quedado reducidas a cero, se produce un estado nuevo en el ser que prácticamente desconocemos — Krishnamurti lo llama Liberación —; es posible que sea la Liberación del par de opuestos, la liberación de los egregores que hemos constituido a través del tiempo, y en esta tarea está empeñada la personalidad del hombre.  Y estamos tratando de llegar a un punto en nuestras conversaciones esotéricas, que no se constituyen en meras prácticas cristalizadas sobre temas esotéricos, sino que seamos capaces de imprimir un ritmo de creatividad, un ritmo práctico a nuestra vida de aspirantes espirituales. Me parece que estamos aquí para esto. Recordemos también que no sólo estamos creando constantemente egregores, sino también que estamos luchando con egregores que fueron construidos hace millones de años   en   forma   de   enfermedades,   en   forma   de   estados   de   conciencia cristalizados, en forma de guerras y desastres; estamos viviendo todavía en la jungla, estamos todavía en una etapa que no podemos conocer como cristianismo, porque cristianismo es Amor y nosotros no conocemos todavía el Amor. Es decir, que el amor se ha convertido en un egregor. ¿Se dan cuenta Uds. la diferencia que existe entre el Amor y el egregor del amor? ¿O la diferencia que existe entre la personalidad real de Cristo y el egregor de Cristo que han construido las generaciones y las humanidades a través del tiempo desde que aconteció el hecho glorioso? Pues bien, esotéricamente, hay que saber distinguir entre un egregor y otra forma psíquica que no sea un egregor; y constituye para los discípulos en entrenamiento espiritual, en los ashramas de la Jerarquía constituye una de las presiones más grandes del poder del discernimiento humano, que tiene como consecuencia la apertura de las puertas iniciáticas, el saber distinguir, así de fácil, el egregor de lo que es una imagen real  y,  naturalmente,  nos  encontramos  con  estas  formas  dévicas,  con  estas formas no tan dévicas que no sólo son egregores, sino también que constituyen formas que sin ser egregores y muy parecidas, se hallan en el plano astral o en el plano psíquico; y este plano psíquico, que es el plano de la irrealidad o de la ilusión, es el que conturba las mentes y los corazones aún de los entrenados esoteristas, porque entre la forma del ideal Crístico y el egregor hay una tremenda diferencia, primero, porque la forma ideal o la forma real, a través de la cual se manifiesta el Cristo, se manifiesta cualquier alma humana, no es lo mismo que la idea o la emoción o el sentimiento que tiene la humanidad con respecto a aquella forma real. Es decir, que en el plano psíquico se encuentran multitud de formas que no son egregores, lo cual significa que son formas psíquicas  con  las  cuales  la  humanidad  no  podrá  luchar  jamás  porque  son formas reales, a pesar de que son difíciles de controlar y que están dentro de grandes limitaciones. En cambio, sí, podemos destruir el fruto de nuestras acciones, podemos destruir a todos los egregores que hemos formado a través del tiempo, desde la Lemuria, la civilización primera, la gran raza humana con la que inició el Logos su vida como ser humano aquí en la Tierra, las que vienen transportadas a través del éter provenientes de la raza Atlántida, y las propias que hemos creado en nuestra raza Aria, constituyendo unos núcleos de energía negativa que están  imprimiendo a los éteres un movimiento muy difícil de controlar.

Si tenemos en cuenta que en su base esencial una enfermedad es un egregor; que el dolor, la ira, la ambición, los celos, todo cuanto Uds. puedan ubicar o englobar dentro del término de defectos humanos, tendrán una idea muy ajustada de la verdad, no estarán luchando contra una forma subjetiva, sino que el egregor es tan objetivo  que cuando empieza a trabajar la persona está  perdida, porque el Alma no ha sabido distinguir entre la enfermedad como síntoma y la enfermedad cuando ya ha tomado campo biológico, y ahí es donde fracasa la ciencia; porque la ciencia médica, a pesar de sus grandes conquistas científicas, no acaba de penetrar en el mundo de las energías, en el mundo de las causas, es completamente aparte su trabajo de lo que técnicamente, esotéricamente, llamamos el mundo de los significados, por así decirlo, está luchando contra sombras, porque la enfermedad, el dolor, todo cuanto constituye el defecto humano, es una entidad viviente creada, gestada, mantenida  por  el  propio  ser  humano;  y  antes  que  el  ser  humano  no  haya podido destruir estas formas o egregores creados a través del tiempo en los niveles  psíquicos,  la  ciencia  no  encontrará  la  manera  de  solucionar  los problemas físico-biológicos de la humanidad, y lo estamos viendo, y lo estamos sintiendo muy activamente en nuestra carne, en nuestros nervios,  en nuestro corazón, y todos confiamos siempre en el azar, que venga un señor documentado, un señor iluminado que traiga la panacea de curar las enfermedades, de curar los estados psíquicos y que nos traiga, por añadidura, la liberación.

