“Parece que no le gustó. ¿Puedo preguntar por qué?” le preguntó Bob Welch a una estudiante en su clase de Elaboración de Informes. “Porque usted es parte de los medios de comunicación liberales”, le dijo la estudiante. “Tendrá al resto de la clase engatusado, pero no a mí.” “¿Y por qué es eso?” preguntó el profesor. “Por qué soy cristiana,” le dijo con petulancia.
Con esta revelación, Bob quiso decirle. Ah, mantengámoslo como nuestro secretito. El profesor de la Universidad de Oregón, quien era un creyente en Jesús, le había pedido a la joven que se quedara después de clases porque ella lo había reprendido delante de los demás estudiantes. Ella se quedó y reveló lo que había en su corazón.
El profesor Welch escribió en la revista -El Cristiano de hoy- “En ese instante supe lo que era para los no creyentes encontrarse con el cristiano en su momento más feo. Supe cómo se sentía ser “el enemigo.”
Es tan fácil centrarnos en quienes pensamos que son nuestros enemigos, aquellas personas que son antagónicas a nuestros valores y creencias. Una joven metió a su profesor en el mismo saco junto con un grupo al que ella despreciaba. Pero, como a veces lo hacemos, ella hizo una grave mal interpretación.
Leamos algunas palabras útiles del apóstol Pablo para re-alinearnos con la realidad. “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra ... las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Estas palabras son una epifanía que nos permite ver a las personas de la manera en que Jesús las ve. Él reconocía que la batalla de la vida es, en última instancia, entre Dios y Satanás. El maligno ha cegado los ojos de las personas.
Jesús tuvo compasión de aquellos que estaban perdidos en las tinieblas espirituales. Citando un pasaje de Isaías, Él quería que ellos “vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón,” para poder sanarlos (Mateo 13:15).
Las personas pueden actuar feo, pero no son el enemigo. Tiéndeles la mano en amor y verdad y ayúdalas a que queden sanadas del enemigo que las ha cegado.
"Nuestra batalla con los demás es acerca de Satanás."
Reflexiona:
1. ¿Por qué me es tan difícil ver mis luchas con los demás desde un punto de vista espiritual?
2. ¿Qué sucederá si comienzo a ver a los enemigos de Jesús a través de sus ojos?