"Isaac sembró en aquel lugar y recogió muy buena cosecha, pues el Señor lo bendijo. Se hizo muy rico y llegó a tener muchas posesiones y los filisteos le tuvieron envidia"
Se ha definido la envidia como:Tristeza de lo que nos falta.
Disgusto que causa el bien ajeno. Deseo rabioso de tener lo que otro posee.
Un deseo que es mas bien codicia. Y la codicia va más allá de simplemente admirar lo de otro o pensar: "Me gustaría tener eso". La codicia incluye resentirse por el hecho de que otros poseen lo que uno no tiene. Bien dicen: "La envidia es una ramera con la cual, tarde o temprano se acuestan los resentidos".
Un deseo consumidor de querer que todos sean un poco menos prósperos que uno. Dicen que las cestas que usan para transportar cangrejos no necesitan tapas debido a que los mismos cangrejos se empeñan en que todos sus compañeros estén en el fondo del canasto. Cangrejo que trata de escalar las paredes del canasto, es cangrejo que los demás tumban agarrándolo de las patas con sus tenazas. Su filosofía pareciera ser: "O todos en la cama o todos en el suelo". ¿Le parece familiar esa conducta? Una especie de odio moroso, sordo e interno. La envidia es una cobardía propia de los débiles, un odio impotente, una incapacidad manifiesta de competir. Los envidiosos no son gente de altura y por eso no hacen sombra; las bajezas dan ruindad y la envidia es bajeza.
La envidia es una confesión de inferioridad y es el resultado de la inseguridad personal. A veces el envidioso tiene méritos pero es acomplejado, brilla como el sol y siente celos de una vela.
Los envidiosos no están contentos consigo mismos y por eso están descontentos con los demás. Como no se aman, no aman. Serían felices si dedicaran a su mejoramiento esas energías que malgastan en la ironía y en la crítica destructiva.
El apóstol Pablo pone en la lista negra los pecados que llevan al hombre a la condenación, a la envidia misma:
"Y manifiestas son las obras de la carne, que son: Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os le he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios". Gálatas 5:19-21
Seguramente Pablo no se equivocó al poner en la lista de las obras del hombre pecador a la envidia en la misma clase, juntamente con el más negro crimen, al lado de toda suerte de concupiscencia, de las hechicerías, de los homicidios y las borracheras. No podemos decir que ésta clasificación que el apóstol, inspirado por el Espíritu Santo, le da a la envidia es injusta. La muerte de Cristo en el Calvario, si se tiene en cuenta que fue causada por la envidia, Mateo 27:18 revela lo que es y lo que puede hacer este pecado monstruoso.
Un resentimiento que surge debido a las cualidades, posesiones o posición de otro. Cada moneda obtenida basada en dolor y sacrificio, de parte de la gente laboriosa y honesta, es una espina aguda en el costado y en la conciencia de los envidiosos y haraganes.. Génesis 26: 12-14
La envidia es una de las peores maldades que puedan existir en el corazón humano, y es una de las más funestas en sus consecuencias.
La envidia y el placer nunca se hallarán juntos. Donde reina la envidia, donde no hay liberalidad, no puede vivir la virtud. No es posible tener una personalidad agradable y equilibrada y albergar al mismo tiempo envidia en el corazón. La envidia es para el que la posee, como un grano de arena en el ojo. En el libro de Job se lee: "…Al codicioso lo consume la envidia". Job 5:12



"La lámpara muy abajo es derribada por los niños,
y muy alta es apagada por el viento"
B e n d i c i o n e s !!!