 Bien, somos conscientes, ¿verdad?, de estas cosas. Somos conscientes también de que el poder del hombre es infinito; hemos dicho que proviene de la propia divinidad; y si el individuo proviene de la propia divinidad, tiene el poder  de  destruir  todo  cuanto  afea  el  ambiente  social  del  mundo;  puede destruir los egregores negativos; puede crear nuevos egregores hasta que al final del ciclo de vida, pueda situarse en un centro místico de tan elevada concentración y potencia, dentro del cual ya no existan ni egregores buenos, ni malos egregores; que exista solamente la voluntad pura del hombre que ha hecho   del   espacio   su   aliado.   Es   decir,   todo   cuanto   estamos   diciendo actualmente, todo poder mental del hombre enfocado en la conquista del espacio, por decir algo concreto en nuestros días, si fuera enfocado dentro del mundo psíquico tratando de desvelar el misterio de los éteres y se pusiese en contacto con estos mundos que desconocemos y fuese capaz de participar activamente con estas fuerzas vivas que crean las reacciones del espacio, si fuésemos de alguna manera los cooperadores del espacio, los cooperadores dévicos de estas formas misteriosas que estamos creando con nuestros estados de conciencia, la humanidad tomaría un giro completamente distinto del que tiene actualmente, porque entonces vería claro el proceso.  El proceso se ve claro solamente cuando existe equilibrio, y me pregunto siempre hasta cuándo y hasta dónde y en qué medida, podemos utilizar este equilibrio para transformar el mundo en términos de realización.

Digo que el poder del hombre es infinito. Afortunadamente la reserva de buena voluntad que tiene el hombre, le permite penetrar activamente en estos misterios de los egregores y empieza el hombre a ser consciente de mundos invisibles; si no, ¿por qué están Uds. aquí? ¿por qué estamos todos aquí? Hemos visto  algo  quizá  que  no  está  al  alcance  del  hombre  corriente,  sin  afán peyorativo. Yo diría que se nos presenta la oportunidad de enfrentar directamente los egregores que hayamos construido a través del tiempo, lo cual quiere significar que habiendo desenmascarado al rufián escondido en nuestra conciencia, podamos liberarnos definitivamente del karma, si no, ¿de qué servirían nuestras meditaciones? o ¿por qué no nos preguntamos el porqué de la efectividad de un ritual o de una liturgia religiosa que tiene por objeto clarificar  los  éteres,  ponerse  en  contacto  con  estas  fuerzas  que  llamamos ángeles, por darle un nombre místico? Yo prefiero llamarlas reacciones del espacio, reacciones inteligentes del espacio a reacciones humanas no siempre inteligentes; pues ¿acaso la guerra es inteligente? O el hambre, por ejemplo, cuando lo tenemos todo a nuestra disposición y, sin embargo, nos estamos peleando por una pequeña parcela de territorio. ¿Se dan cuenta como el mundo debe variar radicalmente si queremos llevar al mundo un poco de paz, esta paz que  necesita  para  que  podamos  penetrar  realmente  en  los  misterios  de  los éteres? Y el día que consigamos esto, seguramente que habremos resuelto la gran incógnita de la vida, y seguramente que tendremos la capacidad creadora de elegir las próximas situaciones, estableciendo un vínculo de relación consciente  con  estas  reacciones  del  espacio,  con  estas  fuerzas  dévicas  o angélicas, y crear una unidad con ese mundo que desconocemos, pero que está aquí un tanto tenso, influyendo constantemente en nuestra vida.

Bien, hemos dicho que el individuo tiene necesidad absoluta, si es inteligente   y creo que todos lo somos, de distinguir entre los egregores y las formas psíquicas del ambiente, darse cuenta ya de un principio para tenerlo siempre ya como una sentencia, que el egregor es la forma psíquica creada por el hombre en colaboración con las reacciones del espacio o con los devas, y que, por lo tanto, estas reacciones del espacio que llevan nuestra vida hacia determinados ritmos, pueden variar al extremo de poder distinguir la verdad de lo ilusorio. De no ser así, la iniciación, el discipulado o todo cuanto conocemos como atracción hacia el ser superior, serán palabras vanas. Yo creo que hemos hablado muy vanamente a través del tiempo y que incluso hoy hablamos del Cristo como una entidad muy lejana debido a que somos conscientes de las propias limitaciones. Me pregunto si será posible algún día de que establezcamos un reino en nuestro corazón que es realmente la misión del hombre aquí en la Tierra, teniendo en cuenta que cuando hablo de Cristo no hablo de una persona, no hablo del Cristo histórico; me refiero al Cristo Cósmico que está en el corazón de todos y que, no obstante, debe desarrollarse al punto de crear el nexo de unión entre nosotros y el Reino de Dios, lo cual significa que aquí en la Tierra podemos ser realmente cristianos a la vez que creadores, y que, por lo tanto, podemos crear un nuevo mundo basado en el amor y en la compasión, y no en la crueldad y el afán de conquista.

