Decir si (cuando queremos decir no)
"Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y
predicaba diciendo así: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida"
Jonás 3:4.
Estando en el vientre de una ballena, Jonás se consagró al propósito
del Señor. Pero el libro de Jonás no termina en cuanto a las
consecuencias de la desobediencia, no termina cuando Jonás obedece
a Dios. El libro finaliza cuando él reconce que no quería la tarea, y
con la reprensión del Señor por sus razones egoistas. Jonás temía a los
nivinitas, que eran una amenaza para el pueblo judío, podía, en verdad
arrepentirse, y entonces el misericordioso Dios de Jonás
no los desruiría. El renuante profeta reconoció que quería verlos
exterminados: "Por eso (para impedir su salvacion) me apresurré a huir
a Tarsis Jon. 4:2. Cuando el Señor cambió de parecer. el viaje de Jonás
fue un éxito para todo el mundo, menos para él.
Los creyentes se resisten a hacer la voluntad de Dios por muchas
razones, A veces, aunque no nos gusta confesarlo, decimos no porque
no nos gusta el resultado probable de la obediencia. Perdiendo de vista
las cosas espiritualmente importantes y concenrtrando en nuestros
propios deseos y bienestar.
Nuestra infelicidad, no es razón para oponerse al plan de Dios. Si el
Si el Señor nos llama a actuar. Él se encargará de los resultados.
Nuestra obligación es obedecer.
¿Qué forma de egoismo le está impidiendo obedecer al Señor? Quizás
está demasiado enojado enojado (a) para tratar de salvar a su matrimonio,
o demasiado herido (a) para aceptar el regreso al hogar de un hijo
arrepentido. Pero no debemos ser gobernados por nuestros
sentimientos. Su deber es obedecer.El resultado final podría
sorprenderle, particularmente por lo bendecido (a) que será por
haber obedecido al Señor.
Ministerio Internacional
-Fuente de Vida--
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