Señor, ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes
y a no mentir para ganarme el aplauso delante de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la felicidad.
Si me das fuerza, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si transito tiempos de necesidad, no me quites
la dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de las cosas.
No me dejes culpar de traición a los demás por
no pensar como yo.
Enséñame a querer a la gente como a mi mismo y a no
juzgar a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la
desesperación si fracaso.
Más bien ayúdame a recordar que el fracaso es la
experiencia que precede al triunfo.
Recuérdame que perdonar es lo más grande
del fuerte, y que la venganza se la primitiva
señal del débil.
Si me quitas la fortuna, fortalece mi esperanza.
Si me quitas el éxito, concédeme fuerza
para aprender del fracaso.
Si yo faltara a la gente, otórgame el valor
para disculparme.
Si la gente me faltara, dame valor para perdonar.
Señor...si yo te olvidara, confío en Tu promesa.
"¿Se olvidara la mujer de lo que dio a luz, para
dejar de compadecerse del hijo de su vientre?
Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti"
Isaías 49:15.