Vencedores Inmunes a
la adversidad
"Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová" Isa. 54:17.
Muchas veces cuando las personas se acercan a Dios piden paz, pero en realidad lo que quieren es tranquilidad, es decir, ambas cosas son diferentes y distan mucho la una de la otra.
Hay personas que se asombran de que siempre los problemas siempre estén en su vida y que de continuo anden batallando por ello, y quisieran tener cómo señal de que Dios esta en sus vidas el hecho de vivir sin problemas, pero esto no está escrito ni prometido en la Palabra de Dios.
La palabra de Dios nos habla de que tenemos un enemigo, el cuál anda cómo leon rugiente (1 Pedro 5:8), es decir, que nos va a causar tantos problemas cómo pueda para que claudiquemos en nuestra fe, para que enfoquemos muestros pensamientos y nuestra alma en los problemas mismos y no en nuestro Salvador el que nos libra de ellos.
La Biblia nos habla de que somos un pueblo de vencedores "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:37). ¿Pero cómo podemos ser vencedores si no hemos vencido a nadie?, por ello Dios permite que el enemigo nos pueda atacar para que podamos depositar nuestra confianza en Él, y poamos demostrar a nuestro enemigo que es Cristo quien nos respalda.
Aunque ud. no lo crea, los problemas nos sirven mucho, forjan nuestro carácter, la Biblia nos promete que cuando venga Cristo por segunda vez a la tierra, gobernaremos juntamente con Él, por ello tenemos que tener un carácter cómo Cristo, pero a la vez una conciencia de que ese carácter no fue dado por Él, para que no nos olvidemos de quien es.
Por tanto, la Palabra de hoy es una garantía, con la cuál nos podemos alegrar ante los problemas, ya que ninguno de ellos nos puede verdaderamente afectar (al menos que nosotros lo permitamos), aún la enfermedad, recuerde que lo que quiere nuestro enemigo es nuestra muerte, no la física, sino la espiritual, si no somos capaces de confiar plenamente en Aquel que nos da la vida eterna. entonces no sólo moriremos físicamente y nos perderemos eternamente, y nos perderemos la oportunidade de vivir en la eternidad con Cristo, además que habremos desperdiciado la sangre que derramo por nosotros en la cruz.
Vidadedores