Bien, si tenemos un poco de visión del mundo oculto, y el clarividente entrenado trata de hacerlo constantemente, me refiero concretamente al investigador esotérico, lo más interesante es distinguir entre los varios tipos de formas psíquicas que se presentan en nuestro campo conceptual cuando empezamos a descubrir algo más que valores objetivos del ambiente, es decir, no sólo vemos egregores que son los que hemos construido, sino formas análogas que son cascarones astrales, y les voy a decir lo que es un cascarón astral, aunque Uds. ya lo habrán escuchado en otras conversaciones: un cascarón astral es la forma psíquica de una persona fallecida o de un animal fallecido que está siendo vivificado por una entidad dévica de categoría siempre inferior, capaz de dotarlo de vida y de movimiento y que produce la sensación de que es un ser real. Ahí está una de las diferenciaciones, y una de las grandes pruebas en el sendero iniciático, cuando el Maestro sitúa ante la visión del discípulo dos formas exactamente iguales, dice: “¿Cuál es la real y cual es la ilusoria?” Es muy difícil la prueba y no todos llegan a éxito, por cuanto los devas que trafican, por decirlo así, con los cascarones de las personas fallecidas y que se presentan en las reuniones espiritistas diciendo que son tal cosa y que no son tal cosa, sino que son la representación objetiva de algo que está fuera del espacio-tiempo ya. Es decir que cuando se habla, por ejemplo, de los fantasmas de los castillos y de las formas  psíquicas  de  entidades  que  están  vagando  como  almas  en  pena, démonos cuenta que existen leyes dentro del universo que impiden que el alma quede sujeta al dominio de sus cuerpos inferiores y que lo que se ve habitualmente es el cascarón, la envoltura que tuvo aquella persona en vida y que se está paseando habitualmente por los lugares sombríos, singularmente pantanosos en casas que llaman que hay duendes y todas estas cosas. Es tan natural de verlos que no se dan cuenta de que no existe aquella persona, sino que existe una entidad que está vivificando con su vida dévica aquel conjunto de células todavía vivas por el impulso que le da el propio deva, porque son maestros consumados en el arte de la superchería. De ahí que cuando se dice que hemos tenido una visita de San Antonio o San Pablo, por no decir la Virgen María o todas estas cosas, la persona debe pensar qué será esto. Dense cuenta de una cosa muy natural, y creo que estarán Uds. de acuerdo conmigo, cuando hablamos de la Virgen, los milagros de la Virgen de Fátima o de la Virgen de Lourdes, porque son los más conocidos en el mundo occidental, en el mundo católico, ¿qué estamos diciendo exactamente? Bien, en el momento en que un grupo de personas enfocan su atención hacia un punto determinado están creando un egregor, este egregor tiene el poder de concentrar materialmente todo el poder de los éteres cristalizados, constituyendo una forma que puede ser la de la Virgen, la del Santo, de Cristo, como decíamos antes, o de una persona influyente con carisma, después hablaremos de lo que es el carisma porque es muy interesante, por sus repercusiones psicológicas, para darnos cuenta que una pequeña imagen de madera sin valor alguno, se la ha dotando de fuerza milagrosa capaz de crear técnicamente efectos sobrenaturales.

Habría mucho que discutir sobre lo que hay que entender por sobrenatural. Para mí la regla siempre es ciencia pura, una expectación típica comprendida realmente y no existe el milagro.  ¿Cómo se produce entonces el milagro que produce satisfacción? Pues muy simplemente, han creado un egregor de tal potencia radioactiva que ha atraído la atención de algún ángel superior, de algún deva de categoría superior a la humana, y puede a través de este ente creado por un ser humano llegar a muchos fieles, a muchas personas que necesitan esta ayuda, son por así decirlo, las ilusiones positivas que existen en el ambiente, porque la imagen de Cristo ha curado a personas por su fe, pero

