El quinto mandamiento
"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo cómo a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22:37-40).
Con el quinto mandamiento entramos a lo que se llama comúnmente la segunda tabla de la ley. La primera nos habla de nuestro deber para con Dios; la segunda, de nuestro deber hacia nuestros prójimos. Por eso el mandamiento más grande es amar al Señor nuestro Dios con todo el corazón y la mente. Si lo amamos no tendremos problemas para obedecer los mandamiento de la primera tabla.
El segundo mandamiento más importante es amar al prójimo cómo a uno mismo. Si lo hacemos no tendremos problemas con los mandamientos que rigen nuestra conducta social y que son los que están en la segunda tabla.
Los prójimos más cercanos que tenemos son nuestros padres. Durante los primeros años del niño, los padres están en lugar de Dios. De ahí que la desobediencia y la falta de respeto a los padres equivale a la desobediencia y falta de respeto para Dios. Se debe a los padres mayor grrado de amor y respeto que a ninguna persona. El que desecha la legítima autoridad de los padres, desecha la autoridad de Dios. En la base de este mandamiento, está el respeto a la autoridad:El hombre fue creado para vivir en sociedad. No se puede vivir en sociedad si no autoridad y orden. La forma más sencilla sociedad es el hogar. La forma más simple de autoridad son los padres. Cuando los hijos son educados para honrar a los padres, van a honrar cualquier otra autoridad: La de la Iglesia, la del colegio.
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