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De: silvy7777 (Mensaje original) |
Enviado: 30/01/2011 00:05 |
¡Libres!
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. Romanos 6:14.
Ni siquiera el azul esmeralda del mar del Caribe es capaz de arrancar la tristeza de su corazón.
Olavo mira al mar, y su visión se pierde en el Infinito, en aquel punto
donde parece que el cielo y el mar se vuelven una sabana de terciopelo
que se eleva hacia alturas insondables.
¡Cielo! ¡Ah, cielo! Qué distante le parece; tan ajeno. Él no merece nada
de eso. Su vida, llena de errores, lo atormenta de forma implacable.
Últimamente, no logra dormir: el martilleo de la conciencia lo golpea de
día y de noche. Se siente sucio, pecador, inmundo.
Olavo ignora que todos los seres humanos estamos condenados, porque
todos pecamos. No hay justo, ni siquiera uno. La paga del pecado es
muerte: no hay salida para la tragedia humana. Mejor dicho, no la
habría, si no fuese por el amor maravilloso de Dios, que permitió que el
Señor Jesucristo se hiciese hombre y viniese a este mundo, a morir en
lugar del pecador.
En la cruz del Calvario, Jesús pagó, con su muerte, el pecado de todos
los tiempos, de todos los seres humanos. Lo único que necesitas hoy es
apoderarte de ese sacrificio, y aceptarlo como tuyo.
¿Cuánto pagas por eso? Nada; absolutamente nada. Es de gracia. Gracia es
el don de Dios mediante el cual aceptas la salvación, sin merecerla.
Por causa de su misericordia, no recibes lo que mereces: la muerte; por
su gracia, recibes lo que no mereces: la vida. La ley dictamina: “El que
pecare ciertamente morirá”. La gracia proclama: “Tú pecaste y mereces
morir, pero Jesús sufrió la muerte que merecías y, si crees en él, eres
salvo”.
Cuando no conocías a Jesús, estabas bajo la condenación de la Ley; al
aceptar al Señor como tu Salvador, ya no vives más bajo la Ley sino bajo
la gracia. La gracia no te libera de la Ley; te libera de las
consecuencias del pecado, de la condenación de la Ley. La gracia existe
porque existe la Ley; si acabas con la Ley, acabas con la gracia.
Hoy puede ser un día diferente en tu vida. Un día de gracia, de amor y
de misericordia. Hoy puede ser un día sin el tormento de la culpa; un
día de libertad, de victoria y de realización. Las cosas viejas
pasaron. Con Jesús, todo puede empezar de nuevo. Cada día es una nueva
oportunidad de victoria, “porque el pecado no se enseñoreará de
vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia"
DIOS TE BENDIGA
CON AMOR
SILVYNA
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