¿ha curado Cristo o la imagen de Cristo? Porque la imagen de Cristo tiene un gran poder, debido a que contiene el poder que le confieren los millones de seres humanos que están pensando en Cristo con devoción y amor, entonces, los devas que acuden en huestes a cooperar en la creación o en la construcción de esta forma, están preparando el tabernáculo, por decirlo de alguna manera, para que cualquier entidad superior angélica o arcangélica pueda utilizarla para bendecir a la humanidad. Bien, esto pasa en Lourdes, pasa en Fátima y pasa en todo momento y en todo lugar, y lo vemos también en las personas que decíamos tienen carisma, pero ¿qué es carisma?, ¿qué es el efecto carismático? Una serie de personas piensan sobre otra en cualquier dirección, sobre aquella persona,  y  automáticamente  a  su  alrededor,  en  su  aura  magnética,  están creando una ilusión o un egregor que no es aquella persona, pero que posee poder  porque  el  poder  siempre  es  creado,  siempre  es  creación.  ¿Cómo  se explica, por ejemplo, que un cantante de moda tenga carisma? ¿Es que tiene carisma porque posee un gran poder magnético espiritual? ¿O es que tiene carisma porque un grupo indeterminado pero siempre numeroso de personas lo están ensalzando y crean a su alrededor un egregor magnético que le acompaña por todas partes? Así, un artista mediocre tiene carisma, un político mediocre  tiene  carisma,  y  todo  aquel  que maneja  poder  en  política,  en economía, en ciencia, en arte, en religión, tiene carisma. ¿Tiene carisma por los valores humanos o tiene carisma porque hay millones de fieles con la idea de representación objetiva de realidades subjetivas? Existen en todos momentos y en todas partes, grupos de personas cuya mente no rebasa la medida de la inteligencia esotérica, no puede llegar; y como se encuentra solitaria porque no se ha creado todavía en el vínculo de unión entre su pequeña alma mortal y su alma superior inmortal, esta soledad es de miedo y le obliga a juntarse con otras almas que tienen miedo; y cuántas más almas tienen miedo, más proliferan las religiones organizadas, dense cuenta de este detalle. ¿Qué significa esto? Significa que el individuo en unidad o como grupo, se ha sentido impregnado de los efectos carismáticos de cualquier egregor que puede estar cifrado en una religión, en una doctrina o en un cantante de moda; los efectos son diferentes, la causa la misma, porque las personas que han seguido a Elvis Presley o que siguen a cualquier cantante de moda, están haciendo lo mismo que hace un fiel que reza a una imagen; y están creando un egregor sobre aquella imagen que le da un poder carismático, un poder curativo, un poder sobrenatural y no obstante, no existe nada de esto. ¿O es que vamos a confundir, volviendo a lo mismo, entre imagen ficticia del Cristo y el propio Cristo? Entonces, la imagen de Cristo es para las personas solitarias, las personas que tienen miedo, las personas que no pueden afrontar todavía su situación kármica porque carecen de poder, carecen de voluntad, o quizás no tienen amor en sus corazones.



Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: incorregiblejose Enviado: 14/02/2014 18:49

Entonces, dense cuenta que el camino que va del hombre a Dios es solitario,  pero  interno;  no  necesita  de  la  ayuda  de  la  masa  para  lograr  un objetivo de perfección que es la finalidad del hombre aquí en la Tierra. Es decir, existen tantos problemas, existen tantas situaciones, acontecimientos y efectos en el ambiente que, lógicamente, el hombre situado en un punto fijo quizás perderá de vista la perspectiva real, está siempre buscando el apoyo de algo o de alguien, estableciendo lo que en técnica militar se llama el contacto de codo; cuantos más contactos de codo menos miedo, menos inseguridad, pero siempre más dolor porque nos estamos atando, estamos revolviendo el camino, estamos retrocediendo y, en lugar de ir a las fuentes universales de conciencia divina vamos de cara a la tradición y, por así decirlo, estamos abrazando de nuevo a los egregores que fueron construidos hace millones de años. Hay que insistir sobre esto, no porque el tiempo tenga una importancia tan trascendente en la vida del discípulo, ya que el discípulo trata de ver el fin desde el principio y no tiene prisa, sino porque existe una Ley Universal de Economía de Fuerzas a la cual debe sujetarse no sólo el aspirante espiritual, el discípulo, el iniciado, o el adepto, sino que se adaptan a este principio los propios  Logos  Creadores,  los  Señores  de  los  Universos  y  de  las  Galaxias, porque el principio siempre es lo mismo; varía la extensión, la profundidad, pero  no  la  ley.  Entonces,  hay  que  aceptar  lógicamente  que  en  todos  los universos de no importa qué esquema cósmico, habrá dificultades también, porque según se nos dice esotéricamente, existe dificultad cuando existe objetividad.  Es  decir,  que  el  karma  para  ser  reconocido  debe  ser  objetivo.

¿Cómo  sabría  yo  de  mi  Ser  interno  de  la  Luz,  si  previamente  no  hubiese establecido contacto directo con la sombra, que es el cuerpo y que son los vehículos inferiores? Es así; dense cuenta de que una conversación esotérica debe ser ante todo una conversación psicológica y científica. Desde el momento en que volvemos a los hábitos místicos del pasado y nos aferramos al dogma y a la tradición, automáticamente nos separamos del Reino de Dios. Quisiera que nos diésemos cuenta que cuando hablamos de egregores, siempre que mencionemos la palabra egregor, es en el sentido de algo que el hombre ha creado y que, por tanto, el hombre lo puede destruir. Lo que sí no debemos tolerar es que la máquina que hemos construido nos avasalle hasta el extremo de tecnificarnos y de construir sobre las espaldas de nuestra vida el instrumento de su manifestación o una cabalgadura para lo que significa un egregor en un ambiente social establecido. Estamos tratando noblemente de buscar el Reino de Dios. ¿Se dan cuenta de lo que significa esta afirmación? Si cuando hablamos de Dios, no en el sentido pragmático, no en un sentido metafísico, no en un sentido filosófico, sino en un sentido muy íntimo porque lo sentimos aletear en nuestro corazón, nos damos cuenta de que todo cuanto hasta aquí hemos adquirido carece de valor; el conocimiento ata por glorioso que sea, porque el hombre debe empezar a enfrentar las situaciones desde el ángulo de vista cósmico, y solamente podrá abarcar la grandiosidad del cosmos cuando su vida individual sea pura, libre y entre la fuerza íntima o el Alma, y el ideal redentor, no existe ya intermediario alguno, sea de la naturaleza que sea; porque si Dios está en nosotros, y en eso están de acuerdo todas las religiones del mundo, ¿por qué necesitamos intermediarios? ¿es que vamos a salir de la seguridad para volver adentro y perder tiempo, habiendo una Ley de Economía de Fuerzas? ¿O no podremos lanzarnos, proyectarnos, desde la periferia hasta el centro buscando en nosotros esta fuerza inmensa que debe liberarnos?

