El cuidador desconocido
"Se levantó, pues, David de mañana y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga cómo Isaí le había mandado." 1 Samuel 17:20.
La historia bíblica de David y Goliat es bien conocida. Empieza con el joven pastor que deja su trabajo de cuidador de ovejas para llevarlos comida a sus hermanos mayores en el campo de batalla. Los israelitas y los filisteos peleaban en el valle de Ela. Llegado David, cumplió su misión de entregar lo mandado por su padre cuando se percató del desafío lanzado por el gigante Goliat hacia los israelitas. El gigante gritaba "dad me un hombre que pelee conmigo" 1Sam. 17:10. David sintió un fuerte deseo de responder al clamor del gigante y pelear contra él. Eliab su hermano "se encendió en ira contra su hermano y dujo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quien has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido" 1 Sam. 17:28. La burla de Eliab nos hace pensar en el guardián desconocido que reemplazaba a David en el campo.
Recibido el encargo de su padre, David preparó enseguida el viaje. Pero antes de ir, david se mostró responsable en cuanto a los animales que temía a su cargo. Dejó las ovejas a cargo de un cuidador cuyo nombre no es revelado. Eliab consideró al trabajo insignificante pero era un trabajo importante para los propósitos de Dios. El guardián formaba parte del plan que Dios tenía en mente. Su actuación dejo libre a David para salir a servir a su padre, a sus hermanos, y a la misma nación. La gran victoria conseguida por David quedó registrada en la historia de Israel, y en parte fue hecha posible por la colaboración de un cuidador desconocido.
En la obra para evangelizar al mundo, hay algunos que salen al frente de la batalla, mientras otros se quedan en "casa" apoyando al enviado. Todos forman parte de la misma operación, algunos predicando, otros orando y proveyendo lo necesario para que el enviado cumpla con su misión. David ganó la batalla y su nombre es bien conocido, pero el nombre del guarda ha quedado en el anonimato. De todas maneras todos compartieron la alegría por lo que hizo David. En la obra que el Señor nos ha entregado, cada uno tiene su parte y cada uno tendrá su premio ante el tribunal de Cristo.