LA SALVACIÓN
La necesidad de la Salvación.
Todos los hombres y mujeres, desde la caída de Adán, nacemos en un estado de muerte espiritual. Ninguna persona por su naturaleza muerta, ni puede, ni quiere volver a Dios. Nadie puede por sí mismo obedecer a Dios o tener fe en Cristo. (Lea: Jn. 5:40; 6:44; Rom. 3:9-19; 5:12; Efe. 2:1-3).
La causa de la Salvación.
Desde antes de la creación. Dios escogió a muchas personas después de la caída de Adán para salvación. Aquellos que Él escogió merecen tanto la ira de Dios cómo todos los demás que no fueron escogidos. Sin embargo, Dios los escogió en Cristo y decidió salvarles, y esto ciertamente hará. (Lea: Efe. 1:3-6; 2 Tesa. 2:13-14.)
La Obra de Salvación.
El Señor Jesucristo murió cómo un sustituto de los que fueron elegidos por Dios. Con su sangre pagó por nuestros delitos y pecados. Nos redimió de la maldición de la ley y obttuvo redención eterna para nosotros. Por su muerte Cristo infalible y justamente aseguró la salvación de todos aquellos que el Padre le dio para representarles. (Lea: Jn. 10:9; Rom. 3:24-26; Gál. 3:13; Heb. 9:12).
El medio de la Salvación
Dios el Espíritu Santo llama efectivamente a cada pecador escogido y redimido. Él logra esto por medio de la predicación del evangelio. Da Vida a los elegidos y los vuelve a Cristo, dándoles arrepentimiento y fe. Por Su Gracia todopoderosa Dios los hace nuevas criaturas en Cristo. (Lea: Sal. 65:4; 110:3; Efe. 2:1-8).
La Certeza de la Salvación.
Dios guarda a todos a quienes Él ha escogido y redimido por Cristo, y los llama por el Espírtu Santo. Los cuida y los sella por su Gracia. Nunca quitará la Gracia que ha dado. Nunca anulará la fe que ha dado. Los que han nacido del Espíritu y conservan el Espíritu nunca pueden perderse. Serán preservados porque son guadados por el poder de Dios por la fe. (lea: 1 Ped. 1:5; Jn. 10:27-30; Fil. 1:6).
Conclusión:
Creo que Cristo es tanto el tema cómo el propósito del Evangelio. Toda la Bilbia habla de Él. En Él está la esperanza de cada hijo de Dios. Cada apecto de la salvación desde el principio (la elección) hasta el fin (la glorificación) es solamente por la Gracia de Dios. Nadie puede, ni debe atribuir su salvación a su propia voluntad, su obra o mérito. " Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios" Efesios 2:8.
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