Bien, esto son palabras, ¿verdad? Pero dense cuenta de algo muy importante, Uds. vienen aquí mes tras mes porque tratan de investigar dentro de su propio corazón las causas de los conflictos que asaetan sus vidas. Todos estamos aquí por algo definido, quizá no nos demos cuenta de ello, pero venimos mes tras mes porque siempre, desde el fondo del corazón, estamos seguros de que existe una realidad más grande que nosotros mismos; pero que, sin embargo, somos nosotros mismos. Bien, cuando la persona llega a este extremo de realidad, cuando ha entrado dentro de aquello que podríamos definir como panteísmo dinámico, cuando todo lo vemos como una creación divina, tratando de revelarse internamente en nosotros, veremos que existe en una senda oscura, desconocida de nuestro ser, una luz de esperanza. Bien, esta luz de esperanza es la que yo quisiera que encontrásemos siempre, no en nuestras pequeñas reuniones mensuales sino en el devenir constante de nuestra vida de relación.

Y  ahora  quiero  que  sean  Uds.  los  que  vayan  ampliando  con  sus preguntas lo que hemos dicho hoy. El próximo mes el tema será muy importante, porque será, por así decirlo, una extensión superior del tema de los egregores,  porque  vamos  a  hablar  sobre  el  poder  psíquico  de  los  Devas Superiores y cómo influyen en los ambientes sociales del mundo, y cómo el individuo puede establecer contacto con estas fuerzas; porque a menos que el individuo no establezca contacto con las reacciones del éter, el mundo irá siempre en un plan de perdición, en un plan de lucha y de conflicto.

Interlocutor.— ¿La palabra egregor tiene algo que ver con la palabra gregario?

Vicente.— No sé hasta que punto la etimología de la palabra puede tener alguna coincidencia, pero gregario tiene más que ver con el sentido de aproximación hacia el mundo animal en el sentido de rebaño; entonces, es la antitesis  de  la  Ley  de  Grupo.  Entonces,  cuando  hablamos  de  un  instinto gregario nos referimos a la persona que tiene una atracción hacia el núcleo, buscando la protección de los demás; como decíamos antes, implica siempre soledad en cuanto que "egregor", yo creo que ha sido tomado de la palabra francesa "egregoir", que viene a significar un núcleo de sustancia magnetizada por un deva, sustancia que ha sido siempre, ya de principio, un estado de conciencia humano, un vicio, por ejemplo. Cuando el vicio se ha convertido en un egregor, el trabajo es del hombre para extirparlo; es el paso de no fumar, del beber, de las drogas y todas estas cosas, porque el egregor es algo universal, es algo que estamos construyendo constantemente, lo que decía Spinoza, cuando decía precisamente que la voluntad del hombre es superior a todo, pero que cuando existe un vicio o un hábito, el hábito tiende a ser superior al hombre en uno a diez. Es decir que el hábito es superior a la propia voluntad, entonces el hábito —dense cuenta de lo que hemos dicho hasta aquí— es un egregor que hemos creado por el hábito, estableciendo una línea de mínima resistencia con el ambiente circundante; y esta línea de aproximación, este contacto de nuestros hábitos, de nuestros vicios con algún tipo determinado de deva, ha creado una forma que nos mantiene sujetos a su emporio. Esto lo mismo si se trata de un egregor superior, lo mismo cuando se trata de un egregor inferior u otro de carácter superior. Por ejemplo, la meditación, si Uds. tienen el hábito de meditar a tal hora y en tal sitio, a tal hora y en tal sitio Uds. crearán un egregor, de naturaleza positiva, llega un momento en que este egregor es tan potente como la fuerza de voluntad que lo ha engendrado, y es el egregor que lo invita al hombre a meditar, no vas por un acto de voluntad sino por un acto reflejo creado por un egregor, ¿se dan cuenta? Bien, ya que tal es el proceso, creemos pues buenos vicios o buenas virtudes.

Interlocutor.— Entonces, una de las partes principales en el aspecto del egregor sería el pensamiento, porque claro, el pensamiento es el que le lleva hacia fuera y, claro, entonces el pensamiento es el que le crea, y claro, entonces el pensamiento es el que le crea este egregor; entonces, observamos que el pensamiento, si somos conscientes de lo que vemos, de lo que pensamos, entonces, ese pensamiento es el que tendríamos que trabajar.

