Hoy me gustaría hablarles sobre la adoración, muchos creen que la adoración es el momento

sublime que viene después de alabar a Dios, que es cuando empezamos a entonar cantos de

"adoración". La alabanza es parte de la adoración, pero adorar no es cantar solamente, es

mucho más que eso, es tan importante la doración para Dios, que Él está buscando

adoradores.

"Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora que viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén

adoraréia al Padre" Juan 4:21. "Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo

que conocemos, porque la salvación viene de los judíos" Juan 4:22. "Mas la hora viene, y

ahora es, cuando los verdadores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también

el Padre tales adoradores busca que le adoren" Juan:23. "Dios es espíritu; y los que le adoran

en espíritu y en verdad es necesario que le adoren" Juan 4:24.

Para adorar hay que ofrendar nuestra vida

Adorar a Dios es rendirle homenaje por lo que Él es, pero esto no quiere decir sólo alabanza,

veamos en la Escritura algunos adoradores y veremos lo que es adorar en espíritu y en

verdad. La Escritura nos narra en Génesis 22 la prueba que Dios le hizo a Abraham le pidio

que le entregara lo que más amaba, y Abraham obedeció y dijo a sus siervos:

"Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos

hata allí y adoraremos, y volveremos a vosotros" Génesis 22:5.

Notemos que Abraham e Isaac iba a adorar, por una parte Abraham iba a entregar a Dios lo

que más amaba, y por otra parte Isaac aceptaba ser ofrecido como ofrenda a Dios, aquí

vemos un elemento principal de la adoración como es dar ofrenda a Dios, si adoramos a Dios

entonces le rendimos ofrenda como homenaje, esto lo vemos en la Escritura:

"De la región mas allá de los ríos de Etiopía me suplicarán; la hija de mis esparcidos traerá

mi ofrenda" Sofonias 3:10.

Hay un dato interesante que adorador se dice en hebreo athar que significa "incienso

aromático, olor fragante, nube de aroma". Isaac adoró, con su propia vida, él se estaba

ofreciendo como una ofrenda agradable a Dios, esto era una figura del sacrificio de Cristo:

"Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros,

ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante" Efesios 5:2.

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Myriam