Cultivando el alma
Cultivar el alma es similar a la preocupación que tiene un jardinero con
las plantas. Quiere que sea un lugar de belleza que recrea la vista. El alma cultivada
espiritualmente da alegría a Dios. Por eso es importante. Por eso es importante
preocuparse diariamente de este asunto.
"Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te
salvarás a ti mismo y a lo que te oyeren" 1 Timoteo 4:16.
Pablo el apóstol animó a Timoteo a enseñar a los hermanos. Le aseguró que si así lo
hiciera "serás un buen ministro de Jesucristo" 1Timoteo 4:6. Al cumplir con el
encargo sería evidente que Timoteo estaba nutrido "con la palabra de la fe y de la
buena doctrina". Cuándo un cristiano se preocupa por su salud espiritual, es como
un jardinero que cultiva el jardín de su alma para que haya fruto y belleza que
agradan a Dios. hay una necesidad diaria de cultivar la vida que ya tenemos en el
alma. Jeremías el profeta relató su experiencia: "Fueron halladas tus palabras, y yo
las comí; y tu palabra me fue por gozo y alegría de mi corazón" Jeremías 15:16. La
Palabra de Dios es vista como comida sólida y como leche que se toma. "Desead
como niños recien nacidos, la leche natural no adulterada, para que por ella
crezcáis para salvación" 1Pedro 2:2.
"Ejercitate para la piedad" es otro encargo de Pablo para que Timoteo cultivara la
vida espiritual en su interior. Vea 1Timoteo 4:7. La piedad es la virtud que basada en
el amor a Dios, produce ´devoción a Él y amor al prójimo. Tal amor se ve en actos de
cariño y compasión. Ejercitarse para la piedad significa que todo esfuerzo debe ser
orientado para reflejar el carácter de Dios. El ejercicio corporal contribuye al bienestar
del cuerpo, pero el ejercicio espiritual produce más provecho. "La piedad para todo
aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera" 1Tim. 4:8.
"Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos" V.9.
¿Cómo puede uno atender el cultivo del alma para que sea un lugar agradable para
Dios? El alma cultivada produce "flores de belleza" para el ojo de Dios. Por ejemplo,
la flor de la humildad es una actitud de corazón que nos lleva a reconocer que
nuestro Dios es la fuente de toda bendición. Aprendemos también que Dios quiere
ver un corazón compasivo que nos lleva a sentir la necesidad de otros y responder
ante ella. El amor sensibiliza y no paraliza. Dios aprecia al que sabe sentir con el
necesitado. Dios busca constancia en nosotros, como un compromiso diario para estar
en comunión con Él. La formación espiritual es un proceso. "Así que, hermanos míos
amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo
que vuestro trabajo en el Señor no es en vano" 1 Cor. 15:58. Dios desea que vivamos
por fe. La oración es basada en esta virtud. Es la práctica de cultivar el hábito de poner
al Señor en peimer lugar. Esto significa que debemos dejar los asuntos de nuestra
vida en las manos de Él. Sansón, Saúl y Salomón no lo hicieron y tuvieron una vida
triste al final. José, Daniel, y Ester eran todo lo contrario, y apreciamos la fragancia la
fragancia su testimonio hasta el día de hoy. Supieron cultivar lo espiritual en su alma.
Sirve como ejemplo para nosotros.
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