Vicente.— Naturalmente, el pensamiento, y cuando hablamos del pensamiento hablamos de una parcela del ser que ayuda a contribuir a la creación de egregores, pero un egregor, egregor, egregor con toda su potencia psíquica es "Kama-Manásico"; es decir, interviene el deseo más la mente. Es decir, que cuando hablamos del pensamiento hay que ver lo que hay en el trasfondo del pensamiento, ¿hay un deseo o bien hay una intención de base? Un deseo es inconsciente casi la mayoría de las veces, en cambio, la intención suele ser inteligente. Entonces, se crean egregores o se destruyen egregores, pero ¿qué ocurrirá en el momento justo de que el pensamiento del hombre ya no sirva para las ejecuciones creativas del pensador? ¿Dónde están los egregores entonces?  Supongamos  que  ahora  estamos  aquí  reunidos  y  que automáticamente la facultad de pensar no desaparece, pero el pensamiento puede desaparecer, y que quedásemos lo que técnicamente llamamos el vacío, ¿qué pasaría? Hay que hacer la experiencia porque si no hacemos la experiencia no sabremos de que se trata. Pero, si existe una atención, y siempre estoy hablando de esta atención formidable del hombre hacia un objeto, o a un sujeto de interés; cuando la atención ha llegado a un cierto punto la mente desaparece, solamente existe el pensador y el objeto dentro del pensador o el pensador dentro  del  objeto.  No  hay  tiempo  ¿verdad?  Porque  el  tiempo  siempre  lo estamos tratando en el sentido de distancia. De aquí hasta allí hay tantos kilómetros, tanto tiempo para llegar allí, pero ¿qué pasa cuando el hombre ve aquello directamente o está dentro del objeto con una atención formidable? La mente prácticamente ha desaparecido y la mente se ha convertido, entonces, porque no hay egregores ni buenos ni malos, en un reflejo perfecto de la voluntad de Dios o de la mente de Dios, a través del cual Dios ejercita el poder de sus intenciones, y Uds. lo están demostrando porque cuando están muy atentos el yo desaparece. Queda un silencio ¿verdad? Queda una quietud, un vacío  inmenso;  en  este  vacío  inmenso  no  existen  egregores,  ¿qué  existe entonces? La verdad, la liberación.

Ahora bien, ¿podemos mantener este éxtasis mucho tiempo? ¿Seremos capaces de liberarnos solamente por estos momentos del poder de los egregores buenos y malos? ¿Aquí ya no discutimos la bondad o la calidad buena o mala de los egregores? Estamos discutiendo aquel punto místico en que el hombre está situado en el centro mismo de la vida; ya no es un punto fijo que trata de reducir el movimiento del cosmos y atraerlo a su vida, sino que está viviendo con el propio movimiento del cosmos y, por lo tanto, no crea reacción. Podemos conceptuar el egregor como una reacción, como estamos diciendo y ¿qué pasará cuando no existan reacciones en el espacio? ¿Qué pasará cuando entre Uds. y yo y entre Uds. no exista distancia? Cuando entre los seres que constituyen la humanidad entre sí no exista separatividad, surgirá un hombre nuevo, y este hombre nuevo utilizará el poder de la técnica de todo cuanto aprendió a través del tiempo para expresar simplemente amor. Ya no serán posibles los grandes asideros de conocimientos, porque el conocimiento ata, es un peso dentro de la conciencia, porque solemos acopiar conocimientos pero no sabemos utilizarlos; estamos trabajando como hacía el aprendiz de brujo; sabemos todo pero no sabemos nada; sabemos las palabras de poder, los mántrams, las genuflexiones, y los asanas y las meditaciones. ¿Y por qué sufrimos entonces? ¿De qué nos sirve todo este bagaje?

Me pregunto si podemos atrevernos a enfrentar la realidad cara a cara por primera vez en la existencia, y si podemos mantener este ritmo, esta armonía,  esta  quietud,  este  silencio  místico  en  el  corazón  en  todos  los momentos de la vida. Es una aventura ¿verdad? Yo digo que es la máxima aventura de la conciencia. Si nos atrevemos a surcar estos espacios puros que jamás huella humana ha posado sobre su devenir, sabremos lo que es la liberación, sabremos lo que es Dios y, por lo tanto, no tendremos necesidad de repetir tantas veces y profanar con las palabras el nombre de Dios y el de la verdad y el de la liberación, estaremos en ella y como estaremos en ella no habrá problema; no habrá distinción mental entre esto y aquello; estaremos dentro. La paz no tiene argumento y la liberación tampoco. Si Uds. tienen paz, no piensan; dense cuenta de esta verdad. Solamente piensan cuando Uds. están sufriendo y entonces están pensando ¿qué me pasa? Pero cuando están dentro de la paz, Uds. no piensan en sus problemas porque no existen; existe el problema únicamente cuando Uds. lo están atrayendo, porque el problema es un egregor en el nivel que sea.

