""Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te deampararé. Esfuerzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra que juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas" Josué 1:5-7.
¡Qué cosas! Mis padres nacieron ambos en el mes de Julio y partieron hacia la Eternidad en el mes de Octubre de distintos años, pero nunca dejo de llamadme poderosamente la atención esta notable coincidencia. Cómo si Dios el Autor de la vida, quisiera decime algo al respecto.
En Octubre de 2009, mi madre pertió a la presencia del Señor, en lugar de un "funeral", ella tuvo una DESPEDIDA, que es otra cosa bien distinta. No fue un desgarrador "hasta siempre", sino un emotivo y esperanzador "hasta luego" en la más absoluta certeza de que nos vamos volver a ver. Esta esperanza, esta certeza, fue de gran consuelo y ayuda cuando mucha gente que no entendía esto nos hacia llegar su "pésame" por la "pérdida".
Este recuerdo afloró en mi mente , cuando recibí esta frase de autor anónimo que atentamente una amada hermana me hizo llegar a través del correo electronico:
"La muerte no es el extinguir la luz de un cristiano, sino el apagar la lámpara porque ha llegado el amanecer."
Muchas personas viven lamentando la partida de un ser amado. Y suficientes razones para hacerlo tienen. A veves la partida de un ser además de amado, necesitado; lo cual empeora las cosa y hace aú más dificultoso tan lamentable trance.
La partida hacia la Eternidad de Moisés, significó lo mismo que se habla en este mensaje, para Josué.
Sin embargo, la esperanza del reencuentro y las palabras de aliento procedentes de nada menos de Dios; aportan el consuelo, las certezas y la fortaleza que tanto Josué como usted y yo necesitamos.
Toda vez que tu pueblo es tu familia y por la Gracia, nuestra fe nos es contada como justicia y cumplimiento de la Ley. Josué fue quién con el poder de Dios derribo los muros de Jericó.
"Por la fe cayeron los muros de Jericó
después de rodearlos por siete días"
(Hebreos 11:30)
¡ANIMO! ¡Si un ser querido apagó su lámpara, es porque llegó su amanecer!
A tí aún te quedan muchos muros que derribar. Esfuérzate y sé valiente, te dice Dios. Te bendecirá y te acompañará.