"Y aún aquí tiene autoridad de los
principales sacerdotes para prender
a todos los que invocan Tu nombre.
El Señor le dijo: Ve, porque vaso
escogido me es este, para llevar mi
nombre en presencia de los gentiles, y
de reyes, y de los hijos de Israel"
(Hechos 9:14-15).
En Hechos 9:15, vemos que Saulo de
Tarso fue un vaso escogido. Al leer las
Escrituras, tal vez no prestemos la
debida atención a la palabra "vaso", un
término espiritual importante. Un vaso
es un recipiente; por lo tanto es
diferente de una herramienta o de un
arma.
Las epístolas de Pablo dan mucho
énfasis a la palabra "vaso". Por ejemplo
Romanos 9:23 revela que Dios dios a
conocer "las riquezas de Su gloria sobre
los vasos de misericordia, que Él
preparó de antemano para gloria". En
Romanos 9, vemos que los seres
humanos fueron creados por Dios con
el fin de ser vasos que lo contengan. En
2Cor.4:7, Pablo menciona nuevamente
esta palabra: "Tenemos ese tesoro en
vasos de barro, para que la excelencia
del poder sea de Dios, y no de nosotros".
Cuando Dios salvó a Saulo de Tarso,
su intención era llenarlo consigo
mismo y hacer de él un vaso
extraordinario. En los escritos de Pablo,
vemos el desrrollo del significado
espiritual de la palabra "vaso".
Quizá Pablo haya aprendido de Ananías
que él había sido escogido para ser un
vaso. El Señor escogió a Saulo de
Tarso no solamente para que éste
fuera Su apóstol, Su siervo, Su
ministro, sino también Su vaso. Al
usar la palabra "vaso" en Hechos 9:15 el
Señor quería decirle a Ananías: "Saulo
me es un vaso escogido. Él me contendrá,
y su ministerio consistirá en transmitirme
al mundo gentil". Todos debemos ver la
importancia de que Saulo fuera un vaso
escogido.