Interlocutor.— Yo, hermano, estoy de acuerdo en todo eso. Mientras no se pueda conseguir — yo soy un simple estudiante — salir del cuaternario, ahí es donde se encuentra toda la lucha. Estudiamos para saber. A mi no me interesa saber, me interesa comprender porque si no comprendo, no sabré nada. Entonces, yo elijo la segunda parte, al hombre ¿para qué le interesa saber si no sabe ser bueno? En este caso yo creo que lo mejor es ser bueno primero, antes que ser sabio. Entonces, luchemos en este cuaternario hasta conseguir la liberación para poder pasar a la tríada. No digo más porque mi mente y mis conocimientos son una cosa muy limitada, pero dentro de estos pequeños conocimientos parece ser que comprendo un poco algunas cosas.

Vicente.— Dense  cuenta  que  usted  ha  hablado  del  cuaternario  y  de  la tríada espiritual, que solamente la integración del cuaternario puede llevarte a la cúspide de Atma. Bien, entonces si usted está en esta tensión creadora a la cual me refería anteriormente ¿dónde está el cuaternario? ¿Tiene usted conciencia del cuaternario cuando se está muy atento? Dense cuenta de esta realidad. Este momento siempre es mágico, cuando la persona se da cuenta de que su conciencia se pierde, o está profundizando en los misterios de la vida reales, y cuando deja de lado todo cuanto le ata y deja de sufrir por efecto de ello, y empieza a gozar de lo que es el Amor, que es integración del Ser, porque sólo por Amor ser  salvado el hombre, como se nos dice y es verdad y, como usted bien decía, si amamos con tal intensidad que nuestra vida sea capaz de perder de vista el “yo”, el conocimiento no tiene ahí mucha importancia porque existe la sabiduría del corazón, de la cual no se habla mucho esotéricamente y a la cual debía darse una posición similar a la de la propia divinidad en el hombre porque es la Sabiduría de Dios. Entonces, cuando hablamos del cuaternario y hablamos de la tríada, nosotros nos colocamos en la posición de aquella persona que divide el cuaternario en cuatro triángulos y asciende, que es lo que sabían los egipcios que crearon las pirámides. El cuaternario es la base siempre de la vida y los cuatro triángulos son los cuatro cuerpos buscando Atma. Atma siempre está en la cúspide. Decir Atma es decir la vida espiritual del ser humano, por lo tanto, estoy de acuerdo con esto, y reafirmo la fe de que si vivimos intensamente, y sólo se puede vivir muy intensamente cuando muy profundamente estamos observando todo cuanto ocurre dentro y fuera de nosotros mismos, inclusive las reacciones del espacio a nuestros estados de conciencia, seremos capaces de surgir triunfantes de esta gran herejía de la separatividad, porque la mente no será un instrumento de tortura del pensador en relación con otros seres, sino que la mente será el depositario de los valores divinos de la tríada espiritual, por ejemplo.  Pero lo que interesa comprender, y siempre digo lo mismo porque es capital, es que venimos aquí por un objetivo definido, unos lo tendrán mejor definido que otros, pero lo que existe en el fondo siempre es la voluntad de Ser y el espíritu de realizar.  Ser, ser sabio, ser consciente, ser vida pura en todos los momentos, es la base de todo; pero el realizar es la vida cotidiana con sus trabajos, sus fatigas, su grupo infinito de necesidades, las espantosas calamidades sociales que vemos por doquier, más la capacidad que tiene el individuo de solidarizarse con aquellos que sufren, más también la cooperación natural que surge  cuando la persona se da cuenta de  que  dentro  de  la  gran  maquinaria  del  universo  debe  ser  una  pequeña aunque muy eficiente pieza, y que cada cual dentro de su propia jerarquía espiritual, sea capaz de vivir al unísono de la gran maquinaria celeste.

Interlocutor.— Podemos decir que todo está al unísono de esta maquinaria. Todo lo que estamos viviendo aquí podría ser evidencial. Es lo que tú dices de este silencio, esta unidad, esta paz que podemos comprobar por nosotros mismos, que se manifiesta esta unidad porque desaparece todo el exterior, podríamos decir y, entonces, observamos esta unidad, observamos esta paz, sentimos esta felicidad. Me ha venido en un momento esta observación.

