El Cristo que no cambia
EL CAMBIO ES un tema básico en el libro de los Hebreos. después de discutir el cambio de mediadores, pactos, ordenanzas y sacerdocio, el escritor presenta en el capítulo 11, una lista de hombres fieles en la historia bíblica que habían pasado por un mundo transitorio si encontrar lo que ellos buscaban. (Hebreos 11:13). "Conforme a la fe que murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirandolo de lejos, y creyéndolo, y saludandolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos en la tierra".
En Hebreos 13:7 el escritor exhorta a los loa hebreos a la fidelidad haciendo referencia a los maestros que ellos habían tenido: Acodaos de vuestros pastores que os hablaron de la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado el de su conducta, e imitad su fe".
Quizá con preocupación el escritor escribe estas palabras contemplando el cambio que se estaba operando en la vida de uno de los maestros. Pero en el versículo siguiente exclama "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos". No todo cambia. Jesucristo permanece.
Considere al Cristo que no cambia en relación al mundo cambiante en el cual vivimos. De hecho, la palabra más característica de este mundo transitorio es "cambio". Las cosas de este mundo pasan. Nuestro señor enseñó que todas las cosas están sujetas a corrupcción por la polilla y el moho. El paso constante del tiempo trae el cambio entre el día y la noche, entre una estación y la otra Las ciudades hermosa caen en ruina. Cambio y decadencia es todo lo que nuestros ojos contemplan. Pero de en medio de las ruinas causadas por el pasar del tiempo se alza una prominente figura, Jesucristo, el mismo ayer, hoy, y para siemore.
¿Creemos verdaderamente que Cristo es el mismo por siempre? ¿Creemos que Él pemanece a pesar de los cambios de este mundo? ¿Creemos que Él se sacrificó por nosotros y que en Él podemos encontrar la sabiduría, el poder, y la gracia que necesitamos para trasladarnos de esta vida nuestra casa celestial? ¿Creemos que el perfecto amor de nuestro Dios y su amistad son invariables? ¿Lo hemos aceptado de corazón en nuestras vidas? ¿Podemos decir: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora lo vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" Gál.2:20.
Resumamos la superiodidad e inmutabilidad de Jesús. Él es la última palabra en ética, porque Él depositó en su propia vida su realidad interna. Él es la última palabra en la vida porque vivió de tal manera que pudo decir: "Yo soy el camino. y la verdad, y la vida; madie viene al Padre sino es por mí" Juan 14:6.
¡Si! Jesús permanece, Él es sin fin. Su gloria no desaparece. Él es el Salvador, y la vida de los hombres. Él no puede ser reemplazado por los insignificantes logros de los siglos. En un mundo en el cual Beethoven, Shakespeare, Miguel Angel Rafael, Bacón, Faraday, etc., mantienen su lugar, es cierto que nuestro bendito Señor y Salvador Jesucristo no puede ser superado. Su grandeza y majestad se remontan desde antes de la existencia del mundo, y sus riquezas son inexhaustibles.
Veinte siglos después podemos decir con fe firme:
"JESUCRISTO ES EL MISMO AYER, Y HOY, Y POR LOS SIGLOS" Hebreos 13:8.
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