Si de veras quieres ayudarme:
No camines por mí, déjame caminar por mi camino;
No hables por mí, déjame hablar y escúchame;
No decidas por mí, déjame elegir y respeta mis decisiones;
No te arrojes al agua por mí, déjame que aprenda a nadar;
No me impongas tu experiencia, déjame hacer la mía;
No aciertes por mí, déjame aprender equivocándome;
Porque yo crezco más con mis errores que con tus aciertos.
Gentileza, Marian Benedit
(Vida Positiva)
ESO ES LO QUE HACE NUESTRO PADRE CELESTIAL CON NOSOTROS, PERMITE QUE NOS EQUIVOQUEMOS, Y QUE APRENDAMOS DE CADA EXPERIENCIA QUE TENGAMOS, PARA QUE LUEGO RECAPACITEMOS Y ENMENDEMOS.
ARACELI
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