Vicente.—    Si   la   sentimos   y   no   hacemos   conciencia   de   ella   la antendremos. Lo que ocurre es que hacemos conciencia. Cuando una persona es feliz, tiene paz y quiere argumentarse de la paz, automáticamente la ha perdido. Dense cuenta es muy sutil. Entonces, la paz no es una conquista, no es una meta prefijada por el hombre sino que es un movimiento que hay que seguir sin darse cuenta de nada más que aquello. Si nosotros hacemos de la paz o de la libertad interna de la liberación, una conquista interna, aquella conquista interna  motivará  una  reacción  de  la  propia  conciencia  que  paralizará   el impulso; en tanto que si vivimos despreocupadamente, sin darle mucha importancia a la paz, es cuando la paz tendrá importancia real. ¿Van siguiendo la  idea?  Es  muy  sutil;  sin  embargo,  está  en  la  base  de  toda  la  enseñanza esotérica de todos los tiempos. Se nos ha hablado de paz desde los tiempos más lejanos, como se ha hablado de Dios, del Cristo Cósmico y de todas estas cosas que, por ser tan habituales han perdido su fragancia de verdad.  Bien, ahora se presenta la opción de otro camino, el camino de Síntesis, más allá del yoga y de la meditación; es duro ¿verdad?, más allá de uno mismo. Cuando la persona rebasa la medida de su propio hemisferio, de su círculo no se pasa, entonces, se encuentra con otra realidad, una realidad que a su vez creará con el tiempo otro círculo no se pasa, hasta que llegue un momento que el círculo es tan grande, tan extenso que se confunde con la majestad del infinito. Pues bien, estamos haciéndolo aquí. Cuando estamos en silencio, estamos haciendo contacto con el infinito, somos parte del infinito, no somos seres separados; estamos en la paz y, por lo tanto, aquí no hay karma, no hay egregores, no hay intenciones más o menos violentas hacia los seres humanos que nos rodean; sólo existe paz. Solamente el espíritu que no argumenta nunca sobre la paz se remite a vivirla con toda la intensidad que sea posible dentro de sus corazones. A partir de aquí, despreocupación absoluta porque esto es la liberación. No se preocupen de los demás; sigan su camino siempre en este sentido y se darán cuenta cómo realmente algo habrán ganado en su vida y que alguna parcela de paz destilará la suficiente grandeza como para inspirarles una obra superior.

Interlocutor.— Es para decirte referente en cuanto a la paz, pues para mí dentro de este cuaternario que estamos, para mí ha sido siempre un mito; pero esto no quiere decir que la paz en el hombre no pueda existir. Son muy pocos hombres los que han pasado por este mundo y han conseguido la paz, pero no todos. La paz se puede conseguir internamente en el hombre. Cuando la haya conseguido en él, estará tranquilo.

Vicente.— ¿Y por qué no la busca usted directamente entonces? ¿Por qué

hace tanto énfasis sobre el cuaternario? ¿Por qué no piensa en términos de tríada?

Interlocutor.— Es que nos encontramos aquí y todavía no...

Vicente.—... por esto le digo, porque nos encontramos ahí y hay que salir de ahí.....

Interlocutor.—... estoy luchando pero...

Vicente.— Dense cuenta que estoy diciendo que no argumenten sobre la paz. No argumenten sobre un estado. Vivan, ¡Vivan este momento! ¡Sean conscientes de este momento! ¿No se dan cuenta que existe algo maravilloso en este ambiente? Eso es lo interesante, captar la grandeza de este momento, no tratar de coartar su vida ni cortar las alas de este impulso, sino quedar quietos, sosegados, esperando la revelación que viene siempre en momentos de paz espiritual.

Interlocutor.— Hemos entendido la síntesis hace mucho tiempo y la he de buscar porque está ahí dentro.

Vicente.— Bueno, hoy tengo que estar temprano. ¿Están Uds. identificados, verdad? Bien, yo creo que las palabras ya sobran. Vamos a hacer un poco de silencio y lamento que tengan que venir tan temprano para sentarse y que estén aquí de una manera molesta, que Uds. están aquí sufriendo físicamente y esto me sabe mal. De todas maneras, es bonito reconocer el espíritu de sacrificio que esto significa.

Interlocutor.— Quisiera hacerte una pregunta si pudiera ser, es una duda que tengo yo, si nosotros somos humanos, los ángeles, los devas ¿son de la misma naturaleza que nosotros, o han sido como nosotros, o es una creación aparte?

Vicente.— En estos momentos, ¿qué importancia tiene esto?

Interlocutor.— Es una duda que tengo yo hace mucho tiempo.

Vicente.—  Bien,  entonces,  si  hay  paz  es  que  hay  un  contacto  dévico; ¿podemos suponer que estemos en estos momentos tan dentro del mundo dévico que sintamos la paz? Porque la paz siempre viene de una gran efusión de fraternidad; es decir que el hombre y el ángel son de idéntica naturaleza porque provienen de Dios; quizá tengan forma diferente como el reino animal, el reino vegetal y el reino mineral; todos pertenecen a la misma idea divina. Lo que me interesa a mí es crear un arquetipo humano, como los devas tienen su propio  arquetipo;  como  cada  reino,  cada  especie  de  la  naturaleza  tiene  su propio arquetipo de perfección, lo cual no significa que sea una meta rígida, sino que va evolucionando el arquetipo también a través de las edades. Entonces, a la pregunta de sí el hombre y el deva son de la misma naturaleza se puede contestar que sí; ahora, lo que varía es la forma, porque el individuo o el ser humano tiene una forma cualificada para expresar ciertos impulsos naturales; y el deva, el ángel, está cualificado para otra serie de impulsos o reacciones del espacio provenientes del éter. Bien, entonces lo que significa esto es que lo que hay que buscar en todo caso es el equilibrio entre el hombre y el ángel para encontrar la paz y, entonces, si hay paz, para mí está todo dicho. Yo, cuando siento que hay paz, pierdo los argumentos, porque no quiero perder el éxtasis de la Paz, por tanto, si Uds. me lo permiten, yo haría ahora el silencio.

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