Bajo las aguas cristalinas de la isla Mauricio duermen desde hace millones de años los restos de un continente perdido, que nada tiene que ver con los ensueños de la Atlántida. Un grupo de científicos ha confirmado el hallazgo bajo el océano Índico de rastros de la desintegración del supercontinente Gondwana, hace 200 millones de años, para dibujar la actual faz de la Tierra. El descubrimiento se produjo a partir de que sobre la superficie de Mauricio, una isla volcánica joven -de apenas nueve millones de años de edad-, había rocas (zircono) que databan de hace 3.000 millones de años. Y eso no era normal.
Los restos hallados ahora bajo el océano Índico (y sobre Mauricio) son un pedazo de corteza que fue posteriormente cubierto por lava joven durante las erupciones volcánicas en la isla. Los investigadores están convencidos de que se trata de una pequeña pieza del continente antiguo, que se rompió desde la isla de Madagascar, cuando África, la India, Australia y la Antártida se separaron y formaron el océano Índico, según una investigación que se ha publicado en Nature Communications.
El geólogo Lewis Ashwal, de la Universidad de Wits, autor principal de la investigación, y sus colegas Michael Wiedenbeck, del Centro Alemán de Investigación para las Geociencias (GFZ), y Trond Torsvik de la Universidad de Oslo, han descubierto que un mineral, el zircono, se encuentra en rocas arrojadas por lava durante las erupciones volcánicas. Los restos de este mineral eran demasiado antiguos para pertenecer a la isla de Mauricio.
"La Tierra está formada por dos partes: los continentes, que son viejos y los océanos, que son jóvenes". En los continentes se encuentran rocas de más de 4.000 millones de años, pero no hay nada parecido en los océanos, Es donde se forman nuevas rocas ", explica Ashwal. "Mauricio es una isla, y no hay roca de más de nueve millones de años en la isla, sin embargo, al estudiar las rocas de la isla, hemos encontrado zircones que son tan viejos como 3.000 millones de años".
Los zircones son minerales que se producen principalmente en granitos de los continentes. Contienen trazas de uranio, torio y plomo, y debido al hecho de que sobreviven muy bien al proceso geológico, contienen un rico registro de procesos geológicos y pueden fecharse con gran precisión.
"El hecho de que hayamos encontrado zircones de esta edad demuestra que en Mauricio existen materiales de la corteza terrestre mucho más antiguos, que solo pudieron originarse en un continente", dice Ashwal.
Esta no es la primera vez que zircones de miles de millones de años se han encontrado en la isla. Un estudio hecho en 2013 ha encontrado rastros del mineral en la arena de la playa. Sin embargo, este estudio recibió algunas críticas, incluyendo que el mineral podría haber sido soplado por el viento, o llevado en los neumáticos del vehículo o los zapatos de los científicos.
"El hecho de que encontramos los zircones antiguos en la roca (traquita de 6 millones de años), corrobora el estudio anterior y refuta cualquier sugerencia de zircones aerotransportados o transportados por las olas para explicar los resultados anteriores", agregó Ashwal. Este sugiere que hay muchas piezas de varios tamaños del "continente desconocido", colectivamente llamado Mauritia, extendido bajo el océano Índico, restos de la desintegración de Gondwana.
"De acuerdo con los nuevos resultados, esta ruptura no implicó una simple división del antiguo supercontinente de Gondwana, sino más bien una fragmentación compleja que tuvo lugar con fragmentos de corteza continental de tamaños variables dejados a la deriva dentro de la cuenca del océano Índico en evolución".
Gondwana era un súper continente que existía hace más de 200 millones de años y que contenía rocas de 3.600 millones de años, antes de dividirse en lo que hoy son los continentes de África, América del Sur, Antártida, India y Australia. La división se produjo debido al proceso geológico de la tectónica de placas. Este es el proceso donde la cuenca del océano está en movimiento continuo, y se mueve entre 2 cm y 11 cm por año. Los continentes montan sobre las placas que componen el fondo oceánico, lo que provoca el movimiento de los continentes.